En enero pasado, familiares y activistas de los derechos de la mujer organizaron un plantón en la Fiscalía del Guayas. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Los gritos levantaron a María, una adolescente de 17 años. Al salir del dormitorio vio que Alexandra, su madre, de 43 años, estaba sangrando por una herida en el cuello. Su padre, Víctor, también de 43 años, tenía un estilete en la mano con el que presuntamente había agredido a la mujer. La menor corrió a pedir ayuda.
El atacante, al pensar que había matado a su conviviente, intentó quitarse la vida con el mismo estilete. Las heridas que se provocó en el cuello fueron más profundas. El hecho ocurrió, aproximadamente a la 01:00 del 18 de mayo de 2917, en la manzana 23 de la Cooperativa Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil.
María no sabe por qué ocurrió el hecho. Solo recuerda que ese día sus padres veían una película en la sala de su casa. La adolescente se fue a dormir con su bebé y otra hermana, de 7 años. Lo último que escuchó fueron los gritos.
La Fiscalía del Guayas investiga cuatro hechos ocurridos durante este mes en los que el agresor se mató o trató de quitarse la vida. Además, se indagan otros cinco casos sucedidos en este año.
El pasado 13 de mayo, en vísperas del Día de la Madre, Juan Parrales, de 55 años, se habría matado con un disparo en la cabeza, luego de supuestamente ahorcar a su esposa, Rita Chávez, de 39 años.
La Policía no descarta que la pareja haya discutido y que Parrales la haya atacado con una cuerda, para luego huir del lugar y quitarse la vida con un disparo.
Aunque no hay datos oficiales de cuántos hombres se quitan la vida tras una acción violenta contra su pareja, dos fundaciones que promueven derechos de la mujer advierten que en el 50% de los casos de femicidio, el agresor trata de suicidarse o lo consigue.
Según Beatriz Bordes, presidenta de la fundación María Guare, eso sucedió en la mitad de los 51 femicidios registrados por ella hasta el miércoles pasado, a escala nacional.
Datos del Ministerio de Justicia dicen que de enero hasta el 15 de mayo pasados se registraron 46 casos de femicidio en el país y 42 menores quedaron en la orfandad.
El principal motivo por el que ellos deciden suicidarse, apunta Briones, es porque luego de cometer el delito se dan cuenta de lo que han hecho y saben que van a ir a prisión. “Al percatarse de lo que hizo se le viene el mundo encima y reacciona matándose”.
Para Annabel Arévalo, coordinadora del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), esto es algo que se está evidenciando cada vez más en los femicidios. Dijo que la tipificación de este delito ha hecho más visibles estos casos.
El hombre tiene una mayor presión al saber que su pena será de 25 años y al darse cuenta que no tiene otra alternativa termina suicidándose, indicó.
A Carlota Castro, de 72 años, le indigna que su yerno haya intentado matarse tras agredir a su hija Alexandra. “Ese hombre trató de quitarse la vida. Y si lo hubiera hecho, ¿quién pagaba por ese crimen? Me da rabia pensar eso, porque no pagaría el sufrimiento que nos está causando”, dijo la mujer.
Castro se ha hecho cargo de sus dos nietas porque su hija permanece en el área de cuidados intensivos del Hospital Guayaquil. Viven en la misma casa donde ocurrió el hecho porque no tienen otro lugar.
En el barrio, los vecinos cuentan que el hombre era agresivo y que tal vez por eso intentó asesinar a su esposa.
Los expertos hablan de esto casos como un suicidio machista, porque el hombre “piensa que la mujer es un objeto de su propiedad”. “Esta mujer ya ha vivido toda una historia de violencia doméstica”, explicó la psicóloga María Eugenia Delgado.
Según ella, el que comete femicidio y luego se mata tiene rasgos psicopáticos, es decir, irrespeta la vida y los derechos de la mujer. Pero también “tiene rasgos depresivos, es violento y termina matándose por remordimiento o porque prefiere eso que la cárcel”.
Para Jorge Luis Escobar, experto en terapias de pareja, el agresor no está consciente en muchos de los casos de que está agrediendo, sino que cree que está ‘educando’.
“Al ver a la persona que dicen amar agredida por ellos mismos tienen que también sancionar al agresor y una de las formas podría ser autoeliminándose”, señaló Escobar.
El fiscal César Peña, quien llevó el caso de un hombre que intentó quitarse la vida el 23 de noviembre pasado, luego de matar a su esposa y a sus cuatro hijos en el sur del Puerto Principal, investiga otros dos hechos en los que ocurre esta misma situación.
Peña sostiene que toman esa decisión por la culpa. Al él le preocupa que con la muerte del hombre o del victimario se extingue también la pena, salvo que existan dudas del suicidio, lo que podría derivar en una investigación para esclarecer el caso.