Dos ecuatorianos se vacunaron contra coronavirus en Estados Unidos

Carlos Cevallos, residente de neurología guayaquileño de 28 años, se inmunizó el jueves 17 de diciembre del 2020 en Luisiana. Foto: Cortesía

Carlos Cevallos, residente de neurología guayaquileño de 28 años, se inmunizó el jueves 17 de diciembre del 2020 en Luisiana. Foto: Cortesía

Carlos Cevallos, residente de neurología guayaquileño de 28 años, se inmunizó el jueves 17 de diciembre del 2020 en Luisiana. Foto: Cortesía

La aplicación de la vacuna contra el coronavirus duró tan solo 15 minutos. En ese tiempo, los galenos ecuatorianos Alfredo Figueroa, de 65 años, y Carlos Cevallos, de 28, leyeron un documento sobre la inmunización, firmaron un consentimiento, recibieron la dosis y estuvieron en observación.

El proceso gratuito se llevó a cabo en dos vacunatorios instalados en establecimientos médicos de Estados Unidos. El país norteamericano comenzó el martes 15 de diciembre del 2020 con la distribución de la fórmula contra el SARS-CoV-2, causante de la enfermedad covid-19.

El mal ha dejado 75,1 millones de infectados en el mundo; solo en Ecuador sumaron 204 249 casos confirmados. Estas son sus historias:

Alfredo Figueroa, cardiólogo riobambeño: “Esta dosis es como una luz al final del túnel”

A las 10:30 del jueves 17 de diciembre del 2020, Alfredo Figueroa, acudió a inmunizarse contra el coronavirus. Él es un cardiólogo riobambeño y labora en el Baptist Memorial Hospital, ubicado en Jackson, la capital y la ciudad más poblada del estado de Misisipi.

En ese lugar se ha atendido a decenas de pacientes con síntomas graves, es decir, personas con dificultades para respirar o problemas cardíacos.

“Si lo comparamos con la guerra, el personal sanitario ha estado en primera línea de fuego; perdimos amigos y colegas, por lo que la vacunación es como una luz al final del túnel. No sentí temor cuando me la aplicaron”.

El proceso -cuenta- fue corto y sencillo. Simplemente le explicaron en qué consiste la vacunación y le aplicaron la dosis. Luego de ello, pasó a un área de observación en donde les preguntaban si sentía alguna molestia. “No tuve ningún dolor o malestar, por lo que seguí con mis actividades normales en el hospital”.

Alfredo Figueroa, cardiólogo riobambeño de 65 años, se vacunó este jueves 17 de diciembre del 2020, en Misisipi. Foto: Cortesía

El especialista ecuatoriano, quien reside desde 1982 en Estados Unidos, señala que la logística y la distribución fue impresionante. “Las fórmulas estaban en contenedores especiales para garantizar su seguridad. Todo estaba en orden”.

La dosis aplicada al ecuatoriano fue la de la farmacéutica estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNtech. Su eficacia alcanzó el 95%, por lo que la Administración de Medicinas y Alimentos de los EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) otorgó la autorización de uso de emergencia.

Esta fórmula también llegará a Ecuador. Las autoridades sanitarias nacionales esperan que el primer contenedor, con 50 000 dosis, arribe en enero.

“Nosotros seguimos su desarrollo científico y tecnológico, por lo que creemos en su eficacia; aunque estamos conscientes de que pueden aparecer efectos secundarios a futuro”.

Si la persona vacunada siente malestar debe reportar sus síntomas en el ‘web site’ de la farmacéutica. “Debemos registrar los problemas o inconvenientes que se presenten por un periodo indefinido de tiempo”.

Figueroa añade que su familia le apoyó en este proceso. "Ellos están vinculados a las áreas médicas y estamos convencidos en que la inmunización es uno de los caminos para frenar el avance del virus".

Carlos Cevallos, residente de neurología: “no tuve miedo, todo está respaldado en la ciencia”

El galeno guayaquileño, Carlos Cevallos, acudió al vacunatorio a las 17:20 del jueves 17 de diciembre del 2020. Él es residente de neurología en Ochsner Hospital, de Nueva Orleans, capital de Luisiana.

“El martes 15 recibí un correo en el que me asignaron el lugar, la fecha y la hora para la vacunación, por lo que fui sin pensarlo dos veces”.

El proceso de inmunización fue sencillo. Le leyeron la información sobre la misma, le recordaron que no era obligatorio y finalmente firmó un consentimiento. “En todo procedimiento médico -sea una cirugía o la colocación de un fármaco o vacuna- se debe firmar estos documentos, ya que pueden darse efectos adversos”.

Hasta el momento -recuerda Cevallos- no se han registrado eventos adversos, producto de la dosis de Pfizer y BioNtech. “Nos comentaron que podían aparecer síntomas gripales, alergias o baja de presión, pero no se ha confirmado nada”.

El facultativo por ejemplo no presentó malestar, por lo que siguió con sus actividades normales. Si sintiera alguna molestia debe reportar al área de salud del hospital en donde labora. “Debemos llamar para explicar si tenemos dolor o algún problema de salud”.

Para este joven profesional, la inmunización significa una esperanza; aunque reconoce que no ha sido probada al 100%. “Ya sufrimos mucho y hemos tenido pérdidas muy importantes de vidas. No tuve miedo de vacunarme, porque todo está respaldado por la ciencia”.

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