Leonardo Vicuña muestra una foto con Rafael Correa y Lenín Moreno. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Leonardo Vicuña Izquierdo tiene su oficina llena de figuras e imágenes de los personajes que admira. Simón Bolívar, Eloy Alfaro y el Che Guevara, pero también hay una fotografía en la que está reunido con Rafael Correa y Lenín Moreno. Fue en el 2008, cuando ejercía el cargo de Gobernador del Guayas, y se reunió con los entonces Presidente y Vicepresidente de la República.
También tiene en su biblioteca algunos libros escritos en los últimos 10 años: ‘Una década de cambios’, ‘El Ecuador de la revolución ciudadana’ y ‘Hacia el socialismo del buen vivir’.
Vicuña -un viejo militante de la izquierda comunista- es el presidente de la Alianza Bolivariana Alfarista (ABA), cofundadora de Alianza País (AP). Esa es la única organización que se mantiene activa de las siete que se sumaron en el 2006 en Guayas para dar vida al proyecto político de la revolución ciudadana, que llevó al poder a Correa.
Ahora el movimiento ABA adquirió más protagonismo con la posesión de María Alejandra Vicuña en la Vicepresidencia del país, el 6 de enero del 2018. Desde octubre del 2017, cuando recibió el encargo del presidente Lenín Moreno, en reemplazo de Jorge Glas, su padre había dicho que era un reconocimiento al trabajo durante 12 años a favor de la revolución ciudadana. Y la defendió de las críticas del exministro Ricardo Patiño, quien dijo que su posición era “sinuosa”.
Para él, la última de sus tres hijos está bien preparada en temas de salud pública, institucional y del Estado. Además, ha tenido formación política desde su adolescencia en el Partido Liberación Nacional, luego en ABA y AP-Guayas donde dirigió la comisión de participación política.
En diciembre del 2017, en su convención nacional ABA, resolvió respaldar la consulta y es un protagonista activo a favor del sí desde su central, en el centro de Guayaquil. El movimiento nació entre 2005 y 2006, en Montecristi. Tienen directivas en 16 provincias y en la última convención participaron 2 000 personas.
Las otras agrupaciones fundadoras con poca actividad son Poder Cívico Ciudadano, Frente de Lucha Ciudadana, Alianza PAIS-PCD, grupo de María Duarte, Equidad Democrática Ciudadana y Participación Ciudadana de Raúl y Ricardo Patiño, que hoy están en orillas distintas.
En la campaña por el sí Raúl es responsable de la organización territorial de AP a escala nacional y visita tres o cuatro provincias por día. En esos recorridos dio un discurso en Cañar, en días pasados, que generó críticas porque reconoció que conocía de supuestos actos de corrupción desde el anterior período legislativo.
Este Diario conoció que nunca dejó de apoyar a Moreno; a raíz de la carrera presidencial, donde manejó la logística, se dedicó a sus actividades empresariales. Pero en noviembre se sumó una vez a la semana al buró del movimiento por pedido del Mandatario.
A diferencia de ABA, la sede provincial de AP -que dirige la asambleísta Marcela Aguiñaga- está cerrada desde mediados de diciembre. Ella sostiene que AP está en su momento más complejo desde su nacimiento. “Es un momento complejo de divisiones, de debilidad al interior por dos tendencias muy claras que están marcadas. Eso pone en riesgo a la organización política para las elecciones seccionales”, dice.
Su temor es que la división empuje a “la recuperación de la derecha” y le pase factura a la lista 35. En los últimos comicios ganó 10 de 20 legisladores; y en las seccionales del 2014 logró 16 de 25 alcaldías en la provincia, más la Prefectura en alianza con Centro Democrático (Jimmy Jairala).
Ella asegura que la facción correísta está a la espera de la resolución del Tribunal Contencioso Electoral sobre la dirigencia nacional de AP. Si se confirmara a Moreno como presidente el camino inmediato es la creación del movimiento Revolución Ciudadana.
Pero para integrar la nueva agrupación es probable que los tiempos no le alcancen para recoger firmas e inscribirse para las seccionales del 2019. Pese al panorama dice que es la directora provincial. “No he sido removida del cargo”. Aunque no se siente integrante de “una directiva donde se han movido ideologías y convicciones por cuotas de poder”.
En octubre del 2017, 26 de los 30 miembros de la directiva de Guayas firmaron un acuerdo de apoyo al Jefe de Estado, a quien reconocen como presidente del movimiento. Ignacio Figueroa, subdirector provincial y alcalde de Pedro Carbo, comanda “ese pelotón”. Con Moreno están 5 de los 10 asambleístas de Guayas, según la legisladora Guadalupe Salazar, quien está en ese grupo.
La división se evidencia en el uso de las centrales. Hasta noviembre las actividades se hacían en la sede principal hoy cerrada. Ahora la facción cercana a Moreno tiene citas en la sede del populoso sector de Balerio Estacio, que dirige Salazar. Los correístas lo hacen en la central del distrito uno.
La asambleísta Sofía Espín cree que al nuevo movimiento migrarán los 30 legisladores de la llamada “Bancada de Principios”, que se ausentó en la votación donde se escogió a Vicuña como vicepresidenta.
Leonardo Vicuña espera que luego de la consulta AP se democratice y reestructure como pidió Moreno. Considera que el excesivo liderazgo del expresidente minimizó y debilitó a la organización.
Indica que no está “en la onda de atacar a Correa”, sus críticas son a la agrupación y no a la gestión como mandatario, de la que ha sido defensor de su política económica y social, aunque hay “cosas que corregir”.
“En el Gobierno no hay vicuñistas y yo no soy correísta ni morenista. Soy un revolucionario, de 50 años o más, que busca que este país cambie hacia una sociedad solidaria, equitativa, justa y que respete la fuerza laboral como valor fundamental de la actividad productiva”. Dice que no está con ninguna de las facciones del movimiento que gobierna el país desde el 2007.
Vicuña estuvo más de cinco años en la dirigencia nacional de AP y ocupó cargos en los bancos del Estado, Central, del IESS, y a finales de diciembre fue nombrado presidente del Directorio del Pacífico. ¿Cuota política? Dice que no, que desde octubre ya había integrado al directorio del banco estatal por pedido de Lenín Moreno.
En contexto
La división de AP-Guayas es una evidencia de lo que ocurre a escala nacional con el movimiento oficialista. El ala correísta espera que el Contencioso resuelva la pugna directiva para decidir si forma una nueva agrupación. ABA cobró protagonismo en Guayas.