Desde el 14 de septiembre del 2020, los restaurantes deben cumplir con un aforo máximo del 50%. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Hasta antes de la culminación del estado de excepción, el domingo 13 de septiembre del 2020, las personas que acudían a un restaurante en Quito debían cumplir con el distanciamiento al interior del establecimiento. Por esa razón, no todas las sillas de las mesas debían estar ocupadas, sino que solo se podía usar la mitad del número de puestos disponibles.
El Decreto A 066 que rige en la capital desde el lunes 14 de septiembre traza las nuevas directrices que los negocios y las personas deberán cumplir con miras a evitar la propagación del covid-19.
En el capítulo V habla sobre las actividades sujetas a licenciamiento, entre ellas están los restaurantes. Dice que este tipo de locales deben cumplir con un aforo máximo del 50% y establece que los locales donde venden comida preparada pondrán a disposición de sus clientes una declaración de descargo para grupos. Este documento permitirá a los comensales eximirse del cumplimiento del requisito del distanciamiento. Así, una familia que acude a un local a comer, podrá sentarse en la misma mesa.
Estefanía Grunauer, supervisora de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), explica que en el anexo 2 de dicha resolución se especifica en qué consiste ese trámite.
Antes de poner a disposición de los clientes la declaración del grupo, el personal del restaurante deberá preguntar si todos pertenecen al mismo grupo familiar, de amistad o, en general, de confianza.
Si la respuesta es afirmativa, se podrá suscribir la declaración. Todos los clientes mayores de edad deberán registrarse. Deben anotar en un formulario su nombre, el número de la cédula de identidad y la firma.
El documento, además, especifica que toda persona que se registra, por su propio derecho como usuaria del local y bajo su responsabilidad, declara que ha sido informada, conoce y asume la posibilidad del incremento del nivel de riesgo de contagio de covid-19 debido al no cumplimiento del distanciamiento mínimo de dos metros.
Y se compromete a mantener distancia con quienes no pertenecen a su grupo cercano, a cumplir las reglas de conducta, uso de mascarilla y todas las medidas de bioseguridad.
Grunauer indica que el restaurante deberá mantener un registro y archivo secuencial y ordenado de todos los grupos que hayan ingresado. Así, cuando los agentes de control llegan al establecimiento, podrán revisar la documentación y verificar el cumplimiento de la normativa.
Desde el lunes 14 de septiembre, hasta el momento, los agentes han trabajado en un proceso de socialización. Además, Grunauer asegura que la entidad ha mantenido reuniones con el gremio de restaurantes de Pichincha y han enviado oficios para que conozcan las nuevas disposiciones.
¿Qué pasa si el establecimiento no tiene el formulario y hay clientes que no cumplen el distanciamiento?
Grunauer señala que de conformidad al Código Municipal esa falta es considerada una infracción, por lo que el local es sancionado con dos salarios básicos unificados (USD 800), y en caso de reincidencia, con cuatro.
En Quito están registrados 15 380 negocios que se dedican al servicio de alimentos y bebidas. Patricio Alarcón, presidente de la Cámara de Comercio de Quito, dice que esta medida está ayudando a reactivar estos establecimientos.
Considera que es lógico que si una familia vive junta, puede sentarse en la misma mesa en un restaurante. Lo que no se debe permitir -añade- es que se irrespete el distanciamiento con otras mesas. La persona tiene el derecho de exigir que se cumplan todas las medidas de bioseguridad, tanto por parte de clientes como del personal que trabaja en el negocio.
Alarcón sostiene que hay locales que han empezado a utilizar sus terrazas, para poder recibir más clientes respetando el aforo. No obstante, considera que el Municipio debe regular el uso del espacio público con una normativa que permita a los negocios ampliar los locales a las veredas y trabajar al aire libre, como lo hizo Guayaquil.