Hay barrios como El Perpetuo Socorro en Ricaurte, que tienen vías de tierra. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Cuenca crece en seis parroquias rurales. Las causas principales son la disponibilidad de terrenos a menores costos con relación al área urbana, la cercanía con la ciudad y los servicios básicos.
Baños, El Valle, San Joaquín, Sayausí, Sinincay y Ricaurte están ubicadas a menos de 15 kilómetros de la urbe y sus vías de acceso están en buen estado. La cobertura de agua potable y alcantarillado alcanza el 94% y 92%, en ese orden, según la Municipalidad.
No hay datos del crecimiento poblacional en esas parroquias, sino en el ámbito cantonal. La población de Cuenca es de 614 539 habitantes, de acuerdo con las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Esa cifra representó 109 954 personas más con relación al censo realizado en el 2010.
Para el coordinador del proyecto LlactaLAB-Ciudades Sustentables de la Universidad de Cuenca, Daniel Orellana, el paisaje de esas jurisdicciones cambió debido a la construcción de viviendas y planes habitacionales. Es decir, el crecimiento poblacional se trasladó más hacia esas zonas rurales.
Además, se edificaron casas de salud, planteles educativos y centros turísticos como ocurrió en Ricaurte. Allí, en la última década, se edificaron más de 20 urbanizaciones como Miravalle, Mira Cielo, Los Pinos, entre otras.
El 90% de la zona urbana de esa parroquia tiene agua potable y alcantarillado, pero hay barrios como Pampa del Zamora y Perpetuo Socorro que carecen de alcantarillado. En estos últimos sectores, la mayoría de las vías son de tierra.
Para Orellana, la expansión desordenada genera altos costos para el Municipio porque a mediano plazo deberá invertir en servicios básicos para garantizar la calidad de vida.
Eso ocurrió en Baños. Allí, el Gobierno Parroquial priorizó, en los últimos cuatro años, su presupuesto participativo en obras de alcantarillado y agua potable, para los asentamientos de Reina del Cisne y Minas, señaló el expresidente de la Junta, David Gutiérrez.
Estas seis parroquias rurales son preferidas por familias jóvenes, que disponen de vehículos para desplazarse en las mañanas o en las noches. También las prefieren quienes llegan de otras ciudades para estudiar o trabajar.
En la urbanización Pampa del Zamora (Ricaurte) vive desde hace cuatro años Eddy Barreto con su esposa y sus tres hijos. Este albañil, oriundo del cantón azuayo de Pucará, llegó por trabajo. Él renta unas habitaciones. “Es difícil adquirir un terreno en Cuenca, por los altos costos”.
En este barrio, el metro cuadrado cuesta USD 200, mientras que en la zona urbana de la capital azuaya supera los USD 500, de acuerdo con cifras de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces de Azuay.
Orellana dice que el aumento del costo del suelo se registró por la llegada de jubilados extranjeros en el 2007. En ese año, la revista alemana Stern Magazine ubicó a la ciudad como el Mejor Lugar de Latinoamérica para la Residencia de Extranjeros. A su llegada demandaban propiedades y los precios subieron.
Carmen Guncay, de 52 años, recuerda los huertos de hortalizas que existían en la parroquia San Joaquín hasta hace 10 años. “Cada vez hay menos porque los terrenos productivos fueron ocupados para viviendas o quintas”. Ella vive en la zona de Cristo del Consuelo.
La solución, dice Orellana, es densificar el área urbana utilizando el suelo vacante, que se estima en 700 hectáreas y que el Municipio permita más construcciones de altura.
En la última sesión del Concejo Cantonal anterior, los ediles aprobaron en primer debate el Plan Especial del Centro Histórico, que busca rehabilitar esa área para habitabilidad.
Para Orellana, lo importante es priorizar el uso residencial y garantizar su acceso a las familias. Además, desde el 2015 el Municipio -como ente de control- cuenta con ordenanzas y el Plan de Ordenamiento Territorial hasta el 2030, para regular el uso del suelo.
Según Marco Rodríguez, directivo de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces, con este plan existe más control en el crecimiento rural. “Menos viviendas se construyen en espacios no permitidos”.
Para el 2030, la Dirección de Planificación Municipal estima que habrá 773 000 habitantes en el cantón.