María Flor Paguay y Johana Poma, madre e hija respectivamente, viajaron de Guayaquil a Quito con un sueño: iniciar la carrera militar. La ilusión de la joven es enorme pero el momento aún no llega. En esta convocatoria de acuartelamiento – al igual que las anteriores – no se aceptó el ingreso de las mujeres.
Madre e hija llegaron cerca de las 07:00 de este sábado 3 de marzo del 2018 al Fuerte Militar El Pintado, ubicado en el sur de Quito. En este espacio compraron lo necesario para la convivencia en este cuartel. Una caja de madera con su nombre y una mochila fueron los insumos que cuidaba en el interior de este espacio.
Pese a su convicción y a sus ganas de cumplir sus sueños, Johana tuvo que regresar con su familia. “Siento mucha tristeza”, acotó la madre de la joven. Y reiteró que espera que haya una nueva oportunidad para que su hija cumpla con su meta, que la guarda desde pequeña.
Poma reconoce que le gusta la carrera militar. Optó no solo por acuartelarse, también, dio las pruebas de Senescyt y buscó un espacio en las Fuerzas Armadas Ecuatorianas (FAE). “Me ilusioné mucho pero no pudimos hacer nada”.
En la foto, en el Fuerte Militar El Pintado los jóvenes ingresan como voluntarios por el llamamiento a acuartelamiento. Foto: Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
No todo está perdido para ella. Las autoridades militares recibirán aspirantes mujeres en las próximas convocatorias. Así lo aseguró el teniente coronel, Freddy Jara, aunque no hay una fecha exacta. “Aún no está autorizado. Estamos en un periodo de capacitación y adecuación de las instalaciones”.
Un aspecto que rescató Jara es el interés de las chicas por el acuartelamiento. Esto hizo que les entregaran un certificado de presentación a las cerca de 50 jóvenes que acudieron con sus maletas y mochilas.
Karen Muñoz y Hady Vega, de 20 años, acudieron a este punto de acuartelamiento. Para las chicas, el servicio militar debería abrirse para todos, ya que tanto mujeres como hombres tienen la misma capacidad y agallas. Pese a la decepción seguirán intentándolo.
En esto coincide Hugo Guamaní, de 22 años. El joven aspiraba a ingresar a la conscripción. Para él, es importante que exista una oportunidad para mujeres. “Tienen que abrirles las puertas porque tienen la misma o más fortaleza que los hombres”.
En el año hay tres llamados para el servicio militar, que dura seis meses. Este tiene varios beneficios: alimentación diaria, remuneración mensual, capacitaciones, competencias deportivas, etc. Además, tienen la posibilidad de continuar con su formación adicional, es decir, seguir el servicio profesional de tropa o carrera.
En el campamento militar de El Pintado se acuartelarán a 780 ciudadanos. Pero a escala nacional serán 5 000 en los diferentes centros de movilización.
En la convocatoria de marzo del 2017, tres mujeres se presentaron para el acuartelamiento al servicio militar de la leva de 1998: