Caos, fuego y cargas policiales en las protestas independentistas de Barcelona

Un manifestante echa al fuego un cartón junto a la Delegación del Gobierno en Barcelona durante los incidentes producidos al finalizar la movilización convocada por los CDR, en la segunda jornada de protestas. Foto: EFE

Un manifestante echa al fuego un cartón junto a la Delegación del Gobierno en Barcelona durante los incidentes producidos al finalizar la movilización convocada por los CDR, en la segunda jornada de protestas. Foto: EFE

Un manifestante echa al fuego un cartón junto a la Delegación del Gobierno en Barcelona durante los incidentes producidos al finalizar la movilización convocada por los CDR, en la segunda jornada de protestas. Foto: EFE

Barricadas ardiendo, encapuchados, carreras y cargas de policía en pleno Paseo de Gracia. Las calles de Barcelona se transformaron en un campo de batalla la noche de este martes 15 de octubre del 2019, al degenerar una protesta independentista contra la condena a 12 de sus líderes.

La tarde arrancó con una protesta ante un blanco habitual de los independentistas: la delegación del gobierno español en la calle Mallorca, una perpendicular del Paseo de Gracia, conocido mundialmente por sus boutiques de lujo y sus monumentos como La Pedrera o la Casa Batlló, de Antonio Gaudí.

El motivo de la protesta en esta ocasión era la condena a penas de entre nueve y 13 años de cárcel a nueve líderes separatistas, una sentencia que ha enfurecido al movimiento soberanista.

La protesta en Barcelona reunió a unas 40 000 personas, y durante dos horas, las fuerzas policiales que protegían la delegación -policía catalana, Mossos d'Esquadra, en primera fila, y policía nacional en segunda fila- aguantaron el tipo ante los lanzamientos de petardos, botellas y objetos de los manifestantes, algunos de ellos con las caras cubiertas.

Los agentes cargaron en tres ocasiones, hasta que se decidieron a emprender la cuarta y definitiva, después de que los manifestantes montaran delante de ellos una fogata con cartón y un contenedor de basura volcado. Algunos les gritaron previamente “mossos d'esquadra, a la barbacoa”.

Segunda jornada de protestas contra la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a los líderes independentistas del procés. Foto: EFE

“Esto ha explotado” 

La potente carga policial, a base de porras y disparos de fogueo, arrastró la columna de manifestantes hacia el Paseo de Gracia, donde la noche derivó en un aquelarre de fogatas a base de cartones, barricadas ardiendo, carreras y cargas policiales según se movían los manifestantes más radicales.

Los más prudentes trataban de guarecerse en los vestíbulos de hoteles y en los bares.

“A nivel de paciencia, esto ha explotado. La situación no puede seguir así, o se sientan (los políticos) y lo solucionan, o vamos a tener esto” más a menudo, comenta Iván González, un chico de 38 años empleado de una tienda de ropa.

Está charlando con dos compañeros de trabajo, mirando a un lado cómo arde una barricada, y no parece muy optimista: “ mandarán más policía, en vez de sentarse y ver cómo se soluciona el problema ” del pulso entre el independentismo y el gobierno central español.

“Lo veo peor, mucho peor” respecto a hace dos años, dice Pedro Mayor, jefe de seguridad de un hotel del Paseo de Gracia. Se refiere a las jornadas que rodearon el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, marcado por escenas de violencia policial. “Y el problema es que esto va a ir a peor”.

A su lado, personal sanitario ataviado de un chaleco amarillo fluorescente atiende a algunos heridos, entre ellos un joven que dice haber recibido un golpe de porra en la cabeza.

Según el servicio catalán de emergencias médicas, hubo que atender a 37 personas en Barcelona, de un total de 74 en los incidentes ocurridos en las principales ciudades de Cataluña durante las protestas. “Ninguna de ellas reviste gravedad”, puntualizó el servicio.

La policía anunció que hubo tres detenidos en Barcelona.

Miembros de los cuerpos antidisturbios de la Policía Nacional durante los incidentes que se han producido tras la concentración convocada junto a la Delegación del Gobierno en Barcelona. Foto: EFE

En Escocia “no hacemos esto” 

En un bar de la Rambla de Cataluña, una familia escocesa (padre, madre, hijo e hija) se ha refugiado huyendo de las carreras de la policía y los manifestantes.

La niña llora, mirando una barricada ardiendo, y su madre intenta consolarla. El padre, David Somerville, se lo toma con una mezcla de humor y sorpresa.

“Nosotros tenemos el Partido Nacionalista Escocés, pero no hacemos estas cosas”, dice este hombre que trabaja en el mundo inmobiliario, y en 2014 votó en favor de la secesión en el referéndum escocés, donde ganó sin embargo la permanencia en Reino Unido.

Dice que no dudará en volver a Barcelona de turismo, aunque no tiene tan claro si va a invertir en la capital catalana, en vista de la agitación reinante.

“De momento no”, dice con una sonrisa, añadiendo que en su opinión “es mejor celebrar un referéndum (en Cataluña) y plantear abiertamente la cuestión”.

A su lado, el camarero Iñaki Hernández, de 25 años y en el mundo de la hostelería desde hace seis, no lo ve igual.

“Esto nos va a joder el turismo de todo el año. Menos gente contratada, más paro... No estoy de acuerdo con lo que está pasando, no es la manera”, dice. “Esto está muy mal gestionado de ambos lados, del gobierno catalán y el gobierno español”.

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