Los extranjeros son monitoreados constantemente en la terminal aérea de Buenos Aires, Argentina. Foto: Cortesía
El intento de regresar a Ecuador ha sido una pesadilla para quienes fueron a Londres a un curso vacacional. Antes de que el covid-19 se convirtiera en pandemia, en febrero, 20 chicos de 14 y 15 años viajaron a Londres a un curso de inglés. Ahora están atrapados allí, muchos de ellos sin sus padres.
El viaje de retorno estaba programado para el 22 de marzo; sin embargo, el curso se canceló. El domingo 15 se embarcaron en un avión junto con la profesora que los acompaña y sus familiares en Guayaquil ya se alistaban para recibirlos.
La sonrisa desapareció de sus rostros cuando la nave hizo escala en Ámsterdam. Allí recibieron la noticia de que no podían continuar debido a la decisión del Gobierno ecuatoriano de cerrar las fronteras por el covid-19.
Enrique Peña, vocero de los padres de familia, dice que tampoco se les permitió embarcarse en tres vuelos humanitarios que llegaron en los últimos días a Ecuador para la repatriación de extranjeros. Perdieron dos boletos en vuelos fallidos. Los chicos regresaron a Londres y permanecen en un hostal, en las afueras de la ciudad. Dicen que no pueden dormir por la angustia.
Las historias de este tipo se multiplican. La ministra de Gobierno, María Paula Romo, reconoció que son 1 700 ecuatorianos los que requieren devolverse a Ecuador desde distintas partes del mundo, en medio de la crisis. Asambleístas dicen que son más de 3 400.
Ayer la Cancillería divulgó un “protocolo para el ingreso al país durante la vigencia del estado de excepción, de niños, niñas y adolescentes que están fuera de Ecuador sin sus padres o tutores legales, mujeres en estado de gestación, personas con discapacidades y tercera edad”.
Las medidas fueron aprobadas por el Comité de Operaciones de Emergencia y precisan una coordinación entre los ministerios de Relaciones Exteriores, de Salud Pública (MSP) y la Dirección de Aviación Civil (DAC).
La evaluación médica a los viajeros está a cargo del MSP. La Cancillería se encargará de coordinar con los consulados para las autorizaciones de embarque. La DAC autorizará los vuelos.
El protocolo contiene ocho pasos. Los casos, en primer lugar, deberán ser notificados en cada consulado para la coordinación y gestión de vuelos. El viajero deberá cumplir un aislamiento preventivo obligatorio y sujetarse a las disposiciones de la autoridad sanitaria.
En Madrid, Wilson Salvador atraviesa una situación similar. Este ingeniero en Sistemas, de 44 años, se encuentra solo en un hostal, que deberá abandonar en dos días, pues el inmueble será usado para la atención médica a infectados del coronavirus.
Salvador, que había viajado el 5 de febrero a España, no sabe adónde ir y teme ser detenido por la Policía, pues las medidas de confinamiento son estrictas.
En Argentina, al menos 12 personas podrían aplicar para su retorno anticipado, entre ellas personas de la tercera edad y una pareja con una situación de una enfermedad catastrófica. No hay niños sin sus padres.
María Augusta Pinto (54) y Carlos Ruiz (56) son dos ambateños que se desplazaron a Buenos Aires, porque el médico de Carlos le pidió un PET scan: examen para determinar si tiene cáncer.
Carlos había superado un linfoma no hodgkin, pero hace poco le detectaron unos puntos nuevos en la garganta y el pulmón, en un examen de rutina. Una vez realizado el chequeo en Buenos aires, enviaron los resultados a su oncólogo en Ambato. Este les dijo que debían regresar inmediatamente, para extirpar esos nódulos.
Sin embargo, la restricción de vuelos los mantiene en Buenos Aires. Una vez que se enteraron del nuevo protocolo, ya enviaron la petición de su inclusión en el grupo de personas en situación de vulnerabilidad que podrían regresar al país.
“El daño psicológico que vivimos es peor que la propia enfermedad de mi marido”, dice María Augusta.
Grace de la Torre fue a Buenos Aires para la graduación de su hijo Felipe. Ella tenía su vuelo de retorno para el sábado 21. “Teníamos la esperanza de que la situación se resolviera, como el resto de pasajeros de otros países, que poco a poco han ido regresando. Solo los ecuatorianos tenemos el problema”.
Grace es explícita en decir que los ecuatorianos varados en Argentina no quieren que el Estado les pague el vuelo de retorno a Ecuador. El Gobierno de Argentina les hizo firmar un documento de que no pueden salir de sus lugares de cuarentena, por lo que tienen que pedir comida a domicilio una sola vez al día. “Esto es demasiado caro”, finaliza.
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