Las inundaciones “sin precedentes” registradas desde el 12 de agosto en Luisiana, en el sur de EE.UU., han dejado cuatro muertos y han obligado a rescatar a unas 7 000 personas de sus hogares y vehículos. Foto: EFE
Cuatro personas murieron y más de 7 000 tuvieron que ser rescatadas de las inundaciones en el estado de Luisiana, en el sur de Estados Unidos, afirmó el 14 de agosto el gobernador Bel Edwards.
Las autoridades recomendaron a los ciudadanos que mantengan los recaudos necesarios ya que los ríos continúan creciendo a pesar de que mejoraron las condiciones climáticas.
La policía estatal indicó que siguen trabajando para asistir a conductores varados en una importante autopista, mientras cientos de otros caminos permanecen cerrados.
Edwards dijo que el estado de Luisiana ha requerido asistencia para desastres federales. “Este no es tiempo de bajar la guardia”, indicó en conferencia de prensa.
El presidente estadounidense, Barack Obama, emitió una declaración de emergencia para liberar fondos federales para asistencia de desastres, y dijo a Edwards en un llamado telefónico la noche del 14 de agosto que el Gobierno estadounidense ayudará en el proceso de recuperación, según la Casa Blanca.
Las inundaciones comenzaron el 12 de agosto después de que fuertes lluvias azotaran un área en la parte sur del estado, cerca de la capital, Baton Rouge.
El Servicio Meteorológico Nacional dijo que puede haber crecidas a lo largo de la costa del Golfo de México en Texas y Luisiana, así como más al norte en el centro de Estados Unidos.