La joven de 20 años recibió una descarga de unos 27 000 voltios, al chocar con los cables de alta tensión de la red que alimenta al servicio de trenes de carga y de pasajeros. Foto: bagnet.org
La muerte le llegó después de que, el pasado 12 de noviembre del 2016, intentara tomarse una selfie (autofoto) sobre el techo del vagón de un tren de carga en movimiento, en la ciudad de Rostov del Don, en el sur de Rusia. La desgracia le vino encima cuando rozó unos cables de alta tensión que le causaron quemaduras de gravedad en el 50% del cuerpo.
Karen Gilmar Hidalgo Ortega, joven ecuatoriana de 20 años, terminó sus días de esa manera trágica. Originaria de El Chaco, en la provincia del Napo, cursaba estudios en el Centro Hispano-Ruso de la Universidad Federal del Sur, en Rostov del Don.
Pereció pese a que los médicos de la localidad que la atendieron lucharon varios días por su vida. La gravedad de las quemaduras hizo inútiles los esfuerzos de los galenos, según informó el diario Rossiiskaya Gazeta (RG).
La versión también fue confirmada en un comunicado que tiene la firma de Natalia V. Karpóvskaya, representante del Rector de ese centro superior de estudios.
En su nota, Karpóvskaya también hizo un llamado a los estudiantes, para que no corran riesgos como los que le costaron la vida a la alumna ecuatoriana. Porque aparte de las selfies sobre trenes en movimiento, la representante del Rector de la Universidad Federal del Sur alertó de otra práctica igualmente peligrosa: los saltos desde los ascensores de las residencias estudiantiles.
Además, la también directora del Centro Hispano-Ruso de la Universidad Federal del Sur expresó las condolencias a los familiares de la joven ecuatoriana y a los miembros de la asociación de alumnos originarios de países iberoamericanos que estudia en esa institución.
En forma paralela, el personal de la Policía de Tránsito local que investiga las circunstancias de la muerte de la joven de 20 años también explicó otro detalle a RG. La estudiante, con seguridad, recibió una descarga de unos 27 000 voltios, al rozar con los cables de alta tensión de la red que alimenta al sistema de trenes de carga y de pasajeros. Es más: una persona puede recibir semejante descarga si se halla a menos de dos metros de los cables de alta tensión, sin necesariamente tocarlos, según explicó la Policía.
Las selfies en trenes en movimiento se han vuelto una de las ‘distracciones extremas’ para algunos jóvenes, no solo en Rusia, sino en otros países.