Al momento, 40 buses municipales brindan servicio exclusivo para personal médico, policial y de las Fuerzas Armadas en trayectos específicos. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Buses que no pueden cerrar las puertas por la cantidad de pasajeros, y personas que viajan amontonadas son imágenes que no podrán repetirse una vez que Quito entre en la etapa de distanciamiento.
El 70% de la gente que vive en la urbe se mueve en bus. Solo el sistema Metropolitano de Transporte traslada a 650 000 pasajeros al día. ¿Cómo volver a la normalidad si los buses son los espacios donde pueden ocurrir el mayor número de contagios de covid-19?
Guillermo Abad, secretario de Movilidad del Distrito, explica que las autoridades se encuentran trabajando en protocolos tanto para usuarios como para dueños de buses (municipales y convencionales) que deberán aplicarse al empezar a dejar el aislamiento. Aclara que la implementación de esas acciones dependerá de los indicadores de salud, tasa de contagio y mortalidad.
El fin es evitar las aglomeraciones, para lo cual es clave regular la demanda del transporte. Se necesita segmentar el ingreso y los horarios de los trabajadores. Así, un grupo debería entrar a las 07:00, otro a las 08:00, otro a las 09:00, para que no existan horas pico.
Eduardo del Pozo, miembro de la Comisión de Movilidad, indica que se propone ampliar la semana laboral a siete días, para distribuir mejor la ocupación del transporte. Bajando la demanda de usuarios por horas, los buses deberán circular con máximo el 35% de su capacidad. Por ejemplo, un bus tipo que puede llevar hasta 90 personas, con la nueva disposición, llevaría máximo 31.
Cada unidad deberá señalizar los lugares donde la gente podrá viajar. Así, habrá una sola persona cada dos asientos. Y si el pasajero de la primera fila se sienta en el de la derecha, la persona de la segunda tendrá que hacerlo en la izquierda.
Todos los pasajeros deberán usar mascarilla y guantes, y habrá puntos de referencia para viajar de pie.
Los conductores estarán aislados por un plástico tipo cabina y utilizarán un traje de bioseguridad con guantes, gafas y mascarilla. La unidad se desinfectará en cada vuelta o al finalizar la jornada dependiendo del tipo de químico que use.
Antes de ingresar a los andenes, los usuarios tendrán que pasar por arcos de desinfección instalados en la entrada.
El tiempo de permanencia de estas medidas depende de los indicadores de salud. Si bajan los contagios y muertes, los buses podrán aumentar gradualmente la ocupación.
Abad dice que se está trabajando en el sistema integrado de recaudo, para evitar intercambio de monedas o boletos.
¿Cómo garantizar que se cumplan las medidas? “Con sanciones para los conductores que no cumplan. La gente debe entender que el nuevo modo de transporte es seguro. En el servicio que estamos dando a personal médico y FF.AA. hemos transportado más de 40 000 personas y no hemos tenido contagios”, asegura Abad.
Paralelamente, hay otras medidas de tránsito. Se busca mantener la restricción vehicular de autos particulares tal como funciona hoy, con la habilitación para transitar solo dos números de placa por día.
Abad dice que la decisión se la tomó por seguridad, ya que el virus puede propagarse en la carrocería y; y para motivar a la gente a usar el transporte público, y que el equilibrio financiero del transportista no se vea golpeado y pueda operar.
Se señalizarán carriles exclusivos para los convencionales. Así, mejorará la velocidad promedio de los buses y podrán hacer más vueltas. Y como el ingreso al trabajo será escalonado, no tendrán horas valle con unidades vacías, y todo el día tendrán pasajeros.
Otra de las medidas es eliminar los contraflujos y aumentar la frecuencia de los buses.
Abad indica que ha solicitado a las varias cámaras que contraten buses institucionales para el ingreso escalonado del personal, lo que ayudará a la activación del transporte escolar que al momento está parado. Silverio Duran, ex presidente de la Cámara de la Construcción, indica que en efecto, están analizando la posibilidad de contratar buses para movilizar a los trabajadores.
Del Pozo asegura que pese a la situación actual no se contempla subir el pasaje por el momento. Para que el sistema de transporte se pueda mantener operativo, el Municipio asumirá ciertos costos y aportará con un subsidio. “Se estima que podría ser de entre USD 50 y 60 millones. Aún no se define cómo sería”.
Del Pozo aclara que estas medidas no necesitan la aprobación del Concejo, excepto la del subsidio, para lo cual se requerirá una reforma al presupuesto de este año. Esta planificado que esta mañana la Comisión de Movilidad reciba, analice las propuestas.
EL COMERCIO
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