Esporádico arribo de los emigrantes a Cuenca y Loja

Mesías Puma llegó desde Nueva York para pasar con sus familiares hasta enero. Él suele retornar cada dos años a Ecuador. Fotos: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

Mesías Puma llegó desde Nueva York para pasar con sus familiares hasta enero. Él suele retornar cada dos años a Ecuador. Fotos: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

Mesías Puma llegó desde Nueva York para pasar con sus familiares hasta enero. Él suele retornar cada dos años a Ecuador. Fotos: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

En los aeropuertos Mariscal La Mar de Cuenca y de Catamayo, en Loja, pocas familias esperan la llegada del exterior de sus parientes para pasar la Navidad y el Año Nuevo. No hay una masiva afluencia como en ocasiones anteriores.

La semana pasada, los vuelos procedentes de Quito y Guayaquil de las aerolíneas Tame y Lan, que tienen conexiones con Estados Unidos (país de preferencia de los azuayos), arribaron con uno o dos emigrantes como máximo.

Sin embargo, no hay estadísticas del número de emigrantes que retornaron para pasar estas festividades en Migración. A las 14:00 del jueves último, en el vuelo 151 de Tame, procedente de Guayaquil, arribó el compatriota Luis López, de 59 años. Era el único que llegó desde Estados Unidos.

En la terminal aérea le esperaban su esposa Adolfina Cabrera, su comadre Nancy Cordero y su prima Rita Cabrera, oriundas del sector de La Compañía, en el norte de Cuenca. Los abrazos, las sonrisas y las bromas marcaron este encuentro. Esta pareja tiene tres hijos, quienes también viven en Estados Unidos, pero no retornaron porque no obtienen aún la residencia.

En cambio, López llega cada año con regalos para la familia y retornará a ese país a finales de enero próximo. “Hay quienes prefieren quedarse por la falta de recursos o porque sus familiares les fueron a visitar durante este año o ahora”.

Según la Pastoral Social de Cuenca, se calcula que en Estados Unidos viven 300 000 azuayos. Una particularidad que se registra este año es que a propósito de la flexibilidad de la Embajada de Estados Unidos para otorgar visas hay cuencanos que están viajando para pasar vacaciones con sus parientes en esta época.

Por ejemplo, la noche del jueves pasado, más de 10 personas despidieron a Édison Villacela, de 22 años, quien se marchó por turismo y visitar a sus parientes en Estados Unidos.

Uno de los planes de su abuela Robertina Velesaca, de 55 años, es postularse para obtener una visa estadounidense el próximo año. Su intención es conocer ese país donde viven sus hermanos, hijos, nietos…

Según Pablo Calle, gerente de la aerolínea Tame en Cuenca, los cuencanos sí están viajando, sin embargo no en grandes cantidades, porque en esta época el clima no favorece para el turismo debido a las bajas temperaturas y las nevadas.

Calle calcula que un promedio de 30 emigrantes llega a Cuenca desde EE.UU. a diario.

En Loja tampoco se registra una masiva llegada de emigrantes desde España, que es el destino principal de los lojanos. Según Yomar Romero, coordinadora de la Plataforma de Movilidad Humana de la capital loja, la causa principal es la falta de dinero para comprar los boletos por la crisis.

Ella asegura que entre noviembre y diciembre del 2013 y enero pasado arribaron 800 lojanos desde Madrid por visita. Esta ocasión solo tiene el reporte de 150 lojanos que llegaron en noviembre.

Romero dice que existen familias que prefieren enviar dinero y no gastarlo en el viaje. Otros hicieron el esfuerzo, como María Rodríguez, quien arribó el 29 de noviembre y regresará el 28 de este mes. Ella tiene previsto quedarse tres años más y luego retornar definitivamente.

Rodríguez regresó a la capital lojana a los siete años e inicialmente tenía previsto llevar a su hija de 15 años, pero no lo hará por las condiciones económicas: “Para ganar bien tenemos que trabajar en cuatro o cinco casas al día, es decir 18 horas. No me queda tiempo para mi hija, prefiero que se quede acá que tenerla allá encerrada”.

Iván Cabrera, de 45 años, llegó desde Madrid la noche del viernes pasado. Su familia se organizó y lo recibieron en el aeropuerto de Quito. Luego viajaron por vía terrestre hasta Loja. Hubo abrazos y lágrimas.

Cabrera retornará a España en enero. Según él, la situación económica sigue complicada, “pero tengo un trabajo estable y pude pagar el viaje, a diferencia de otros lojanos”.

Sonia Cueva, quien lleva año y medio en España, llegó el jueves pasado. Allá estudia su segunda maestría en Arquitectura. Ella regresa porque quiere pasar Navidad con su familia.

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