El agente de tránsito tuvo que pasar 15 días de reposo médico para recuperarse de las lesiones. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
Una cicatriz en la pierna derecha es la huella que le dejó el conductor de un vehículo al agente civil de tránsito Gabriel Barragán, luego de arrastrarle una cuadra. El incidente ocurrió en Ibarra (Imbabura), el 10 de noviembre del 2018.
El uniformado, de 21 años de edad, llevaba tres meses de graduado, cuando realizaba el control del tránsito vehicular en una avenida de la ciudad. Al observar que un automóvil particular se detenía para llevar pasajeros, consideró que se trataba de un taxi informal, por lo que solicitó la licencia de conducir y la matrícula del automotor al conductor.
Luego de recibir insultos del chofer sintió que el vehículo lo golpeó antes de huir aceleradamente. Para evitar ser atropellado, el uniformado se sujetó de la puerta del chofer, que no detenía la marcha. Durante la huida, el agresor golpeaba al agente para que se soltara. Barragán pensó que ese día pudo morir.
Cansado, el agente se dejó caer en el piso, mientras varias personas le cerraban el paso carro. El conductor huyó y el vehículo fue retenido.
La Empresa de Movilidad del Norte (Movildenor) presentó una denuncia ante la Fiscalía por atropello y abandono del lugar contra el conductor.
Barragán tuvo que pasar 15 días de reposo médico para recuperarse de las lesiones. Luego rindió su declaración. El propietario del vehículo fue citado y aseguró que prestó su auto a un amigo del cual desconoce el nombre y paradero. El caso continúa en investigación.
Este es uno de los 20 casos de agresiones físicas contra agentes de Movidelnor, que se han reportado desde enero del año anterior hasta el jueves último, explica Luis Baéz, jefe operativo de la institución, que tiene a su cargo el manejo del tránsito vehicular en 15 cantones de Imbabura, Carchi y el norte de Esmeraldas y de Pichincha.
De ese total seis casos han sido judicializados, cuatro por los delitos de ataque y resistencia y dos por agresión física contra los agentes. De ellos, cuatro continúan en investigación previa, uno ha sido sentenciado y en otro caso se extendió el plazo para investigación.
Este último está relacionado a la agresión contra cuatro agentes, dos de ellas mujeres, el año anterior. Darío Ortega recuerda que mientras realizaban labores de control en una vía detuvieron a un vehículo cuyo conductor era un menor de edad, que aparentemente estaba en estado etílico. Cuando le solicitó los papeles les agredió verbalmente. Luego el conductor y cuatro acompañantes descendieron del automotor y comenzaron a agredirles con puños y un bate de madera.
También hay casos en los que no se presentan denuncias. La agente Daniela Palacios recuerda que hace tres meses una señora que dejó su vehículo mal parqueado la golpeó en la espalda, porque le puso una citación en el parabrisas. Comunicó el incidente a sus superiores, pero no presentó denuncia porque considera que le exigen requisitos como llevar testigos, no se dan las audiencias y en algunos casos los agresores no son sancionados.
Los agentes no han tenido que contratar abogados, gracias a que Movidelnor les ha apoyado con los funcionarios del Departamento Jurídico. Sin embargo, un jurisconsulto explica que ellos colaboran en la presentación de las denuncias, pero que no siempre pueden dar seguimiento, porque cuentan con solo cuatro abogados para atender los requerimientos de otras labores de la institución, como demandas de conductores, asesoramiento jurídico.
Baez comenta que los fines de semana uno de los abogados realizan turnos para atender cualquier eventualidad de los 537 agentes civiles de la Mancomunidad de Tránsito. De ser necesario deben movilizarse a la provincia en donde se los requiera.
Además, 200 agentes civiles conformaron hace una asociación que cuenta con un abogado particular, para que los representa. Estefany Caicedo, presidente de la organización, comenta la idea surgió hace un año luego de varias agresiones físicas contra los uniformados que ocurrieron en la región.