El mercado formal se deterioró el 2019; la informalidad aumentó

Las ventas ambulantes en el sector de las avenidas 6 de Diciembre y Colón, en Quito.

Las ventas ambulantes en el sector de las avenidas 6 de Diciembre y Colón, en Quito.

Obreros de la construcción, ubicados en la Av. Granados, esperan ser contratados. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Un total de 115 782 personas perdieron un trabajo formal en el Ecuador entre diciembre del 2018 e igual mes de 2019, según datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Esa situación se reflejó en una caída de la tasa de empleo adecuado, que pasó de 40,6 a 38,8% en el último año.

Parte de esa población ingresó al subempleo, que es un mercado informal donde se gana menos del salario básico, no existe afiliación a la seguridad social y se labora menos de las horas regulares.

Es el caso de Marisol Pérez, de 46 años, quien es contadora y lleva 11 meses sin conseguir empleo. La firma petrolera en la que laboraba la despidió debido a un recorte de personal.


Cubrir sus gastos mensuales, que son de USD 600 entre alimentación, servicios básicos y la educación de sus dos hijos, es un desafío. Por el momento, ha encontrado la manera de generar recursos vendiendo sánduches y empanadas en algunas empresas de la capital, y realiza balances de impuestos de manera independiente a personas que lo solicitan.

Los problemas fiscales por los que atraviesa el país generaron ajustes en el sector público el último año. Marco Mora es parte del listado de recortes. El exfuncionario tiene 43 años y laboró por 10 años en una empresa pública.

Mora ingresó a la institución en el 2009 y contaba con nombramiento cuando fue despedido en abril del 2019. La empresa estatal entró en un proceso de recorte de personal.

A pesar de haber tenido algunas entrevistas laborales, no ha podido conseguir trabajo. El hombre obtiene algo de ingresos por medio de una pequeña productora que creó bajo el nombre de Markvoices.

En ella, realiza locución publicitaria y con el dinero obtenido ha podido mantenerse durante todo este tiempo y ayudar a su hijo de 13 años.

Más personas realizaron labores que no son propias de su formación, por eso el subempleo aumentó en el último año, del 16,5 al 17,8%. En cambio, el desempleo no varió de forma relevante y se ubicó en el 3,8%.

El ministro de Trabajo, Andrés Madero, explicó ayer que se debe considerar que cada año 160 000 personas se incorporan al mercado laboral cada año y eso influye en las últimas cifras de empleo del país.

Otro factor que explica los datos laborales es el ingreso de venezolanos al país.

Pese a ello, el Ministro consideró que las políticas intersectoriales implementadas para reactivar la economía comenzaron a generar resultados positivos, lo cual se refleja en las cifras de empleo desde marzo del año pasado.

“Al comparar marzo, junio, septiembre y diciembre del 2019 las cifras van en continua alza”, precisó el funcionario.

Madero también destacó que el país tiene la tasa de desempleo más baja en la región.

El Ministro de Trabajo informó que en los próximos días se firmará un acuerdo por el empleo con el sector de la construcción, que es uno de los mayores generadores de mano de obra del país.

Esta actividad registra cuatro trimestres consecutivos de recesión.
Uno de los sectores donde se sintió una caída de los empleos formales fue el de las pequeñas y medianas empresas.

Ese segmento de la economía genera alrededor de 70 000 plazas de empleo directas. El año pasado, los socios del gremio tuvieron que hacer recortes de entre el 7% y 8% de los empleos debido al menor dinamismo de la economía, según datos de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi).

Gustavo Ruiz, presidente del gremio, cuenta que las ventas de las pymes tuvieron una importante caída durante el 2019, porque los consumidores demandaron menos productos. Solo entre los miembros de la Cámara, en promedio, una caída del 10% en ventas.

“Un menor mercado nos obliga también a recortar puestos de trabajo, porque somos empresas pequeñas que además enfrentamos otros problemas como la falta de crédito blando y aumento del contrabando”, señala.

La mayoría de las industrias manufactureras de Azuay también registró un estancamiento en ventas. “Solo la línea blanca registró un ligero despunte debido a la mayor demanda de cocinas a gas, luego de que se eliminó el ICE a estos productos”, explicó Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Cuenca. 

Las ventas ambulantes en el sector de las avenidas 6 de Diciembre y Colón, en Quito. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

El directivo añadió que en la provincia no se registraron caídas importantes en las cifras de empleo debido a que las empresas prefirieron sacrificar sus utilidades en lugar de despedir personal.

Las compañías buscan desvincular lo menos posible a su nómina porque han inviertido en capacitación, en el manejo de maquinaria y procesos especializados.

De hecho, según el gremio, la rotación de personal suele ser baja en esta provincia, incluso en épocas de desaceleración, con relación a otras zonas.
“En Azuay las tasas de empleo adecuado son más altas que en otras zonas del país debido a la naturaleza industrial de la provincia”.

Quito fue la ciudad donde más puestos de trabajo formal se perdieron. Este indicador cayó del 57,9 a 54,3%. En la capital y Guayaquil también subió el subempleo.

Carlos Zaldumbide, director de la Cámara de Comercio de Quito, comenta que se ha reunido con varios empresarios de su sector que han recortado nómina.

Ellos le explicaron que la reducción ha ocurrido no solo porque la demanda está contraída, sino porque la liquidez de sus empresas está afectada, ya que son proveedores del Estado y no han recibido los pagos del Gobierno.

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