En el mercado Iñaquito, Miryam Acosta utiliza el sistema de dinero electrónico para cobrar a sus clientes, aunque todavía es poco usado. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Desde diciembre del 2016, Miriam Acosta empezó a usar dinero electrónico en su negocio de venta de jugos ubicado en el patio de comidas del mercado Iñaquito, al norte de la capital. En esa área al menos cinco locales de comida dan esa opción a los clientes.
Acosta aceptó utilizar esa forma de pago, pero afirma que hasta el momento sus clientes prefieren cancelar en efectivo. “Sí hay personas que pagan en dinero electrónico, pero todavía son pocos”, asegura.
Uno de los factores que ha incidido, a su criterio, es el tiempo que demora completar la transacción a través de los teléfonos celulares. “A veces están apurados y prefieren pagar con billetes o monedas“, indicó Acosta.
La comerciante contó que con el dinero de su cuenta electrónica cancela todos los meses los servicios de luz eléctrica y agua potable de su vivienda. “La gente aún no conoce mucho la forma de pago, pero sí pregunta cada vez que pide los jugos”, afirma.
Mayra Angos expende hornado y también usa su cuenta de dinero electrónico para cobrar a los clientes en el mercado Iñaquito. Ella confesó que al principio desconfiaba de esa forma de transacción, pero tras casi 10 meses ya se ha familiarizado con el sistema. Según Angos, cada día aproximadamente cinco personas pagan con dinero electrónico. “Gracias a esta opción he tenido buena acogida. A veces las personas no tienen efectivo y el dinero electrónico es una buena opción”.
Las comerciantes tienen la expectativa de que con la participación de la banca privada más personas utilicen el mecanismo. Hasta el momento, el sistema se utiliza principalmente en el patio de comidas del mercado, ya que en los alrededores hay varias dependencias públicas y funcionarios que tienen cuentas electrónicas.