Imagen referencial. Una persona tiene una prueba rápida para covid-19 el 5 de mayo de 2020 durante la nueva pandemia de coronavirus. Foto: AFP
Ninguna institución sanitaria lo reconoce como un medicamento avalado para la cura de enfermedades. Sin embargo, en redes sociales es publicitado como una de las opciones para frenar el avance del covid-19, ante la falta de un tratamiento comprobado. Se trata del dióxido de cloro o “suplemento mineral milagroso”.
Esta sustancia química tiene un color amarillento. Se usa comúnmente como blanqueador o para descontaminar superficies industriales, como pisos de fábricas.
Pablo Araujo, catedrático e ingeniero en Bioquímica, explica que está en la categoría de los agentes oxidantes que presentan una característica: son inflamables.
Si es inhalado puede provocar picazón en ojos, garganta y falta de aire. Si está en contacto con la piel puede causar irritación. “Es una sustancia peligrosa para el consumo humano”, es decir, no puede ingerirse bajo ninguna circunstancia.
Pero hay personas que lo han consumido o galenos que lo recomiendan como un tratamiento contra el covid-19.
Felipe Muñoz es parte del segundo grupo. Este médico tiene su consultorio en Guayas, una de las localidades más afectadas por la nueva cepa del coronavirus. Del total de casos confirmados hasta el 4 de mayo, más de 14 000 están en la provincia costera. También concentra los fallecimientos.
El 14 de marzo pasado, uno de los familiares de Muñoz presentó los primeros síntomas, entre ellos congestión nasal y fiebre. Luego de 12 días ya tenía dolor de cabeza y dificultades para respirar, relata el galeno en un video subido en su cuenta de Facebook.
Le aplicó varios medicamentos tradicionales, sin mayor éxito, por lo que optó por este producto. En este clip, que dura casi ocho minutos, Muñoz señala que ha atendido a varios de sus familiares y amigos con resultados positivos; al menos 100 conocidos. Esto también lo ratificó en una entrevista otorgada en un canal de Youtube, el 2 de mayo.
Este Diario se comunicó con el médico vía telefónica. No pudo atender la entrevista ya que, según indicó, se encontraba con pacientes.
En la plataforma digital, Muñoz detalló que “ha ensayado con dosis” que alcanzan las 50 ppm o partes por millón -unidad para determinar el rango de tolerancia-. Esta sustancia se coloca en un litro de agua. Luego de ello se suministra al paciente, por el lapso de dos horas. En ese tiempo -dijo- ya se siente una mejoría y en una semana el virus desaparece.
Los límites tolerables de exposición son de 0,1 a 0,3 ppm, aclara el bioquímico Araujo. Ese es el nivel de tolerancia de una persona hacia ese producto, por lo que incluso los trabajadores que lo manipulan usan trajes especiales. “Es impensable que alguien pueda medicarlo o consumirlo”.
Citado por BBC, Miguel Ángel Sierra Rodríguez, catedrático de Química de la Universidad Complutense de Madrid, coincide en que se trata de “un desinfectante comercial que en ningún caso debería ingerirse”. Y aseguró que “su efectividad contra el virus es nula”.
EL COMERCIO consultó a proveedores que ofrecen el dióxido de cloro en redes sociales. En medio de una llamada telefónica, el encargado explicó cómo funciona esta sustancia en el organismo, entre otras cosas, aseguró que el producto actúa como un “sanador de las células” dañadas por el virus. Su costo es de USD 45, incluido el envío. Este se concreta en 24 y 48 horas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) mencionó el 8 de abril que no hay “ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia, y presenta riesgos considerables a la salud de los pacientes”.
Ecuador no es el único país en el que se ha probado. En un hospital del sur de Bogotá se ejecutó un ensayo clínico en tres personas. Aún no se determina qué factores analizaron o si se siguieron protocolos de seguridad. Quienes participaron dieron su consentimiento y se encontrarían en buenas condiciones de salud, según la versión recogida por el diario El Tiempo, el lunes.