En el área de biología molecular, en laboratorio de Zurita & Zurita. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La noticia sobre la circulación de la ‘variante londinense’ de SARS-CoV-2 en Quito generó preocupación en el equipo de subinspector del cuerpo de agentes metropolitanos Carlos German, quien tiene a su cargo nueve personas. “Nuestro trabajo es en la calle y ese tipo de virus es más contagioso”.
El nombre del virus es B.1.1.7 y fue identificada el 14 de diciembre en Reino Unido. En poco tiempo se propagó en 37países. Hasta ayer, 28 de enero del 2021, el Ministerio de Salud confirmó seis casos. Los dos últimos corresponden a un hombre de 64 años y a una niña de 12. Ambos están en terapia intensiva.
El lunes 11, el hombre había ingresado al país con un test PCR negativo. Tras conocerse que vivía en Londres, el personal médico del hospital encendió la alerta y pidió que se hiciera un estudio de sus muestras.
El caso de la adolescente preocupa más, ya que ella no ha salido del país en los últimos seis meses. No tiene relación con el otro caso.
“Eso significa que estamos en una circulación comunitaria de esta variante; la niña se contagió pese a que no salió del país”, anotó Rodrigo Henríquez, epidemiólogo de la UDLA.
El Ministerio ha activado cercos epidemiológicos con familiares de los dos contagiados. Varios presentan síntomas y por tanto permanecen con aislamiento domiciliario.
Mientras tanto, el primer contagiado con la variante londinense, que llegó al Hospital de Quevedo, pasó del área crítica a una moderada en donde se recuperó y fue dado de alta el martes 26. Otros tres familiares que dieron positivo para este tipo de virus se hallan estables, con seguimiento telefónico y visitas domiciliarias.
Germán y su grupo de agentes han decidido cuidarse más, por su contacto con ciudadanos en las calles.
El dirigente de los taxistas, Carlos Brunis, también ha advertido sobre la nueva variante a sus compañeros. En Pichincha han fallecido 200 miembros de su gremio en la pandemia.
Dos universidades secuencian el virus
Las universidades San Francisco de Quito (USFQ) y Espíritu Santo de Guayaquil (UEES) continúan con su labor de secuenciar el genoma del virus o su huella en el país.
A la ‘variante londinense’ se suman la sudafricana, la de Colorado (EE.UU.) y la de Brasil. “Tenemos que realizar este tipo de estudios al menos por dos años más”, detalla Fernando Espinoza, director de investigación de la UEES.
Ellos analizan las muestras de posibles casos y también aquellas recolectadas en terapia intensiva de hospitales de Los Ríos, Guayas, Pichincha y Galápagos, con el objetivo de conocer su letalidad o agresividad.
En la USFQ, el trabajo se centra en secuenciar los casos con mayor riesgo epidemiológico, como los de Quito. Han alcanzado acuerdos con las autoridades municipales, que enviarán muestras, afirmó el investigador Paúl Cárdenas. “Hasta el momento hemos procesado 121 de los 190 test en el país”.
Aumenta demanda de pruebas PCR
En los laboratorios de la capital, la demanda de pruebas de diagnóstico PCR se ha incrementado en este mes. En el centro médico Praxmed, por ejemplo, se realizaban 130 test semanales hasta diciembre. Y en estos últimos días hubo un repunte, llegó a 211 cada semana.
La doctora Gabriela Zambonino cree que este aumento responde a las festividades de Navidad y Año Nuevo. Pero hay la posibilidad de que los casos se disparen por la circulación de la nueva variante.
En laboratorios Zurita&Zurita, cuenta Jeannete Zurita, como en los demás centros, se llena un formulario denominado EPI.
En esta ficha se coloca el lugar de procedencia de los pacientes, ya que así es posible determinar si pudiera tener la nueva variante. Una de las preguntas es si ha viajado o no, los principales síntomas, datos personales, etc. Luego se toma la muestra para descartar o confirmar el virus.
Cuarentenas por barrios o parroquias
La ‘variante londinense’ es más contagiosa que las anteriores. Su velocidad de transmisión es seis veces mayor, es decir, un caso puede contagiar a seis más, explica el epidemiólogo y docente, Alberto Narváez. Por ello es importante planificar cuarentenas o confinamientos selectivos, también llamados focalizados. Estos deben durar cerca de 15 días y se pueden realizar por barrios, parroquias, cantones o provincias. “El objetivo es detener el avance de esta mutación, es complicado, pero necesario”.
Otra de las alternativas urgentes, dice, es aumentar el diagnóstico. Se deberían comprar al menos 500 000 pruebas rápidas de antígenos destinadas a las zonas de más alta velocidad de transmisión.
Este tipo de exámenes se hacen en el aeropuerto de Quito. Entre el 22 de diciembre y el 25 de enero, se han aplicado 3 003 test: 59 pasajeros dieron positivo para covid y cumplieron con el aislamiento.