Los aguaceros en Quito dejan más daños materiales

Humberto Tamayo muestra los enseres de su familia en el patio. Su casa se ubica en Turubamba, en el sur. Foto: Diego Pallero / El Comercio

Humberto Tamayo muestra los enseres de su familia en el patio. Su casa se ubica en Turubamba, en el sur. Foto: Diego Pallero / El Comercio

Humberto Tamayo muestra los enseres de su familia en el patio. Su casa se ubica en Turubamba, en el sur. Foto: Diego Pallero / El Comercio

Entre el 6 y el 27 de noviembre, en Quito se han reportado 75 emergencias relacionadas con el invierno. Hasta ahora, ninguna ha sido de gravedad, según la Secretaría de Gestión de Riesgos.

Sin embargo, los estragos por las lluvias se sienten en distintos puntos de la ciudad. En el sur, por ejemplo, cinco viviendas se inundaron el domingo, en la ciudadela María Elena Salazar, en Turubamba.

Ayer, en el patio de la familia Tamayo había ropa, vajillas y muebles que pertenecen a Orlando Tamayo, su esposa Nelly Andino y su hija Sofía, de 5 años. El domingo todo fue un caos. Mientras caía un fuerte aguacero, se formó “una piscina” en el patio con una fuerza tal que logró abrir las puertas.

Andino estaba con la niña en la casa y tuvo que cargarla, porque el agua pronto alcanzó un nivel que podía cubrirla. Querían desconectar los electrodomésticos pero era imposible. El agua logró tumbar incluso la refrigeradora y un aparador. Vasos, copas, platos, tazas se rompieron. Los que se salvaron están en baldes en el patio, cerca de tinas en donde hay ropa mojada y sucia.

El agua entró con tierra, ramas, hojas y basura. Según Tamayo, los tres se quedaron solo con lo que tenían puesto. Deben revisar todo lo demás para lavar la ropa que sirve, secar los enseres que funcionen y desechar lo que se perdió.

Su padre, Humberto Tamayo, vive junto a su esposa, Beatriz Molina, en el segundo piso de la casa ubicada en la calle S29 y Borbón. Ahora, ellos albergan a su hijo, nuera y nieta mientras se arregla el departamento de abajo. Las condiciones climáticas en Quito no han permitido que se seque el departamento, los colchones, cobijas y camas. Las habitaciones aún huelen a humedad.

Esto podría tomar tiempo, ya que según el Instituto Ecuatoriano de Meteorología e Hidrología, las condiciones meteorológicas para la ciudad continuarán con lluvias entre ligeras y moderadas, con temperaturas de entre los 12 y los 15 grados centígrados. Pero la elevada humedad y el viento ocasional provocarán una sensación térmica inferior.

El Instituto también reportó que este noviembre, en comparación con el mismo mes de los últimos cinco años, ha sido el más lluvioso.

La familia contó que las autoridades municipales les pidieron “hacer una evaluación sobre los daños para ver cómo pueden ayudarnos”, comenta Humberto Tamayo.

Los afectados valoran especialmente la ayuda de los vecinos que hicieron una minga para destapar los sifones en la casa y los sumideros de la calle. Segundo Rengel fue de los primeros en ir y dijo que incluso antes de que llegaran los organismos de socorro, ellos ya se organizaron para retirar palos y hasta restos de un muro de la acera de enfrente que se rompió con el caudal.

En el Centro Histórico continúan las afectaciones a los bienes patrimoniales. La semana pasada hubo daños en cuatro colegios y cinco museos. A esta lista se sumó parte de la Iglesia de San Francisco. Según el fraile Mario Ortega, los daños que aparecen en la antigua edificación se evidenciaron a partir de los aguaceros del 17 y del 22 de noviembre.

Ayer se realizaban trabajos para reparar el techo del claustro principal, ubicado en el costado oriental de la iglesia. La fuerza del agua destruyó la crujía localizada en el ingreso.

Asimismo -explicó Ortega- se deterioró el techo del auditorio en donde funciona la Facultad de Teología y Filosofía. El granizo del jueves pasado habría sido el causante.

En total hay cuatro partes afectadas en San Francisco. “Tres son áreas antiguas y una es nueva, se trata de una zona para atender a los pobres y eso también se afectó”, dijo Ortega. Esos lugares requieren reparación urgente para evitar que los daños se agranden.

En el techo del auditorio de la Facultad de Teología también hubo daños. Se rompió el acrílico del domo en algunas partes. Con ello, el agua que caía sobre el tejado lo hizo al interior de ese lugar.

Sobre el piso pusieron baldes para recoger el agua de las goteras y así evitar que se dañen los tablones del piso.

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