Cristian Espinosa, especialista en Comercio Exterior. Galo Paguay / EL COMERCIO
Cristian Espinosa es Director Metropolitano de Relaciones Internacionales del Municipio de Quito. Fue Viceministro de Comercio en las negociaciones del TLC con EE.UU. y exJefe Negociador. Diplomático de carrera y exrepresentante del país en la Organización Mundial de Comercio.
Él considera que el actual Gobierno está dejando atrás una diplomacia que fue dominada por lo ideológico y lo político durante 10 años. Ahora está orientada más hacia lo pragmático y a los intereses nacionales.
¿Ecuador está en una nueva etapa de las relaciones internacionales?
Sí. El Gobierno ha tomado decisiones en los últimos meses que relanzan las relaciones internacionales para el Ecuador, no solo desde una perspectiva pragmática sino orientada a los intereses del país, separando ideologías y aspiraciones políticas, y vuelve a aquellos intereses nacionales que se construyeron y mantuvieron durante la trayectoria internacional del Ecuador durante varias décadas.
¿Cuán perjudicial fue esta orientación ideológica?
No es un problema tener relaciones con tinte político y con orientación ideológica. Pero si dejamos de lado los intereses nacionales a favor de una ideología, que no necesariamente le corresponde al interés nacional, se desvía la trayectoria de esas relaciones que deben ser permanentes, de Estado a Estado, con el sistema internacional que Ecuador ha manejado con muchísima tradición.
¿Cómo entender lo que pasó con la Unasur?
Unsaur es una vieja aspiración de los países de Sudamérica, tan vieja como el nacimiento de las repúblicas. Las relaciones fueron mejorando, los problemas fronterizos se han ido resolviendo y los bloques de integración comercial pensaron en algún momento pasar a una relación mucho más intensa: la Comunidad Andina de Naciones, el Mercosur, la Aladi. Esa aspiración pudo concretarse en una Sudamérica mucho más integrada. En ese sentido, la Unasur era y sigue siendo un gran instrumento. Es una perspectiva que no va a desaparecer porque los intereses son permanentes.
¿Hay un ‘pero’?
La orientación política e ideológica desafortunadamente descarrila el proceso. En lugar de promover la integración contrapuso unos intereses frente a otros. La mayoría de gobiernos trató de imponerse sobre los otros que no pensaban de la misma manera. Esa no debería ser la integración. Quito podía ser la Bruselas (NDLR: sede de la UE) de Sudamérica, en donde confluyen países con visiones diferentes en un proceso de integración. Desafortunadamente hubo una injerencia que llegó a plasmarse en las paredes de Unasur con leyendas y una especie de grafitis que marcaban más la orientación ideológica de lo que debería ser el fundamento de la integración sudamericana.
Y se cierra el edificio para ser una universidad.
Tiene que ver con el edificio y no con el proceso que es más amplio e importante. Quito y Ecuador sigue manteniendo este carácter de punto de encuentro entre los países del Pacífico con los del Atlántico. No creo que vaya a desaparecer porque el interés de una mayor vinculación en la región se va a mantener más allá de las ideologías de turno.
¿Ecuador se aleja más de China y se acerca a EE.UU.?
Nos alejamos de China en el sentido de que Ecuador tiene intereses permanentes con todos los países. Con unos más por tradición y otros por importancia. China está en este lugar; va seguir creciendo su influencia económica y política en las próximas décadas y la relación tiene que crecer en esa misma proporción. No creo que estar cercano a China significa alejarse de EE.UU. o Europa. Lo que tentemos que hacer es priorizar en dónde estamos haciendo un esfuerzo de acercamiento en función de la tradición , de la sociedad comercial que tenemos, de los flujos de inversión.
¿Es posible el acercamiento con Donald Trump y su proteccionismo?
Trump tiene una característica proteccionista en las relaciones comerciales, pero eso no significa que lo sea en todo. A él le preocupan los grandes déficit comerciales, como con China, por ejemplo, y eso genera una reacción proteccionista y populista que tiene más un fin político y electoral. Eso no ocurre con Ecuador, que debe volver a identificar cuál es su interés efectivo y pragmático con EE.UU., y eso no significa que tiene que darle la razón al señor Trump en todo.
Pero finalmente hubo que echarse atrás en la promoción de la lactancia por presión de EE.UU. so pena de amenazas de sanciones comerciales…
Me llamó la atención la noticia porque se la reportó incluso como una cosa graciosa. Entiendo que la propuesta de EE.UU. era promover la industria de fórmulas lácteas. Ecuador no tenía una propuesta de un interés nacional. Ecuador no tiene que cambiar en absoluto su política respecto a la lactancia materna. Puede promover lo que cree como correcto; lo tiene que hacer en el foro adecuado y tendrá que buscar aliados.
¿Cuán ventajoso fue separar al área de Comercio Exterior de Cancillería?
La política de comercio exterior debe tener estrecha relación con la política exterior y económica. No importa en qué institución está. Tiene que ser coherente.
¿Y es coherente?
Lamentablemente, en el Gobierno anterior no se avanzó mucho. Ahora hay diálogos entre el Ministerio de Comercio Exterior, Finanzas y Cancillería para darle esa coherencia. No se puede tener una política de acercamiento comercial a EE.UU. y un alejamiento en materia política. En ese sentido, las relaciones internacionales están más coherentes porque exigen un grado mayor de coordinación entre los tres y, obviamente, el SRI, las aduanas y otras instancias.
¿Y la Alianza del Pacífico?
Es un factor importante para el país porque es la fuerza que le da continuidad a la integración andina.