Vinolia, la estrategia urbana para conocer la magia del vino chileno

Vinolia, el proyecto para conocer y saborear el vino chileno sin salir de Santiago, la capital. Foto: Tomado de la cuenta de Instagram de @vinolia_chile

Vinolia, el proyecto para conocer y saborear el vino chileno sin salir de Santiago, la capital. Foto: Tomado de la cuenta de Instagram de @vinolia_chile

Vinolia, un lugar para recorrer viñas y disfrutar de sus vinos sin salir de Santiago, la capital. Foto: Tomado de la cuenta de Instagram de @vinolia_chile

Conocer el vino chileno en pleno Santiago y sin necesidad de visitar una de las viñas que rodean la capital ya es una realidad gracias al proyecto Vinolia, que pretende trasplantar "la experiencia sensorial" de los caldos chilenos al entorno urbano.

"La idea surgió hace diez años en los viajes de un socio de Vinolia a países vitivinícolas, donde vio cómo intentaban traer la experiencia de las visitas a la ciudad. Vimos que podíamos implantar esto en Chile", explicó a Efe el gerente de desarrollo de la empresa, Cristóbal Luna.

La ruta urbana vino está dividida en dos partes relacionadas íntimamente con el vino: primero los olores, con los que los visitantes intentan adivinar las decenas de aromas con las que se fabrican los caldos chilenos.

Y después están los sabores, con una cata en la que se prueban cinco copas y un maridaje de quesos acompañados de un vídeo que explica los secretos del proceso.

"Trabajamos con cinco viñas por cada valle de los dos que abarcamos. En septiembre serán tres. Todo nuestros vinos cumplen unas condiciones: deben participar en la denominación de origen de su zona, tener un foco en la exportación y, sobre todo, ser caldos de una gran calidad", explica Luna.

En un ambiente relajado, el viajero puede disfrutar de una selección de vinos mientras los mejores sumilleres de Chile le explican en una pantalla la composición, el color, el olor y el sabor de los caldos.

Vinolia apuesta así por unir dos tendencias cada vez más potentes en Chile, como son turismo de enología y el de negocios, que saca provecho de la circunstancia de que Santiago reciba cada día miles de personas que se acercan a la capital por trabajo.

"Nos dirigimos a una variedad no menor de turistas. Nuestro foco principal son las personas viajan a Santiago por negocios, están dos o tres noches en la ciudad y quieren conocer el vino chileno, pero no tiene tiempo suficiente como para desplazarse hasta una viña. Así se les convertimos en embajadores del vino chileno", incidió Luna.

El encargado de Vinolia, que están emplazado en el elegante municipio de Vitacura (este de Santiago), enfatiza que estos dos modelos de negocio potencian y posicionan la marca del país austral a nivel internacional.

"El vino es consumido por más de 1 800 millones de personas al año y es un gran embajador de Chile. El turismo es similar, nos hemos venido posicionando en los últimos 15 o 20 años como un destino de naturaleza, cultura, con lugares realmente especiales que están en la lista de deseos de todos los viajeros", señala.

Además de la cata de olores y sabores, Vinolia ofrece una bodega con una enorme cantidad de caldos de los valles de Casablanca y Colchagua, a 75 km al noroeste y 150 km al sur de Santiago, respectivamente, así como otros productos típicos chilenos.

"El objetivo es que la gente que viene para acá aprenda del vino chileno, eduque su paladar con él y se convierta en consumidor habitual en el futuro", insistió Luna.

Vinolia tiene previsto más adelante explorar nuevos productos procedentes de cinco bodegas del Valle del Maipo que se incorporarán en septiembre, así y como nuevos locales en otros lugares.

"Buscamos alternativas de crecimiento en destinos turísticos para que los visitantes puedan disfrutar del vino chileno en lugares tan apetecible como las Torres del Paine, San Pedro de Atacama o Isla de Pascua", anunció.

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