Más de 30 000 funcionarios públicos regresaron este 29 de junio del 2020 a la jornada de trabajo presencial en Quito. El cuidado de los hijos, que permanecen en casa por la pandemia, causa preocupación en algunos casos. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
“En pocos trabajos dicen ‘eres mamá, tú todavía no volverás a la labor presencial’”, señala Natasha Montero, especialista en derechos humanos. Por eso a ella le preocupan los madres y padres sin redes familiares cercanos, que no cuentan con medios para contratar a quien cuide de sus hijos. Y que no tienen flexibilidad laboral frente al covid-19.
Hoy, lunes 29 de junio del 2020, volvieron a la jornada presencial miles de trabajadores; alrededor de 31 500 funcionarios públicos, según las autoridades. Algunos de ellos son madres y padres de familia con niños, de menos de 12 años, y con adolescentes, que se quedarán solos en casa. Esto debido a que los chicos están en casa desde el 13 de marzo y mañana, en la mayoría de casos, terminarán clases de modo no presencial, en el ciclo lectivo 2019-2020, en Sierra y Amazonía. ¿Qué hacer?
1) Muchos hogares están en la disyuntiva, desde el cambio al semáforo amarillo, que implica que se desarrollan más actividades presenciales. Ese es un tema que se debió resolver desde la política pública, el Estado es corresponsable del bienestar de los niños. Pero frente a la situación, una opción es buscar a alguien cercano, un familiar de confianza, para que se encargue del cuidado, puede ser una tía o prima, que también tenga hijos de la misma edad, dice la especialista.
2) Desde sus trabajos, los padres tienen que monitorear a sus hijos vía telefónica, con videollamadas de WhatsApp; en lo posible deben limitar accesos a páginas de Internet. De este modo podrán hacer sentir a sus hijos que pese a que están lejos de casa, los padres están pendientes, darles tranquilidad, calmarlos.
3) En caso de que los hijos no sean tan pequeños y se queden solos no queda más que armar redes comunitarias de apoyo. Esto quiere decir buscar a vecinas que sean de confianza y que puedan ayudar, estando pendiente, preguntando si necesitan algo, desde fuera de la puerta de casa, dándoles tranquilidad a los niños, al decirles la mamá llegará a tal hora, faltan tantas horas para que regrese, cada cierto tiempo, para que los pequeños no se asusten y se sientan acompañados. Y sientan que alguien más puede ayudarles contándole a su mamá que requieren algún material o algún alimento.
4) Los padres tienen que hablar claramente con sus hijos, enseñarles medidas de protección, recordarles que hay partes de su cuerpo que nadie puede tocar o mirar. Explicarles que estarán bajo el cuidado de alguien unas horas, pero que mamá o papá siempre están pendientes, cuidándolos. Y en esos casos quizá estudiar la posibilidad de darles un teléfono celular, al que ellos les puedan llamar.
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