Un grupo de militares realiza un control de armas y municiones en la vía Daule, Guayas. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Los videos se difunden a diario. Tiendas asaltadas. Personas agredidas por delincuentes. Robos masivos en buses. Transeúntes intimidados. En todos los casos aparecen personas armadas con pistolas.
De hecho, la medición que el Ministerio del Interior hizo sobre la violencia muestra que en el primer trimestre de este año aumentaron los asaltos a personas, a locales comerciales, robos de carros y de motos.
Esto ocurre, pese a que en febrero pasado, el presidente Lenín Moreno dispuso aumentar los operativos e intervenciones policiales y militares.
Los soldados refuerzan las seguridades en las calles desde el 2010. El 24 de noviembre de ese año, el Juzgado 22º de Garantías Penales de Pichincha avaló que las FF.AA. realicen operativos para el control de armas y de municiones.
Sin embargo, cifras oficiales muestran que la mayor cantidad de asesinatos se perpetra con armas de fuego.
En el 2011, el 66,58% de homicidios se cometió con pistolas, revólveres o similares.
En el primer trimestre del 2019 se reportaron 244 homicidios y el 52,05% se produjo con algún tipo de arma de fuego.
Otro porcentaje de muertes violentas se produce con las denominadas armas blancas (cuchillos, desarmadores, etc.), cuyo control también está en manos de Fuerzas Armadas.
Los militares dicen que los controles dan resultados.
“Las FF.AA. tienen un cumplimiento permanente de carácter profesional y la función esencial es la protección de la población”, señala el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín.
Los ciudadanos piden más vigilancia. Eso solicitaron, por ejemplo, los comerciantes del Mercado Mayorista Textil.
Los vendedores reaccionaron luego de que el 12 de mayo, un hombre atacara con un revólver a una mujer y le hiriera en un intento de asalto.
En un caso más reciente, hace seis días, los agentes capturaron a dos personas que son señaladas por intimidar con armas de fuego y robar locales comerciales. Los sospechosos fueron capturados en las calles Santa María y Diego de Almagro, en el norte de Quito.
Antes de la captura, la Policía receptó una llamada telefónica anónima en la que se alertó sobre cómo operaba la organización delictiva y los golpes que tenía previsto realizar.
En uno de los atracos a un local, los hoy detenidos se llevaron USD 700, dos celulares, un reloj y tres cajas de whisky.
La ministra del Interior, María Paula Romo, dice que se articulan acciones en las zonas en donde están identificadas las emergencias de seguridad en el país. Al hacer una comparación entre el primer trimestre del 2018 y el 2019, los datos de esa Cartera de Estado señalan que los robos aumentaron en 16 de las 24 provincias.
En Quito están identificados 16 puntos de mayor conflictividad. “Los estamos atendiendo también con las Fuerzas Armadas, participando en el tema del control de las armas”, sostiene Romo.
En sitios como el ingreso a los puentes de San Diego, en la Marín, en el Comité del Pueblo, en el redondel de Cumbayá actúan personas armadas.
Los policías advierten que los atracos se cometen con pistolas o armas blanca, cuando hay mayor congestión vehicular.
En otros casos, la gente ha visto cómo sus familiares son asesinados con armas de fuego.
Hace tres días, dos personas fueron asesinadas a tiros en Quevedo. 24 horas antes, en esa misma ciudad, Cristian Aguilar fue atacado a tiros.
En el momento del hecho, se encontraba solo, sentado en su moto, con el celular en la mano. Testigos indican que fue interceptado por dos personas que le dispararon en reiteradas ocasiones y huyeron.
Un mes antes, Isaías Caicedo fue asesinado con 18 tiros, también en Quevedo. Los policías indican que los sospechosos se movilizaban en una moto.
Los armados llegaron cuando la víctima se encontraba con amigos del barrio, en la parroquia San Camilo.
Algo similar ocurrió en Manabí, en febrero pasado. Tres personas fueron asesinadas con 20 tiros. Una mujer contó entonces que si no huían más personas hubiesen perdido la vida en medio de la balacera.
Testigos dijeron que el violento hecho ocurrió, cuando dos de las víctimas (el tercero era un bebé) libaban en los exteriores de su vivienda.
En la Fiscalía, los investigadores aseguran que los crímenes tendrían relación con otro asesinato ocurrido en Manta en enero del año pasado.
Al comparar con el trimestre anterior, las cifras oficiales dicen que en los tres primeros meses del 2019 hay más muertes violentas en Los Ríos, Pichincha, Sucumbíos, Imbabura, Guayas, El Oro y Cotopaxi.