En Sucumbíos, los militares realizan un operativo para detectar armas y explosivos. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Los cilindros de gas estaban repletos de explosivos. Eran cinco y fueron descubiertos bajo un plástico negro en medio de la vegetación de la selva ecuatoriana. Los militares los encontraron hace ocho días en un punto cercano al río Putumayo (Sucumbíos). Al parecer, todo estaba listo para detonarlos.
Investigaciones militares revelan que explosivos como estos llegan de contrabando y son usados por las FARC.
De las operaciones realizadas se descubrió que los insurgentes esconden y preparan los explosivos en puntos específicos de la frontera, como el Putumayo y el río San Miguel.
En este último sector, hace 10 días fueron decomisados al menos tres cilindros llenos de material ilegal.
Iban a ser usados en la selva de Colombia, contra de militares de esa nación. ¿Cómo son los ataques? Los guerrilleros usan tubos metálicos que tienen un alcance de hasta 300 metros. La detonación de un cilindro puede afectar a las personas que están a 50 metros a la redonda.
Por eso, los militares dicen que los controles en la frontera son intensos. Ayer, por ejemplo, fue deportado a Colombia Bartolomé Yague.
Él fue detenido el domingo pasado en Sucumbíos. Según las investigaciones, formaba parte de las FARC, era el encargado de la parte logística del Frente 48 de la guerrilla.
Es decir, proporcionaba armamento, municiones y explosivos a los insurgentes. En su contra pesaba una boleta de captura emitida por la Interpol. Tras su detención, Fiscalía y Policía realizaron allanamientos en su vivienda. Allí se habría encontrado armas, municiones, documentación y mercadería presuntamente de contrabando.
Desde febrero, mes que se reiniciaron los diálogos de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC tras un alto al fuego, en Sucumbíos se incrementó la presencia de explosivos y material detonante. Por eso, los controles a vehículos livianos, motos, camiones y buses interprovinciales aumentaron tras conocer que el material proviene de la frontera sur del país.
En los primeros seis meses de este año, los militares han decomisado 19 104 kilos de explosivos en el país. En el 2014, fueron 37 651 kilos.
En los controles también se han incautado de insumos y sustancias como mecha lenta, nitrato de amonio, tacos de dinamita, cordón detonante, pólvora, cápsulas ordinarias y eléctricas, granadas, morteros. (Ver infografía). Estos datos constan en un informe del Ejército al que accedió este Diario.
Esmeraldas es otro punto en donde los explosivos que se comercializan sin permisos también van a las FARC y a la minería clandestina. Hasta marzo de este año, los militares habían interceptado 13 kilos de material detonante. En esa provincia, los agentes han identificado que los cargamentos llegan vía terrestre y fluvial. La mafia usa lanchas para transportar los detonantes por los ríos, hasta llegar a zonas fronterizas.
Además, los investigadores han detectado el uso de explosivos en delitos perpetrados por el crimen organizado, como sicariato, ajustes de cuentas… En operativos antidelictivos montados en esa provincia, de enero a mayo fueron incautados 17 explosivos.
Otra realidad en el sur
Cargamentos similares han sido incautados en El Oro, Loja y Zamora Chinchipe. La diferencia con la frontera norte es que en el sur el material se usa para la minería ilegal. Los cargamentos llegan al Ecuador en autos livianos provenientes del Perú y Bolivia.
Por ejemplo, hace ocho días, en Santa Rosa (El Oro), los agentes hallaron explosivos en minas clandestinas. Entre las posibles evidencias estuvieron 115 tacos de dinamita, 81 cápsulas explosivas y 68 metros de mecha lenta.
En la incursión se hallaron armas y municiones. No fue el primer hallazgo de este tipo de material. En febrero se confiscaron 274 tacos de dinamita, 1 138 tacos de nitrato de amonio 400 metros de mecha lenta…
En Loja, los decomisos han sido múltiples. En enero, en un operativo montado en el cantón Calvas los soldados descubrieron tacos de dinamita, metros de mecha lenta y cápsulas ordinarias. Lo mismo ocurrió en abril, en el cantón Macará. Allí, los uniformados entraron en las minas y decomisaron explosivos, cápsulas ordinarias y
mecha lenta.
Los militares no son los únicos en controlar estas actividades ilícitas. La Agencia de Regulación Minera (Arcom) realiza operaciones frecuentes. Según informes de esa entidad, en el primer semestre de este año, en el país se realizaron 75 operativos, tres veces más que en el 2014. En ese año se ejecutaron 24 inspecciones.