La Junta Provincial habilitó los casilleros para las 18 organizaciones políticas de Azuay. Foto: Cortesía Junta Provincial Electoral
El proceso de calificación de los candidatos provinciales para la Asamblea Nacional terminó. La Junta Provincial Electoral (JPE) de Azuay calificó a los 90 aspirantes principales y a sus suplentes, quienes buscan las cinco curules que tiene esta provincia.
No hubo objeciones a las candidaturas. Natasha Lucero, presidenta de Junta Provincial Electoral del Azuay, explicó que en total nueve organizaciones subsanaron errores de forma en la documentación, y el proceso se desarrolló con normalidad. Los 90 candidatos pertenecen a 15 organizaciones políticas y tres alianzas.
Ese número es superior a la participación que hubo en las elecciones nacionales del 2017, a las que se postularon 70 aspirantes para asambleístas de la provincia, de 12 agrupaciones políticas y dos alianzas. Es decir, en esta ocasión habrá más competición, señaló Lucero.
Para el analista político cuencano Patricio Carpio, este aumento de postulantes es un reflejo de la proliferación de candidatos que se da en cada proceso electoral a escala nacional, y que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no ha podido reglamentar.
Él argumentó que algunas organizaciones nuevas buscan aparecer en la contienda política, aún cuando saben que no alcanzarán la votación popular. Su intención es forzar alianzas y buscar espacios de poder en otros ámbitos públicos y posicionarse.
Las tiendas políticas participantes son Creo, Democracia Sí, Izquierda Democrática, Unión Ecuatoriana, Alianza País, Ecuatoriano Unido y Libertad es Pueblo.
También, el Partido Social Cristiano, Concertación, SUMA, Avanza, Partido Socialista, Sociedad Patriótica, Podemos y Construye.
Mientras que en alianzas están la Unión por la Esperanza listas 1-5, Minka por la Vida 18-2 y Azuay Primero 62-82. Lucero dijo que dentro de las candidaturas, los movimientos cumplieron con las normativas de paridad de género y participación de jóvenes.
En los registros de los candidatos se observa una participación alta de jóvenes y de figuras nuevas para los electores, como José Méndez, Rafael Vázquez, Rafael Íñiguez, Alicia Peña, Priscila Salcedo, Valeria Gómez, Xavier Román, Erika Matute, entre otros.
Carpio señaló que estos y otros sectores “ahora figuran por la presión de la Ley Electoral, pero no encabezando las listas de los partidos políticos, donde podrían asegurar su llegada a la Asamblea Nacional”, explicó Carpio.
Esto lo confirma también el último registro electoral, donde conocidas personalidades políticas encabezan las listas, como los casos del exprefecto de Azuay y exalcalde, Marcelo Cabrera, de la alianza 62-82, y José Jara, quien siempre se ha candidatizado por Creo.
También Fernando Ayora, que ha estado vinculado a movimientos de izquierda; y el ex gobernador Xavier Martínez, quien renunció a su cargo solo unos días antes para registrar su candidatura por el Movimiento Construye.
Otro aspecto importante es que dos de los cinco asambleístas que ganaron las elecciones del 2017 van por la reelección, pero por otros partidos políticos y también encabezando las listas. Se trata de María de Lourdes Cuesta, quien pasó de Creo al socialcristianismo, y Juan Cristóbal Lloret, que dejó Alianza País y ahora es parte del movimiento Unión por la Esperanza.
Todos buscan captar el voto de los 618 406 electores que estarán habilitados para las elecciones del febrero del 2021. Serán 69 844 electores menos en relación con las elecciones seccionales del 2019, porque se depuró el padrón electoral y se retiró del registro a los ciudadanos que no sufragaron en los últimos cuatro procesos electorales.
Las redes sociales se han convertido en la ventana política para mostrarse antes de que se inicie oficialmente la campaña, prevista para el 31 de diciembre, según el cronograma electoral dispuesto por el CNE. El principal discurso de campaña es en contra de la actividad minera, algo que importa al votante azuayo.
Sin embargo, Carpio consideró que en medio de la crisis económica, sanitaria, educativa y social por la pandemia del covid-19, los candidatos no están conectados con esa realidad, porque sus discursos no responden a esas necesidades.
Por eso, el factor sorpresa en los resultados de los ganadores podría presentarse una vez más en Azuay. Según Carpio, la Asamblea Nacional está desacreditada por los casos de corrupción que vinculan a varios asambleístas y el poco trabajo desarrollado.
Las sorpresas electorales ocurren -dijo el analista- cuando determinadas candidaturas se muestran demasiado tradicionales, “con rostros vistos desde hace muchos años. Allí nace la desconfianza, y como voto castigo los electores optan por nueva gente”.