José Espinosa llegó de Charapotó para ofrecer sombreros y gafas en Cojimíes. Foto: Carlos Augusto Rojas / EL COMERCIO
Medardo Mero instaló su negocio de alquiler de sillas en la playa de Cojimíes, ubicada 30 minutos al norte de Pedernales, en Manabí. El fornido hombre, de 50 años, se colocó lleno de optimismo, la mañana de este sábado 28 de mayo del 2016, en un sector de la playa desde donde se ve el azulado y apacible mar que rodea a esta parroquia rural. Ahí ha permanecido desde el viernes 27, día en que se dio inicio al feriado.
“Estamos recién saliendo, pero con la ayuda de Dios y pidiéndole al turismo que venga, que no tengan temor, que esto ya pasó… Les puedo decir que bienvenidos al paraíso de Cojimíes. Los invitamos sin ningún temor”.
Se refiere al terremoto del pasado 16 de abril, que destruyó gran parte de Manabí, sobre todo Pedernales. Pero en Cojimíes, los daños fueron menores. A penas ocho casas sufrieron daños.
Mero, quien llevaba gafas, gorra y camiseta de algodón de mangas largas, esperaba menos visitantes. Pero sus expectativas fueron sobrepasadas. “Estamos sorprendidos, se ve que hoy hay más gente y ojalá que sigan llegando los turistas”, dijo el hombre que durante las últimas semanas se dedicó a la pesca para poder subsistir.
David Quiroz ofrece frutas a los turistas que llegaron a Cojimíes. Él trabaja con su familia en este negocio. Foto: Carlos Augusto Rojas / EL COMERCIO
José Espinosa llegó también al balneario desde Charapotó para ofrecer sombreros y gafas. Hasta las 10:30 había vendido solo un sombrero pero tampoco perdía la fe. “Hoy recién he vuelto a Cojimíes. Sí hay gentecita, pensaba que no iba a ver nada porque las personas tienen miedo de venir a las playas”, dijo el hombre que también trabaja en el campo.
“Cañitas, donde yo vivo, también se afectó bastante. Se nos cayeron las casas, estamos durmiendo en carpas. De a poquito hemos tenido ayuda y estamos trabajando, esperemos que caliente el día más tarde para poder vender más”, contó el padre de familia de 48 años que recorría de uno a otro lado la playa.
En Cojimíes hay turistas de la Sierra y de la Costa. Así lo confirma David Quiróz, quien atiende un puesto de frutas junto con su esposa e hijo. “Esperemos que no pase nada de aquí en adelante… ayer la gente quería mangos y no tenía. Ahora voy a Pedernales para traer y complacer a los turistas”, contó el comerciante de 31 años, que mantiene la esperanza de que todo se normalice lo más pronto posible.