Si no tienes tiempo te lo resumimos en estas líneas
- Más quiteños exploran los sabores de las arepas, cachapas y otros platos tradicionales.
- Los venezolanos también han incluido los sabores ecuatorianos en su cocina.
- Este intercambio gastronómico tiene unos ocho años y está en crecimiento.
A través de la gastronomía, los venezolanos no solo han encontrado oportunidades laborales, sino que también han diversificado la oferta culinaria para los quiteños. De forma paralela, la migración ha hecho que los venezolanos integren la comida ecuatoriana a su vida diaria.
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Poco a poco la riqueza culinaria de Venezuela va conquistando los paladares de los quiteños. Esto se ha dado desde el 2015 que empezó la migración de venezolanos a distintos países, entre ellos Ecuador.
Pepitos Grill, por ejemplo, es un restaurante que ya está presente en el Valle de Los Chillos, Cumbayá y en la avenida de Los Shyris. Han logrado que el 50% de su clientela sea ecuatoriana.
Dixon Gutiérrez, su gerente, cuenta que la clave está en que el cliente se sienta como en su casa y tenga una comida de calidad.
Esto ha hecho que los mismos venezolanos introduzcan a sus amistades quiteñas en la cocina venezolana. Es así que uno de los productos más demandados es la cachapa, la cual se asemeja a una humita. Se trata de una masa de choclo dulce que se lo mezcla con queso.
Freddy Mora, jefe de cocina del restaurante, ubicado en el norte de Quito, cuenta que en el menú también ofrecen arroz moro con chuleta. Este plato al igual que el resto de opciones lo prepara junto con Eufemia Chango. Ella es ecuatoriana y ya tiene seis años de experiencia en la cocina venezolana.
Mientras Freddy destaca que le encanta el tigrillo y el encebollado ecuatoriano, Eufemia reconoce que fue fácil descubrir y aprender sus platos y bebidas tradicionales. Entre ellos el papelón, que es una limonada endulzada con panela o el jugo de parchita, que es el zumo de maracuyá.
Este intercambio cultural a través de la comida ha permitido que se generen lazos de amistad y colaboración entre ambas comunidades.
Con la apertura de restaurantes, food trucks y otros negocios de comida, los venezolanos generan ingresos económicos y enriquecen la oferta gastronómica de la ciudad.
La diversidad de sabores, ingredientes y técnicas culinarias que aportan los venezolanos ha sido bien recibida por los habitantes de Quito. Su interés por conocer y disfrutar otro tipo de gastronomía es parte de la cultura. Esto también lo reconoce José Zambrano, propietario del restaurante Sancho Panza.
En este sitio, el producto más demandado por los quiteños es la arepa reina pepiada. Se trata de una versión asada que se rellena con la mezcla de pollo mechado, mayonesa, aguacate, culantro, y especies.
Las alternativas para comer los sabores venezolanos se extienden a lo largo y ancho de la ciudad. Hay locales que llaman la atención porque son cafetería y panadería, pero también restaurante y bar.
Una hueca venezolana que se abrió espacio en la República de El Salvador y Suiza, sobre todo, entre los transeúntes es Alma Llanera. Desde 2019, venezolanos y ecuatorianos paran en este sitio para picotear una empanada, una arepa, un tequeño o un dedo de queso.
Karen Martínez, supervisora de logística, cuenta que desde el inicio se dio cuenta que al quiteño le gusta mucho la carne y el pollo mechado. También el fréjol negro, que lo conocen como caraota.
Actualmente su clientela se divide en un 70% venezolana y un 30% ecuatoriana.
La gastronomía venezolana se ha convertido en un puente entre dos culturas. Permite que los venezolanos se integren de manera positiva al mercado laboral y a la sociedad de Quito.
Este intercambio culinario no solo enriquece la oferta gastronómica, sino que promueve la diversidad, la inclusión y el respeto entre diferentes comunidades.