La inflación cerró con cifra negativa en diciembre pasado; esto es, en -0,93%. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
El matrimonio entre el dólar y la economía ecuatoriana cumple hoy 21 años. Una relación de larga data se basa en promesas realizadas y la dolarización cumplió con varias.
Esto se evidencia en la gran aceptación de la que goza el sistema. En noviembre pasado, la encuestadora Cedatos preguntó: “¿Cree que para salir de la crisis económica el país deba dejar la dolarización? El 88,7% de consultados respondió que el país no debe dejar el dólar.
Una de las principales promesas cumplidas era garantizar una baja inflación. Marco Naranjo, catedrático de economía, considera que la dolarización genera confianza porque las personas hoy pueden pedir créditos y pagar cuotas que no variarán de un momento a otro, porque sus salarios se mantienen estables y los precios de los productos no se disparan de un momento a otro.
Ecuador pasó de una inflación de 91% en el 2 000 a una de 9,32% solo dos años después.
Y, a partir de entonces, el indicador se ha mantenido siempre en un dígito e, incluso, en tres ocasiones, cerró con cifras negativas.
El resultado es propio de los modelos dolarizados. Así sucede en Panamá y El Salvador.
Gonzalo Paredes, analista económico, explica que, pese a que la inflación en Ecuador se considera baja y es más estable que en otras naciones con moneda propia, el problema es que el país tiene una productividad baja y los costos de producción son altos.
“Cuando cambiamos al dólar los salarios eran bajísimos, pero en el período del expresidente Correa, los sueldos crecieron, pero no en función de la inflación. Los empresarios trasladaron ese aumento salarial al precio final de los productos”, dice Paredes.
Con la devaluación y el cambio al dólar, la remuneración nominal promedio mensual de un ecuatoriano en el 2000 era de USD 121,3 (salario básico y décimos). Veinte y un años más tarde, ese monto se incrementó cuatro veces.
Sin embargo, el alto porcentaje de población en la informalidad laboral perjudica la capacidad de consumo de los hogares, apuntó Paredes.
La dolarización también inyecta certidumbre entre las personas para planificar a futuro sus finanzas, explica Walter Spurrier, director de la publicación Análisis Semanal.
“Las personas pueden planificar su vida, se pueden endeudar, sin el riesgo de que una devaluación suba el precio de la hipoteca o del automóvil como sucedía en los años 90, cuando el vendedor le decía al cliente que el precio dependía del tipo de cambio o se cubrían del riesgo con una tasa de interés más alta”, ejemplifica Spurrier.
Aunque este sistema monetario también ayuda a generar más confianza en los negocios porque permite transar de manera más fácil en comercio internacional, las exportaciones ecuatorianas suelen ser más caras cuando el dólar se aprecia o cuando los competidores del Ecuador devalúan sus monedas. Además, el país es vulnerable ante escenarios externos como lo que ocurrió el año pasado, cuando se desplomó el precio de petróleo.
Julio José Prado, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador, señala que estar dolarizados exige subir el nivel de competitividad de la industria local, abrir el país a los capitales internacionales y fortalecer la solidez del sistema financiero.
En dolarización, las tasas de interés suelen ser bajas como ocurre en Panamá, pero esto no sucede en el país. Entre los factores de esta situación están el alto riesgo país del Ecuador o los costos de fondeo de las instituciones financieras.
La apertura a los capitales es otra tarea pendiente, por ejemplo, se puso el impuesto a la salida de divisas, que es un freno para su entrada. La dolarización también exige un manejo adecuado de las finanzas públicas, pero el Fisco ha estado gastando más de la cuenta y endeudándose a tasas elevadas, acotó Spurrier.
La próxima semana el Ejecutivo prevé enviar una reforma para fortalecer la dolarización.
Panamá, una economía dolarizada que se apalanca en los servicios
Cuando se habla de dolarización se suele tratar de comparar a Ecuador con Panamá, pero son economías con vocación diferente.
Samuel Moreno, titular del Colegio de Economistas de Panamá, explica que la economía de su país depende en 80% de los servicios, en especial financieros, logística y transporte (por el canal).
El dólar ha facilitado la llegada de capitales extranjeros porque el país no impone restricciones a la llegada o salida de divisas, dijo.
Según la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), Panamá recibió USD 5 800 millones de inversión extranjera en 2019; esto es, 8% del PIB. Ecuador atrajo 946 millones ese año, 0,8% del PIB.
El país centroamericano, dolarizado desde 1904, tiene 88 bancos. Ecuador tiene 24. “Las tasas de interés se regulan por competencia, aquí hay muchos bancos y así bajan las tasas”, dice. En Panamá, un crédito de consumo tiene una tasa del 9% al 12%, en Ecuador, el interés máximo llega a 17,3%.
Según Moreno, el problema de Panamá, considerado un paraíso fiscal, es la falta de control a los sujetos no financieros: abogados, contadores, casinos, etc.
El Salvador depende de las remesas que envían los migrantes
El Salvador se dolarizó un año después que el Ecuador. El Gobierno del país centroamericano prometió en el 2001 que la inversión extranjera crecería y que las tasas de interés bajarían con el nuevo sistema, pero, según Ricardo Castaneda, coordinador para El Salvador del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), eso no ha sucedido.
Castaneda dice que, en 20 años, poco ha cambiado en la economía salvadoreña, pues sigue siendo altamente dependiente de las remesas que llegan de los migrantes de Estados Unidos.
En el 2019, el país recibió USD 5 649 millones en remesas y solo USD 662 millones por inversión extranjera directa. Es decir que, por cada dólar de remesas que recibió El Salvador, llegaron 0,11 por inversión extranjera.
La cifra de remesas casi iguala a la de exportaciones salvadoreñas. Castaneda explica que cerca del 40% de los dólares que entran a El Salvador vienen de los migrantes y de las exportaciones de manufacturas.
En Ecuador las remesas fueron de USD 3 234 millones en 2019; esto es casi el 3% del PIB. El monto de sus exportaciones es casi cinco veces mayor al de remesas.
Dolarización en Zimbabue murió por emisión de bonos electrónicos
Empujado por una inflación sin precedentes, Zimbabue, uno de los países más pobres del mundo, decidió dolarizar su economía en el 2009. Entre 1997 y el 2007 la inflación acumulada era de casi 3 800 000 000%. La crisis fue tal que millones de ciudadanos decidieron migrar. El 2009, en Zimbabue se llegaron a imprimir billetes de 100 billones de dólares zimbabuenses, que alcanzaban para comprar pan (su valor real era de USD 0,40).
La economía se recuperó brevemente entre 2009 y 2014. El analista económico Alberto Acosta Burneo explica que en 2015 se volvió a los enormes desequilibrios fiscales y, como en dolarización solo se puede gastar el dinero que se tiene, el Gobierno optó por emitir bonos electrónicos sin respaldo.
Esos papeles inundaron el mercado, se pagaba a funcionarios públicos, proveedores, pero valían mucho menos que el dólar.
Para preservar sus ahorros la gente comenzó a esconder la divisa americana. Entonces, el Gobierno inició un control de flujo de capitales que terminó por “matar al sistema”. Es un ejemplo de una recetar peligrosa que el Ecuador nunca debería aplicar, advierte Acosta Burneo.