Bandas reclutan a más mujeres para venta de droga en las calles

En la Unidad de Flagrancia de Quito se tramitan casos penales. En la foto, una mujer detenida por microtráfico.

En la Unidad de Flagrancia de Quito se tramitan casos penales. En la foto, una mujer detenida por microtráfico.

En la Unidad de Flagrancia de Quito se tramitan casos penales. En la foto, una mujer detenida por microtráfico. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO 

El fenómeno es regional y Ecuador no escapa de esa realidad. Las mafias de la droga reclutan a más mujeres para sus operaciones criminales. En el país, las organizaciones delictivas las utilizan sobre todo para el microtráfico y para el transporte de estupefacientes a Estados Unidos y Europa.

Agentes de Inteligencia lo admiten e incluso aseguran que ahora los grupos dedicados al expendio de narcóticos al menudeo enganchan a jóvenes mujeres, por lo general madres solteras, sin estudios secundarios y de barrios periféricos.

En abril ya hubo alertas sobre este fenómeno. Nueve organizaciones e instituciones de protección a las mujeres, de DD.HH. y Procuradurías como la de Uruguay presentaron un informe en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y hablaron de una tendencia en aumento.

Allí aseguraron que “la mayoría de las mujeres involucradas en el negocio de drogas en la región pertenecen al nivel más bajo de la cadena del crimen organizado”, sea como pequeñas vendedoras, ‘mulas’ o transportadoras de estupefacientes para ingresar dosis en las cárceles.

¿Cuál es la consecuencia de esta estrategia delictiva? En el caso ecuatoriano, Ernesto Pazmiño, defensor Público del Ecuador, comentó que hay un incremento sostenido de las mujeres en actividades ilícitas. El lunes confirmó que actualmente el 70% de detenidas es por tenencia o tráfico de drogas. El porcentaje restante, en cambio, responde a delitos contra la propiedad (robos).

Ese mismo día, este Diario consultó a la ministra de Justicia, Ledy Zúñiga, sobre estos datos y sostuvo que la población penitenciaria femenina frente a la masculina “es mucho menor”. El 27 de septiembre pasado, la Ministra también aseguró a EL COMERCIO que la tendencia, no solo en este año, sino en los anteriores, muestra cómo la mujer, en su mayoría, es usada en el tráfico de estupefacientes.

Datos de esa Secretaría de Estado refieren que hay alrededor de 26 000 personas privadas de la libertad en el país. De esa cifra, unas 1 600 son mujeres. Hasta finales del 2015, el 43% de procesadas estaba vinculado con delitos de drogas.

En la reunión que las nueve organizaciones mantuvieron en la CIDH se alertó que “la tasa de encarcelamiento de mujeres ha crecido en los países de la región”, pero que “su detención no tiene ningún impacto en la disminución del tráfico de narcóticos”, pues mientras unas salen de las redes otras ingresan de inmediato.

Las investigaciones locales corroboran este último dato. Según la Defensoría Pública, las mujeres capturadas por drogas están vinculadas sobre todo al porte de dosis pequeñas, que están dentro de la denominada mínima y mediana escala (0 - 300 gramos), según la tabla reformada en septiembre del 2015 por el Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas.

Hace dos meses, por ejemplo, Inteligencia ejecutó un allanamiento en el sur de Quito. Allí, los uniformados arrestaron a María Cecilia, una chica que escondía en su ropa interior 2,5 gramos de cocaína distribuidas en cuatro dosis pequeñas.En la audiencia, el defensor público solicitó que se tomara en cuenta que la chica era madre soltera, con dos hijos menores bajo su cuidado.

Ese mismo mes, las autoridades capturaron a otras tres mujeres en el norte de la ciudad. Los agentes señalaron que la vivienda de las sospechosas era usada para el tráfico de estupefacientes. Sin embargo, en el inmueble solo confiscaron 30 gramos de pasta base.
En esa diligencia judicial también se dijo que una de las detenidas era jefa de hogar, con un hijo que dependía de ella.

María Fernanda, en cambio, fue detenida el 13 de octubre pasado en Carapungo. Tenía un bolso con paquetes embalados con cinta color beige que contenían 6 300 gramos de marihuana. “Voy a colaborar con la justicia, voy a dar nombres de la persona que me contrató; me entregaron una maleta. Después llegamos a la casa de mi hermana, llegaron los agentes y encontraron esto”, dijo.

La ONG Open Society Foundations analizó este fenómeno en la región y publicó un informe denominado El impacto de las políticas de drogas en las mujeres. En el estudio, de 24 páginas, la institución sostuvo que el enjuiciamiento de mujeres por delitos relacionados con narcóticos “raramente tiene en cuenta las razones por las que ellas están involucradas” con este negocio.

Ese grupo identificó al menos cinco causas: la presión de parejas, historias de violencia doméstica, falta de oportunidades de supervivencia o de programas de tratamiento accesibles y de apoyos sociales.

La tarde del martes 22 de noviembre, César Navas, ministro Coordinador de Seguridad, entregó datos a este Diario y aseguró que actualmente del 100% de población penitenciaria que está distribuido en los centros carcelarios, el 7,8% es de mujeres. Y comentó que el 21% de todos los detenidos, tanto hombres como mujeres, está relacionado con delitos de drogas.

La Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) también analizó este problema y en su informe del 2016 advierte que en todos los países fue mayor el número de hombres (en promedio el 90% del total) que el de mujeres que entraron en contacto con el sistema de justicia por tráfico de sustancias ilícitas.

Pero aclara que “la presentación de datos desglosados por sexo refleja que el número de detenidas por delitos relacionados con drogas ha aumentado en términos absolutos”.

En Ecuador, entre enero y el 10 de noviembre del 2016, la Policía ha confiscado 75 toneladas de narcóticos a escala nacional y ha desarticulado 69 organizaciones criminales. Los agentes señalan que las jóvenes arrestadas suelen alegar que son consumidoras. La idea es evadir a los policías y la prisión preventiva.

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