Corte ratifica 25 años de cárcel a pastor de caso Juliana Campoverde y ordena la búsqueda indefinida de sus restos

Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana, muestra una fotografía de la joven, desaparecida el 7 de julio del 2012. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana, muestra una fotografía de la joven, desaparecida el 7 de julio del 2012. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana (c), muestra una fotografía de la joven, desaparecida el 7 de julio del 2012. Foto: Archivo Diego Pallero / EL COMERCIO

El Tribunal penal de la Corte Provincial de Pichincha negó el recurso de apelación y confirmó, este viernes 13 de marzo del 2020, la sentencia de 25 años de cárcel para Jonathan C., pastor evangélico quien está acusado del secuestro y muerte de Juliana Campoverde, en el 2012.

Los magistrados también ratificaron la orden de clausura de la iglesia Oasis de Esperanza, ubicada en el sur de Quito, pues en este lugar Juliana participaba en el coro y el victimario ejercía como su líder.

En la resolución, el Tribunal, presidido por la jueza Inés Romero, dispuso al Ministerio del Interior la búsqueda indefinida de los restos de la joven y ordenó que se implemente un plan de recompensas en Quito para recopilar datos que ayuden a dar con su paradero.

Finalmente, en el fallo, la autoridad llamó la atención “por su falta de eficiencia en la administración” a los fiscales generales que estuvieron entre el 2012 y 2018. Y dispuso que se coloque una placa conmemorativa en donde Juliana y su madre se vieron por última vez.

En este caso, la justicia sentenció al pastor sin haber hallado el cuerpo. Sin embargo, a través de sus propias versiones, admitió que el 7 de julio del 2012 abordó a Juliana, quien entonces tenía 19 años y se la llevó a un motel.

Según el religioso, tuvieron una discusión y la mató accidentalmente. Dijo que sus restos los arrojó en la quebrada del barrio Bellavista, en el norte de la capital.

En las investigaciones, la fiscal Mayra Soria, la décima primera agente que tomaba el caso, descubrió que el pastor había mantenido conversaciones con la joven a través de un perfil falso en Facebook, en el cual se hacía pasar por psicólogo.

Además, tras la desaparición de Juliana, usó la tarjeta SIM del teléfono de la joven, para escribir a la madre y para decirle que se iba de la casa a vivir con un novio en Cuenca.

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