En los puntos de donación del Ministerio de Inclusión Económica y Social y en la Gobernación. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
La capital azuaya vive 17 de abril diferente. Un domingo entre soleado y sombrío, pero cargado de solidaridad por las familias de los más de 230 muertos y cientos de heridos, que dejó el terremoto que sacudió el país.
Desde tempranas horas de la mañana, decenas de cuencanos y azuayos se acercaron, unos como voluntarios y otros a donar alimentos, ropas, vituallas, medicinas… para los damnificados de la Costa. En Cuenca hay más de 10 puntos de recolección de las instituciones pública a donde la gente entra todo el tiempo con donaciones.
En esos espacios los voluntarios trabajan como hormigas. Unos reciben las fundas y las ubican en los montones, separando los alimentos de la ropa y de las medicinas. Otros revisan las prendas para confirmar su estado y las clasifican de acuerdo a su tipo: blusas, faldas, pantalones… de mujeres y de hombres.
En los puntos de donación del Ministerio de Inclusión Económica y Social y en la Gobernación. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
Los víveres también son clasificados para armar las raciones alimenticias. Así trabajan más de 60 voluntarios en los bajos de la Subsecretaría del Ministerio de Inclusión Económica y Social, ubicada en la avenida Remigio Crespo y Los Ríos. Un amplio cuarto del interior y el pasillo exterior estaba abarrotado de fundas de donaciones.
Para Julia Arévalo, de 56 años, fue un domingo solidario. “Es terrible lo que están viviendo las familias de Manabí que perdieron a los suyos y otros que se quedaron en la calle porque sus casas colapsaron. Lo escuché en las noticias. Ahora ellos necesitan de nuestra ayuda”, dijo mientras entregó una funda de ropa y otra de alimentos.
Hasta el medio día, en este punto de recolección se habían armado más de 60 bultos de ropa y 600 kits de alimentos. El artista Kike Pacherres se unió a esta cruzada voluntaria y entusiasmado recibía las donaciones de la gente. Entre ellos llamaban a los amigos para solicitarles cartones, cintas y costales para armar los bustos, las ayudas no se hacían esperar.
Los cuatro integrantes de la familia cuencana Cañizares Alvear trajeron fundas con alimentos, productos de limpieza y se aseo. Por altos parlantes los voluntarios pedían que traigan más repelente y agua, que están entre los productos urgentes que necesita la gente afectada.
En los puntos de donación del Ministerio de Inclusión Económica y Social y en la Gobernación. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
La Prefectura de Azuay también mantiene sus puntos de donación en la Casa de la Provincia y en la parroquia Turi. Hasta la tarde tenían cinco toneladas de alimentos, dos de las cuales provenían del acopio del programa Mikuna-Banco de Alimentos que llega a las familias de escasos recursos económicos de la provincia.
Marco Delgado, director del programa Equidar de la Prefectura, dijo que la prioridad ahora es llegar con la ayuda a los damnificados de la catástrofe natural. Él dijo que la respuesta de los cuencanos y azuayos es masiva y agradeció la solidaridad que han demostrado con la gente que está pasando por momentos difíciles.
Esta entidad armó kits alimenticios que contienen enlatados, granos secos, aceite, botellón de agua, arroz, azúcar, entre otros alimentos. Todas instituciones públicas mantendrán abiertos los puntos de donación hasta finales de abril del 2016. Estos alimentos son entregados al Ministerio de Inclusión Económica y Social para que los distribuya entre los damnificados.