De derecha a izquierda: Natalia Tamayo, Tatiana Pinto, Patricio Mantilla y Cristina Tipán. Fotos: EL COMERCIO
A Quito siempre la recuerdan, por ser su tierra; pero la nostalgia es más fuerte en esta época, por sus famosas fiestas de fundación.
Lindo Quito de mi vida y el Chulla Quiteño; y el juego del 40 se vuelven cotidianos para los quiteños que viven fuera de la ciudad donde nacieron y crecieron, pero que la dejaron por trabajo o por otras circunstancias. También evocan su comida, como los motes.
Patricio Mantilla ya vive cinco décadas en Ambato. Natalia Tamayo se fue hace 20 años a Guayaquil. Tatiana Pinto dejó la ciudad Patrimonio de la Humanidad hace 25 años y se quedó en la ‘Tierra de las flores y las frutas’. Cristina Tipán lleva nueve años en Santo Domingo de los Tsáchilas.
Andrés Bracero se fue recientemente al Puerto Principal. Lo hizo por trabajo.
Los últimos siete meses marcaron un cambio radical en la vida de Bracero. El músico y docente se mudó a Guayaquil para continuar con su carrera profesional y este será el primer año que no compartirá las fiestas con sus seres queridos.
“Extraño a mis amigos, en el conjunto donde vivía. En el barrio Jardines de Carcelén se hacía una fiesta con los vecinos, es algo que voy a echar de menos”, cuenta con nostalgia. Añora el clima frío.
Ellos y los miles de quiteños que hicieron su vida en otras ciudades del país extrañan por estos días a su Quito, que este 6 de diciembre del 2019 cumple 485 años de fundación.
Natalia Tamayo, docente en la U. Artes, en Guayaquil:
‘Extraño los motes de La Magdalena y los juegos de 40’
Durante esta semana envió canciones ‘chicheras’ al grupo de Whatsapp de su familia. Fue un preámbulo al ambiente festivo. Desde hace 10 años no ha vivido las celebraciones de manera presencial. Pero la red social la hace sentir cerca de su ciudad.
Hace 20 años se mudó a Guayaquil por asuntos laborales y lleva a la ciudad en sus pensamientos y extraña sus raíces.
“Al principio era la comida. Cada vez que regresaba era para ir a comer el mote de La Magdalena o el menudo de Cotocollao. Luego se extrañan los afectos, las largas conversaciones con la familia y los amigos, esos momentos en los que puedes compartir infidencias”.
Poco a poco dejó de regresar a Quito para las fiestas, por trabajo o temas familiares. La tecnología es un puente a la capital. Su familia organiza los juegos de 40 y ella los observa por el celular. Tiene un grupo de amigos quiteños residentes en Guayaquil, con quienes se reúne a menudo para “recordar vivencias”. Cree que la capital está en un momento de quiebre y debe plantearse sus objetivos a futuro.
Tatiana Pinto, administradora de Radio Paz y Bien: ‘Cuando era niña tenía un coche de madera y jugaba’
Llegó a Ambato cuando tenía 15 años; desde entonces Tatiana Pinto se radicó de forma definitiva en esta ciudad.
A pesar de que pasaron 25 años no ha perdido la sal quiteña, siempre está pendiente de las noticias de Quito y de los programas como la elección de Reina y otras actividades que se realizan en los primeros días de diciembre.
Al juego del 40 y los coches de madera los recuerda con nostalgia. Cuando era niña tenía un coche en el que jugaba con su familia.
Cuando se encuentra con sus amigos quiteños que trabajan en Ambato comparte historias y habla de los sitios emblemáticos de la capital de los ecuatorianos. También echa de menos la comida y platos muy típicos, como los catzos de la plaza San Francisco y los churos que se comen en los mercados.
Por su trabajo en el área administrativa de Radio Paz y Bien de Ambato y las ocupaciones familiares no puede disfrutar de las fiestas.
En ocasiones visita a sus familiares y aprovecha su estadía para recorrer los barrios, el Centro Histórico y demás sectores.
Patricio Mantilla, director de Deportes Radio Centro: ‘Recuerdo el barrio San Marcos donde nací y viví en familia’
Va a cumplir 50 años de vivir en Ambato. Pero los recuerdos sobre el barrio San Marcos, donde nació y compartió con su familia, están intactos.
En la capital de Tungurahua es uno de los reconocidos relatores deportivos. En la actualidad es director del programa ‘Centro Deportes’ que se trasmite por Radio Centro 91.7 FM.
Cuando habla de Quito se alegra y sonríe. Su labor periodística le impide viajar con frecuencia a la capital. Recuerda que cada 5 de diciembre recorría los barrios en las famosas fogatas bailables, todo era un ambiente de tranquilidad; pero eso cambió y ahora se viven nuevos tiempos, comenta.
Como capitalino es un portador de la sal quiteña. La define como la chispa, cuando lo serio se transforma en chusco. “El quiteño es cordial, acogedor y bromista, se siente de una élite y el resto son ‘chagras”.
En la ciudad de los ‘Tres Juanes’ se reúne en ocasiones con algunos coterráneos para recordar a su lindo Quito y jugar un campeonato de 40 en su honor.
Cristina Tipán, periodista en Santo Domingo: ‘Me como un librillo, aunque el sabor no es el de mi tierra’
En diciembre, las canciones más escuchadas en la lista de reproducción de su computadora son Lindo Quito de mi vida y el Chulla Quiteño. Al cantarlas, la periodista quiteña recuerda el Centro Histórico y los paisajes de su ciudad natal.
Esa melodía también evoca los recuerdos de las fiestas, a las que asistía con sus amigos y familiares cada año.
Pero desde hace nueve años ha sido complicado asistir a los tradicionales festejos, porque vive en Santo Domingo, donde se desempeña como periodista en un diario local.
Sin embargo, esta fecha no pasa desapercibida en su casa. Ella está al tanto de los eventos a través de las redes sociales.
Además, enseña sus amigos a jugar 40 y con ellos comparte al menos un platillo típico de Quito (el librillo); aunque, dice que el sabor es diferente al de su tierra. Una de sus añoranzas – además de su familia – es caminar por el
Centro Histórico. Por eso, cada vez que lo visita toma fotos de las iglesias, calles y museos para no olvidar sus raíces.