Una casa se derrumbó en el barrio San Martín, en el sur de Quito, durante el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter registrado en Ecuador. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Las escuelas ciudadanas, la capacitación en campo y en simuladores son algunas de las acciones que prevén las autoridades de la Municipalidad de Quito. Se lo hace en el marco de la prevención en gestión de riesgos para combatir vulnerabilidades como sismos.
El pasado sábado 16 de abril del 2016, un terremoto de 7.8 se sintió en la urbe y en otras provincias del país. Lo que provocó daños en infraestructuras, cientos de fallecidos, heridos y damnificados.
Alejandro Terán, director de Riesgos del Municipio de Quito, señaló que hay varias acciones para reducir los daños generados por los sismos. Una de estas y la más importante es la capacitación de las personas. “Vamos a capacitar por medio de simuladores y en campo a las personas de los diferentes sectores de la ciudad. Se lo hará , por ejemplo, con la denominada casa sismo, que es una representación de lo que es un movimiento telúrico”, sostuvo.
Terán dijo que la ciudadanía también se debe capacitar y formular sus planes de contingencia y su plan familiar. Se suma la preparación de las mochilas de prevención. “El tema del triángulo de la vida no ha funcionado en los últimos tiempos. Ahora se trabaja en el tema de: Agárrate, Agáchate y Mantente en un lugar fijo”, explicó.
Para el funcionario metropolitano son recomendaciones básica para salvarse la vida.
Contó que en las próximas semanas se hará el lanzamiento del plan Quito Listo. Para él , este proyecto aglutinará las diferentes vulnerabilidades que padece la ciudad. Se espera que se hagan varias charlas para concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de contar con una hoja de ruta para reaccionar frente a cualquier eventualidad.
Terán, además, explicó que hay que apuntalar una coordinación con las autoridades del Gobierno central y conocer cuál es la capacidad de otras provincias para responder ante cualquier ayuda.
Para Terán , Quito aún no es una ciudad preparada para enfrentar estas vulnerabilidades. “El trabajo continúa”, finalizó.