En la av. Mariscal Sucre, por la Mañosca, los conductores bajan la velocidad. Foto: Paúl Rivas / El Comercio
El control de velocidad con radares fijos (fotorradares) se extenderá a otras tres vías el Distrito. Por medio de estos dispositivos que están instalados en la Ruta Viva, Panamericana Norte y avenida Mariscal Sucre se empezará a sancionar a quienes superen los límites establecidos en la Ley.
La actual administración municipal adquirió 10 equipos nuevos. Estos se suman a los ocho que venían operando en la avenida Simón Bolívar, desde junio del 2015. El resto está, desde hace unas semanas, en las otras vías periféricas mencionadas.
Durante esta semana está previsto que se realice la socialización de estos aparatos, luego se sancionará a los presuntos infractores. En la Simón Bolívar se analizará si los fotorradares se reubicarán en otros sitios, informó Fausto Miranda, supervisor de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).
Con estos 18 equipos se identificará, de lunes a domingo, a los propietarios de los automotores particulares que superen los 90 kilómetros por hora (km/h) y a los de transporte público que manejen a más de 70 km/h.
En La Tolita Cantarilla, un barrio aledaño a la Ruta Viva, los moradores esperan que la instalación de estos aparatos contribuya a sensibilizar a los conductores que van a exceso de velocidad. “Algunas personas cruzan la vía caminando, corren el riesgo de sufrir un accidente”, mencionó José Morales, dirigente del sector.
Para los usuarios de estas vías periféricas, la presencia de estos dispositivos tampoco es ajena. El jueves pasado, por ejemplo, en la Mariscal Sucre, a la altura de la Mañosca, en sentido sur-norte, el panel informativo del fotorradar mostraba que los conductores iban entre 50 y 78 km/h. Esto ocurría a pesar de que la vía tiene una pendiente en bajada y no se cuenta con semáforos.
“Desde que se colocaron los aparatos, en este tramo la gente circula despacio”, comentó Cristina Aulestia, conductora, quien transita a diario por la av. Mariscal Sucre, de sur a norte.
Lo mismo ocurre más al norte, pasando la calle Bernardo de Legarda. En el sector de La Tolita, en la Ruta Viva; y en Llano Chico, en la Panamericana Norte. En estos sitios al acercarse al fotorradar las personas no aceleran.
Sin embargo, Miranda explicó que los dispositivos pueden detectar el exceso de velocidad hasta 330 metros de distancia. “La persona que pasa al lado del equipo, no puede asegurar que la velocidad que indica el panel es suya. El equipo puede estar midiendo a otro carro”, agregó.
En las vías, los usuarios no pueden tener la certeza de que fueron identificados con los fotorradares por exceder la velocidad. La cámara que registra la falta captura la imagen posterior del vehículo con el que se cometió la contravención.
Luego, las evidencias registradas son validadas en el Centro de Gestión de Movilidad. Las notificaciones se remiten cuando las pruebas son claras. En el caso de que haya dos o más carros, no se sanciona, enfatizó la AMT.
Conozca las funciones de los fotorradares
Cuando la contravención es identificada con un dispositivo tecnológico, la normativa establece que la sanción solo es económica. Puede llegar hasta USD 366, es decir un salario básico, según el Código Orgánico Integral Penal (COIP).
Las notificaciones se remiten vía correo convencional o electrónico al dueño del automotor con el que se cometió la falta. Una vez recibida la boleta, el presunto infractor tiene tres días para impugnar.
Entre junio y diciembre del 2015, se detectaron 44 534 faltas con los fotorradares en la avenida Simón Bolívar. En cambio con los radares móviles, que son operados por los agentes civiles de tránsito, se identificó a 8 494 en todo el año que pasó (2015).
Estos controles han permitido reducir las víctimas de accidentes tránsito, sostuvo Miranda. Los siniestros que se produjeron el año anterior en Quito dejaron 179 víctimas mortales y 8 655 heridos. En el 2014 las cifras fueron mayores: 292 fallecidos y 8 890 lesionados. El exceso de velocidad es la segunda causa de accidentabilidad en el Distrito.
Para Richard Hidalgo, docente universitario y consultor en Movilidad, el control con estos equipos se debe optimizar. “Las notificaciones se deben entregar oportunamente. Si el supuesto infractor se entera de la multa cuando acude a matricular el carro es difícil que tome conciencia”.
Los conductores, agregó, deben también ser sensibles, porque circular a más 30 km/h puede poner en riesgo su vida, la de sus posibles acompañantes y de los peatones.