Los informales se concentran en 20 sectores de Quito

Las ventas al vehículo no están autorizadas. Es una práctica reciente en la ciudad. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO.

Las ventas al vehículo no están autorizadas. Es una práctica reciente en la ciudad. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO.

Las ventas al vehículo no están autorizadas. Es una práctica reciente en la ciudad. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO.

El comercio informal es una problemática que se evidencia en todo el Distrito Metropolitano. Sin embargo, las autoridades han identificado 20 puntos conflictivos en el hipercentro de la ciudad en donde se concentran más vendedores irregulares.

Las autoridades reconocen que la informalidad es un fenómeno que ha ido aumentando en los últimos meses en el hipercentro de la ciudad: Centro Histórico, La Mariscal, La Carolina e Iñaquito.

Alfredo León, administrador de la Zona Especial Turística La Mariscal, reconoce que se ha desbordado la oferta de comercio ilegal en algunos puntos de la ciudad. Advierte que la movilidad humana y las condiciones económicas hacen que la gente busque trabajo y “se lance a las calles a ofertar lo que puede”.

Según el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), correspondiente a marzo de este año, el desempleo en el país alcanzó el 4,4%. Mientras que el subempleo se ubicó en 21,4%. En Quito, el reporte dice que el subempleo es del 15,5% y el desempleo está en 9,1%.

León explica que el comercio informal tiene dos dinámicas. Por una parte, durante las mañanas se concentra cerca de centros educativos e instituciones públicas, en donde circulan gran cantidad de potenciales compradores.

Mientras que en las noches, especialmente fines de semana, los vendedores informales están en los alrededores de los centros de diversión nocturna. “Ellos saben que deben ubicarse donde circula más gente”.

Marlon González vende donas desde hace cuatro meses en La Mariscal. Lo hace de manera informal. En días regulares, va por las avenidas Patria, Amazonas y en la Plaza Foch.

Hace algunas semanas debió modificar la forma en la que se abastecía de donas. El sitio en el que las adquiría fue clausurado. Era un predio que no tenía permisos para operar y funcionaba clandestinamente.

Johana Aguirre, supervisora de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), indica que esa entidad municipal ha clausurado dos fábricas clandestinas de alimentos que ofertan sus productos en las calles de la capital. En ambos casos, eran sitios sin los permisos correspondientes.

Aguirre comenta que la Policía Metropolitana, conjuntamente con la Policía Nacional y la Aduana realizan labores de inteligencia para detectar nuevos sitios en los que se fabrican productos que abastecen a los vendedores ambulantes.

Este Diario conoció que se han detectado otros cinco lugares en los que se estarían elaborando estos alimentos. “La ciudadanía debe entender que son productos que no tienen registro sanitario y no se sabe cómo se los elabora”, agrega.

León sostiene que la informalidad no solo afecta al desarrollo productivo de la ciudad, sino que afecta a los mismos comerciantes autorizados.

En la Administración Zonal La Mariscal hay aproximadamente 300 comerciantes autónomos catastrados. “Sabemos que a diario envían nuevas solicitudes, pero ya no podemos regularizar a más personas”, informa el funcionario.

Juan Zapata, secretario Metropolitano de Seguridad, dice que ahora que terminó la temporada invernal, el personal de la Policía Metropolitana está totalmente enfocado en el control del espacio público y en hacer cumplir la normativa sobre comercio autónomo.

Datos de la Policía Metropolitana dan cuenta que existen aproximadamente 24 000 comerciantes informales en la ciudad. La Agencia Distrital de Comercio, por su parte, ha regularizado a 4 700 comerciantes autónomos.

Desde junio pasado, la AMC ha realizado 181 retiros de productos perecibles y no perecibles, solo en el Centro Histórico. Esto, recuerda Aguirre, se debe a que la normativa señala que allí no están autorizadas las ventas ambulantes.

Desde este año, la AMC hace un inventario de los productos retirados para hacer las respectivas devoluciones en las 20 horas posteriores al decomiso, en el caso de elementos perecibles.
Mientras que, los productos no perecibles se devuelven a los informales en dos días laborables.

Una vez devueltos los productos, se emite un acta de advertencia. Si el comerciante reincide, ya no se realiza la devolución y procede una multa de USD 185. Hasta el momento, se han concretado 50 devoluciones.

La AMC también advirtió a los negocios que cuentan con Licencia Única de Actividades Económicas (LUAE) que no pueden extender sus atribuciones para vender sus productos en las calles, en una suerte de ‘servicio al auto’. Esta modalidad se popularizó en los últimos meses en Quito, pero ahora también estará sujeta a sanciones.

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