Ángelo Caputi, presidente ejecutivo del Banco Guayaquil. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Entrevista a Ángelo Caputi, presidente ejecutivo del Banco Guayaquil.
Solo un 20% de la población adulta accede a algún producto financiero. ¿Cómo entender esto?
Ecuador tiene una gran tarea en el tema de inclusión financiera. Con un 33 o 35%, el Ecuador es uno de los países con el indicador más bajo en término del peso que tienen los créditos y los depósitos en el Producto Interno Bruto. En Panamá pesan el 100% y en Chile, el 80%. Inclusión es que la gente aprenda a ahorrar y las ventajas de tener un crédito. Nosotros tenemos el Banco del Barrio, con el que llegamos a 217 cantones de los 221 que hay en el país y en él se pueden hacer transferencias, pagar servicios. Luego se creó la cuenta base (o cuenta amiga en nuestro caso) que le dio a la gente la capacidad de ahorro.
El segundo paso era dar crédito, ¿por qué se avanzó poco en este tema?
El tema fue parte de un largo debate con el Gobierno anterior. Aquí entra un tema fundamental y es que la tasa debe estar en función del riesgo. Cuando se pone una tasa artificialmente como ocurrió en el país no se puede llegar a la gente con un riesgo mayor y esas personas están accediendo al chulco. Si se quiere bancarizar vayamos con algo que sea atractivo. En otras partes los costos se definen por competencia entre los actores. Pero parecería que aquí todo se quiere gratis y la banca no es un ente público.
Un tema clave para la inclusión era el dinero electrónico. La banca criticó mucho este sistema y una vez que lo asumió no ha despegado ¿Por qué?
Los bancos tenemos listo el sistema, falta la regulación y el tarifario que debe definir la autoridad. Este es el esquema que funciona hoy en el país: a los privados el Gobierno nos tiene que poner los precios. Ojalá algún momento pensemos que los privados sí podemos ponernos de acuerdo en estos temas y sobre todo que los defina la competencia. Si viene un privado y dice que puede dar un servicio gratis que lo dé. Y si viene otro que quiera cobrar que lo cobre.
¿Cuánto más tardará?
No hay certeza.
La banca proyectaba a inicios de año un escenario de desaceleración. ¿Esa proyección ha cambiado?
El crédito llegó a crecer en alrededor de 16% y ahora se espera crecer a menos del 10%. Y los depósitos estaban creciendo al 10% y ahora al 2%. Entonces, efectivamente, hay una desaceleración.
¿En qué medida el acuerdo con los multilaterales cambia ese escenario?
El plan incluye medidas que debimos tomar con o sin acuerdo, pero obviamente con el acuerdo los organismos están dispuestos a dar préstamos a tasas infinitamente más baratas que las de los chinos y en términos más eficientes. Además, genera expectativas de mover a la economía desde el sector privado.
En ese acuerdo se prevé una reforma al sector financiero para el 2020. ¿Cómo ven el tema?
La reforma debería trabajarse más rápido. Hay una preocupación válida sobre el tema del empleo y esa reforma la están trabajando, pero un desencadenamiento del sector financiero en su conjunto también puede ayudar a bajar el desempleo. ¿Entonces por qué esperar hasta el 2020?
¿Qué propuestas ha hecho la banca en esa línea?
Tenemos algunos planteamientos, sobre todo retirar de la ley todo lo que afecta de forma antitécnica al negocio bancario. Eso puede generar un mayor nivel de competencia, más interesados en el ahorro como en el crédito y, como consecuencia más servicios. Las contribuciones al Estado y al fisco también son elevadas, del 57%. La banca es el único sector de la economía que tiene un 3% de impuesto por tener activos internacionales. Entonces, por un lado, hay demasiada carga tributaria y, por el otro, demasiada carga normativa. El sector debe ser altamente regulado, pero de forma técnica.
Ustedes pedían una revisión al tema de las reservas domésticas que deben tener en el país ¿Cuál sería el nivel óptimo?
Actualmente, el nivel de reservas domésticas en su conjunto está en el 30 o 32%. Es una cifra muy elevada. Esas condiciones están dadas por unos esquemas que se crearon y que se llaman liquidez doméstica, que no es otra cosa que tener encerrado mucho dinero de la banca en el Banco Central. Ese dinero fue a dar al gobierno, en lugar de generar préstamos para las empresas privadas y, así, generar mayor dinamismo de la economía. No hay una fórmula mágica para definir el nivel óptimo de reservas, eso está en función de la entidad, del cliente, del tipo de depositante. Pero las reservas son una parte del tema. La otra parte es cuál va a ser la tasa de interés a futuro si queremos conseguir inclusión financiera.
¿Se deben liberar?
Sí, se deben liberar todas las tasas, las cuales deben estar en función del riesgo. En Panamá, por ejemplo, no se niega nunca un crédito. A casi todo el mundo que pide un crédito se le concede, pero a tasas distintas. Pero en Ecuador colocar un crédito a tres meses y o a un año es lo mismo. En otros países, cuando el crédito es a mayor plazo el riesgo es mayor y hay una mayor tasa. Liberar las tasas permitirá probablemente bajar el costo en otros segmentos como el productivo. Algunos sectores pueden subsidiar a otros.
Las utilidades de la banca en el 2018 fueron las más altas de la década. ¿Ese escenario no puede motivar a que bajen las tasas?
El tema de las utilidades debería verse mucho desde un punto de vista relativo. Existen 28 000 empresas que tuvieron mucho mejor retorno que la banca, pero con capitales mucho más pequeños. Y, además, la banca capitaliza. Y esa capitalización permite aumentar la entrega de crédito. La banca gana un 12 o 13%, que puede ser la tercera más baja de la región. La banca gana y así debe ser, porque es un negocio y nos conviene a todos que esté bien. El 60 o 70% del dinero que se ha generado ha sido recapitalizado. Además, hay que ver el nivel de impuestos que paga la banca. En el caso del Banco Guayaquil, estamos alcanzando USD 500 millones de patrimonio y en los últimos 10 años hemos pagado USD 400 millones en impuestos y contribuciones. Ese es el nivel de contribución de la banca.
Hoja de vida
Formación. Economista por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Además cuenta con una maestría en Dirección de Empresas por la Universidad de la Sabana, y con otros programas de gerenciamiento.
Nombramiento. Director, en representación de los accionistas de la banca privada, al Directorio de CAF para el 2019.