Los viajeros son recibidos por un familiar en la zona de parqueo del aeropuerto de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Las salas de espera son grandes carpas con sillas plásticas instaladas en el parqueo del Aeropuerto Internacional José Joaquín de Olmedo de Guayaquil. Los acompañantes tienen prohibido entrar al edificio de la terminal aérea desde inicios de la crisis sanitaria del covid-19, con lo que aguardan la salida de viajeros en una acera exterior, señalizada para el distanciamiento.
Así son recibidos cientos de ecuatorianos residentes en el exterior, que llegan a Guayaquil por fiestas de Navidad y de fin de año. Ante el aumento de vuelos por temporada, el aeropuerto extremó las medidas de bioseguridad, instaló nueva señalética y restringe el número de familiares que acude a recibir a los viajeros.
En el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre de Quito se refuerzan también los controles sobre la aplicación de medidas de protección sanitaria. Está previsto un “estricto control de aforos”, en una época en que la llegada de viajeros se incrementa.
Desde junio pasado, cuando se reactivaron los vuelos internacionales en Ecuador, el arribo de pasajeros se ha más que cuadruplicado, de
7 473 a 32 477, en octubre (ver infografía, según cifras de tráfico regular internacional de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC).
Desde el 14 de septiembre se ampliaron las frecuencias aéreas al 100% de la capacidad habitual en operaciones comerciales internacionales y domésticas en todos los aeropuertos del Ecuador, según la DGAC. Sin embargo, su operación depende de cada aerolínea, en función de la demanda.
En Guayaquil, desde el 1 de diciembre, por cada vehículo solo puede ingresar una persona para recoger a familiares o amigos que arriben al aeropuerto. La medida pretende reducir los focos de contagio y aglomeración y fue ratificada ayer, 2 de diciembre del 2020, por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal, entre otras restricciones.
“En el arribo internacional teníamos a familias enteras y amigos que venían a recoger a los viajeros y se estaban produciendo aglomeraciones”, explicó Ángel Córdova, gerente de Tagsa, que opera la terminal de Guayaquil. Por eso hay nueva señalética y guardias, quienes con megáfono controlan los protocolos sanitarios.
En el último trimestre, el José Joaquín de Olmedo pasó de operar 32 frecuencias de vuelos internacionales a la semana a recibir 74 semanales, en noviembre. La reactivación equivale al 40% de operaciones que había antes de la pandemia, según Córdova. Se prevé que en diciembre se mantenga ese mismo número de vuelos o se produzca un “ligero” aumento.
Luis Galárraga, gerente de comunicación de Quiport, operadora del aeropuerto de Quito, indicó que los vuelos internacionales suelen ser espaciados. Pero dijo que las medidas por diciembre contemplan incluso el cierre de puertas de la terminal, en el momento en que se cope el aforo permitido del edificio.
“Como el aeropuerto está alejado de la ciudad, eso contribuye a disuadir a familiares a llegar en masa a recibir a pasajeros”, dijo. Pero recordó que el edificio administrativo, frente a la terminal, con dos niveles de acceso público, podría utilizarse de ser necesario para que la gente pueda esperar a los viajeros. Quito ha reanudado un 65% de sus rutas y frecuencias.
Los viajeros internacionales que arriban a Ecuador deben presentar a su llegada una prueba PCR negativa para coronavirus, emitida hasta 10 días antes de la llegada, según el protocolo vigente del COE nacional.
Si no la presentan, deberán guardar aislamiento preventivo obligatorio (APO) de 10 días en sus domicilios, a menos que a su llegada se realicen una PCR y resulte negativa.
La coordinación Zonal 8 del Ministerio de Salud Pública (MSP) informó que de los 67 954 viajeros internacionales que han arribado a Guayaquil, del 14 de septiembre al 25 de noviembre, 12 487 pasajeros no presentaron la PCR negativa. Se trata de uno de cada cinco viajeros. Ellos pasan al APO, bajo vigilancia epidemiológica en sus domicilios.
Ayer, 2 de diciembre, la alcaldesa Cynthia Viteri dijo que el Municipio se reserva el derecho a aplicar pruebas aleatorias.
Federico Cabrera, epidemiólogo del Hospital Luis Vernaza, destacó la iniciativa de ciertas aerolíneas de solicitar la prueba PCR negativa emitida en los últimos cinco días, pero dice, no es ninguna garantía.
“Entre el momento en que se hace la prueba y viaja puede adquirir el virus incluso en el mismo aeropuerto”, dijo. También señaló que pueden llegar nuevas cepas desde otras latitudes, con más virulencia.