Con la voz entrecortada, Antonio Ricaurte agradeció al pueblo que le otorgó la votación más alta en el Distrito al elegirlo como concejal. También a quienes compartieron su pasión política.
De forma oficial anunció que renuncia. Dice que lo hace dando la cara y orgulloso. Es humano aparte de ser político y figura pública y aparte de estar en el ojo del huracán.
“He tomado la decisión de renunciar al cargo de concejal del Distrito. Este cargo que me entregó como responsabilidad el pueblo de Quito. Renuncio por amor profundo a mi familia. Es lo más sagrado que puede haber. A mi esposa y a mis hijos, que son lo más grande que tengo”.
“Respeto al pueblo de Quito y hago un llamado para que el Concejo sea un espacio de debate. Quienes han querido hacer de esto un circo están en su derecho”.
Su reemplazo es Renata Salvador, militante de Vive, abogada.
El 6 de enero del 2003, con la alianza PSP- Pachakutik, por primera vez llegó al Concejo. El 16 de agosto del 2004 fue el alcalde más joven, al reemplazar a Paco Moncayo, quien se candidatizaba a la reelección.
En junio, su voto de respaldo a una propuesta de la bancada de Alianza País ya causó un primer roce y dudas a SUMA. Entonces dijo que quería que las comisiones se conformaran de modo más democrático.
En las elecciones Ricaurte con su movimiento Vive firmó una alianza con SUMA y apoyó de esta forma la candidatura del Alcalde.
En enero, en medio de las elecciones, el entonces candidato a concejal Carlos Páez, de A. País, hizo una denuncia en su contra por supuestas inconsistencias en su cuenta. Dijo que Ricaurte no había declarado impuestos al SRI en el 2009 y 2010 y la del 2011 no correspondía a sus ingresos.
Ricaurte se justificó señalando que había permitido una transferencia internacional en su cuenta por USD 505 710 para un negocio que terminó en estafa.