Cubanos en el exilio protestaron ayer en Miami para rechazar el anuncio del presidente estadounidense Obama. Foto: EFE.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU., que fue bien acogido por la comunidad internacional, con seguridad tiene ya efectos en la región y en el propio Estados Unidos. Uno de ellos: la incidencia en la política del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien incluso pudiera verse obligado a replantear su discurso. Así lo señalaron ayer, 17 de diciembre del 2014, analistas.
“Este anuncio le mueve el piso al gobierno de Maduro en su política hacia Estados Unidos, e incluso el discurso político interno, que se fundamentaba en gran medida en la lucha antiimperialista y la condena al bloqueo estadounidense a Cuba”, comentó el politólogo Nicmer Evans, de la corriente crítica del chavismo.
Asimismo, Evans consideró que este acercamiento entre Washington y La Habana debe tener “profundas implicaciones en Venezuela” y se preguntó si el líder cubano Raúl Castro conversó sobre este tema con Maduro, quien el pasado domingo estuvo en La Habana por la cumbre de la Alba (la Alianza Bolivariana).
La República Bolivariana tiene en Cuba a su principal aliado político desde que el fallecido expresidente Hugo Chávez (1999-2013) llegara al poder para impulsar el llamado socialismo del siglo XXI. El rico país petrolero es uno de los principales sostenes económicos de la isla caribeña.
En la misma línea, Milos Alcalay, diplomático de carrera que fue vicecanciller, comentó de su lado que “llama la atención que en momentos en que se recrudece la confrontación verbal de Venezuela hacia Estados Unidos, Cuba asuma esta posición constructiva”.
Maduro, quien ha señalado que a veces le “provoca” romper relaciones con Estados Unidos, encabezó el pasado lunes una manifestación de simpatizantes del chavismo para denunciar lo que considera una política ‘injerencista’ de EE.UU. hacia su país.
“Todo indica que (el presidente cubano Raúl) Castro no comentó esto con Maduro. La línea de radicalización de Maduro frente a Estados Unidos contrasta con la vía de diálogo de Cuba, pero esto podría cambiar”, añadió Alcalay.
¿Qué otras implicaciones pudiera tener el acercamiento entre los dos viejos rivales de la era de la Guerra Fría? Sin duda, los más inmediatos son ya visibles en EE.UU. Así, atiza el debate en la diáspora cubana e incluso la divide.
Una señal en ese sentido la dieron ayer los congresistas y senadores estadounidenses de origen cubano, quienes criticaron con dureza la decisión del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de normalizar las relaciones diplomáticas de su país con Cuba.
El senador demócrata Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, consideró que el anuncio de un cambio de política con respecto a Cuba “es erróneo y no entiende la naturaleza del Régimen cubano, que ha ejercido su control autoritario sobre los cubanos durante 55 años”.
En similar tono, se expresaron el senador Marco Rubio y los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart. Los tres son de origen cubano y miembros del Partido Republicano. “La decisión del Presidente de recompensar al régimen de Castro y empezar un camino hacia la normalización de las relaciones con Cuba es inexplicable”, señaló Rubio. Este consideró que “el dramático cambio de política hacia Cuba es el último de una larga lista de intentos fallidos de Obama.
El aporte del Papa
El papa Francisco ha tendido un decisivo puente de comunicación internacional en un conflicto enquistado, el del enfrentamiento entre Cuba y EE.UU. Aunque los intentos del Pontífice argentino de contribuir a arreglar graves problemas internacionales no son novedad -ahí está la reunión entre palestinos e israelíes de la que fue anfitrión en los Jardines Vaticanos el pasado junio-, al Papa se le resistía todavía un gran avance en sus cerca de dos años de pontificado.
Ayer quedó desvelada la mediación del Vaticano en el restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana, que ya se puede calificar como histórica. Meses de discreta diplomacia vaticana -que como mandan los cánones en casos como este se sirvió de un tercer Estado, Canadá– han dado al Sumo Pontífice un reconocimiento justo en el día en que cumplía 78 años.