Es sábado muy temprano. A las 08:00, el movimiento de uniformados es intenso en el patio del cuartel de la Policía Metropolitana, en el norte de Guayaquil.
Se forman de inmediato, luego de un llamado por el altoparlante. Los comandantes verifican que sus escuadras estén listas. Luego vienen las instrucciones del día. La orden del comandante Félix Córdova es estar muy atentos en los sitios más frecuentados por los vendedores informalesTras el grito de ¡Viva Guayaquil! se suben a 30 camionetas asignadas para los operativos. La guardia de ese día la harán 320 uniformados. En total, incluido el Grupo Élite, la banda de músicos y el área administrativa, suman 564 personas.
Hay otros 20, quienes son aspirantes a metropolitanos y son capacitados. Son parte de la tercera promoción que en dos meses y medio se sabrá si aprueban o no el ingreso a la institución.
En su capacitación permanente, los municipales son preparados en el aspecto físico y en procedimientos policiales.
También, reciben clases de leyes municipales, turismo, historia, ética, derechos humanos, primeros auxilios, relaciones humanas, computación’
La instrucción la reciben de los propios jefes y comandantes, todos oficiales en servicio pasivo. Hasta hace tres años, los directores podían ser civiles.
La Policía Metropolitana tiene dividida a la ciudad en seis sectores. Además, un Grupo Élite de 100 hombres está destinado al control en las cachinerías.
Guayaquil cuenta con otras zonas de especial seguimiento: Mercado Central, las Bahías, Mall del Sur, Terminal Terrestre, atrás del Banco Pichincha y frente al Ministerio del Litoral.
Estos lugares tienen algo en común. En los últimos tiempos han sido escenario de enfrentamientos entre los policías metropolitanos y vendedores informales. Y en varias ocasiones intervino la Policía Nacional.
El más reciente caso ocurrió hace dos semanas. En pleno centro de la ciudad, en Pedro Pablo Gómez y Esmeraldas, una gresca terminó con tres municipales detenidos, una camioneta destrozada y una veintena de heridos.
El Municipio, a través de Gustavo Zúñiga, director de Mercados, cuestionó la actuación policial. “Miembros de la Policía pretendieron interferir en nuestras acciones de control y orden en la ciudad. Eso no será tolerado y responderemos en la misma forma y que no se nos pretenda agredir”.
Pero el intendente del Guayas, Julio Quiñónez, justificó las detenciones -por siete días- por ser una contravención de cuarta clase. “Fue por escándalo público. La Constitución prohíbe cualquier forma de decomiso, sea temporal o permanente. Además, no existe una Policía Metropolitana ya que constitucionalmente la única Policía es la Nacional”.
El presidente Rafael Correa, en sus enlaces sabatinos, también ha sido duro en sus críticas. Los ha calificado de “abusivos, guardia pretoriana, garroteros llamados municipales, los robaburros”. En diciembre del 2009 pidió al gobernador Roberto Cuero “pararse duro para proteger a los vendedores informales. Y si hay que meter preso a un policía metropolitano, me lo mete preso’ aquí ningún Alcalde garrotero va a estar por encima de la Constitución”.
Carlos Villacrés, defensor del Pueblo en Guayas, dice que mantienen abierto un expediente desde enero pasado. Fue por agresiones sufridas por seis miembros de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) por parte de policías metropolitanos, cuando detenían al municipal Augusto Perea.
La comerciante Elizabeth Palacios dice que las agresiones de los metropolitanos son diarias. “No nos dejan trabajar, pese a que nos ampara la Constitución”.
En cambio, Alomía Naranjo, quien reside cerca del Mercado Central, dice que “esto antes era una pestilencia. Ahora los vendedores ya no se toman las calles”.