Los médicos exigen el lavado de manos y el distanciamiento, como en esta campaña que se realizó en Santiaguillo. Foto: Cortesìa Municipio de Otavalo
Hablando en kichwa, un paciente le explica a la doctora Jéssica Fueres que desde hace un par de meses sufre un fuerte ardor en el estómago.
La médica revisa al campesino y le hace varias preguntas en el mismo idioma. Teme que se trate de una gastritis aguda.
Esa enfermedad y los trastornos en los músculos y los huesos se han vuelto hoy los problemas recurrentes entre los adultos mayores, por el estrés que causa el aislamiento provocado por el covid-19, señala la médica kichwa.
Fueres es uno los siete profesionales de salud que visitan de lunes a viernes las comunidades rurales de Otavalo, a bordo de la Unidad Médica Móvil del Municipio.
Se trata de un camión equipado con dos consultorios, cada uno con una camilla y un lavabo, y una sala de espera, para cuatro personas.
Esta clínica ambulante recorre los caseríos desde junio cuando empezó el proyecto. Ahí se ofrece atención médica preventiva, medicina ancestral, rehabilitación física y educación para la salud.
Se da atención prioritaria a personas con discapacidad, embarazadas, adultos mayores y con enfermedades crónicas. Es decir, a grupos vulnerables de la zona rural, que no pueden o prefieren no salir a las casas de salud de la ciudad, por temor a contagiarse con el coronavirus. Así explica Cristina Quilca, encargada de la terapia física, de la Unidad Móvil.
La atención médica empieza con una charla sobre la necesidad de lavarse las manos continuamente, cubrirse la boca con mascarilla y mantener el distanciamiento, para evitar el contagio con el covid-19.
Luego se revisa la temperatura corporal de las personas que van a ser atendidas y se les consulta si han presentado síntomas como tos, gripe o han estado cerca de una persona afectada por el nuevo virus.
Cuando se detecta un presunto caso positivo del virus se lo remite inmediatamente a las unidades del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Otavalo es el segundo cantón con mayor cantidad de contagiados de Imbabura. Ayer la cifra fue de 758. El primero es Ibarra con 1 916, según cifras del MSP.
La Unidad Médica Móvil recorrió ayer las comunidades Joya Alta, Panecillo, Quichinche, Arrinconada y Nuevo Santiaguillo Alto. En cada lugar se realizaron ejercicios de rehabilitación para los niños con discapacidad, que requieren atención domiciliaria. También se ofreció atención médica y tradicional.
En rehabilitación física, que demora de 30 a 40 minutos por persona, se atiende a un promedio de 12 pacientes diarios. En medicina general de 30 a 40.
La mayor parte de los diálogos se realiza en kichwa. Es la lengua materna de la doctora Fueres y su colega Silvia Tixicuro. El equipo bilingüe se complementa con la partera Margarita Morales, quien conoce de medicina andina.
Josefina Segovia, moradora de Calpaquí Alto, se siente más cómoda con las doctoras indígenas que hablan su mismo idioma. Ella fue atendida por un dolor que presentaba en la espalda, por eso Morales le entregó una pomada elaborada con esencia de eucalipto.
Según el alcalde de Otavalo, Mario Conejo, este proyecto surgió como una necesidad de atender a la gente del campo en estos momentos complicados.
Explica que varios indígenas dejaron de ir mucho antes de la pandemia a los hospitales, porque no recibían un trato en su mismo idioma y con sus costumbres. Es por eso que se impulsó la Unidad Móvil.
Cada semana se planifican los recorridos a las localidades.
Luego se comunica el día y la hora de la visita a los presidentes de los cabildos kichwas para que informen a los vecinos de la comunidad que estén listos para recibir la atención.