Salango, un poblado ancestral que impulsa el turismo

Salango

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Crecen como plantas sujetas a las rocas del mar, pero en realidad son animales que viven en colonias. Son crustáceos de tronco común con los cangrejos. En Salango, comuna de pescadores de pasado ancestral al sur de Manabí, han consumido por generaciones los percebes.

El restaurante de mariscos el Delfín Mágico de la localidad ha hecho del extraño crustáceo su plato estrella, un menú que lo ha llevado a evolucionar desde dos mesones en el portal de la casa hace 29 años. Obtuvo el premio al Mejor Restaurante Regional por el Festival Latitud Cero en el 2015.

La gastronomía es uno de los atractivos turísticos de la parroquia rural de Puerto López, 10 kilómetros al sur de la cabecera cantonal. El centro de turismo comunitario de la comuna y sus operadores ofrecen paseos a la cercana isla de Salango, propicia para el buceo y avistamiento de aves.

El Delfín Mágico, ubicado cerca del Museo Arqueológico de la comunidad, es uno de los pocos puntos en Manabí donde se ofrece la pata o uña de cabra. Al percebe se le atribuyen propiedades afrodisíacas; esta especie hermafrodita ha despertado admiración mundial por tener un pene más largo que su cuerpo.

El Centro Turístico Comunitario incluye cabañas ecológicas para el alojamiento de los turistas.

Victoria Pincay, cocinera de 54 años y copropietaria del negocio, cuenta que comenzaron ofreciéndolo como degustación a los clientes, hasta que pasó a integrar el menú junto a platos insignes como el róbalo en salsa de maní o el Spondylus, que entró en veda permanente en 2009. Ahora reemplazan el Spondylus por concha pala de Perú, un molusco de sabor y consistencia similar.

“El percebe es una comida tradicional en la comuna, lo comían mis padres, mis abuelos y bisabuelos. Los turistas españoles están entre los principales consumidores, para ellos es un marisco tan cotizado como la langosta”.

Bajo su cobertura, el crustáceo revela una vena oscura y comestible, con un sabor terroso similar al de la concha. Es cocinado por pocos minutos en agua marina y es acompañado con un aderezo de limón.

En el restaurante Delfín se prepara el percebe, la comida típica del sector en una receta de la chef Victoria Pincay.

Salango tiene una historia precolombina de más de 5 000 años de antigüedad. Sobre el poblado actual funcionó un complejo ceremonial de seis hectáreas de extensión, al pie de la punta sur de la bahía del poblado.

El Museo Arqueológico del Centro Turístico Comunitario exhibe parte de ese pasado precolombino, 245 piezas de las culturas Valdivia, Machalilla, Chorrera-Engoroy, Bahía, Guangala y Manteña.

Las vitrinas del repositorio exponen brazaletes de cuentas de piedra, caracol y conchas de Spondylus, anzuelos, anclas de piedra para pesca y una réplica a escala de la balsa manteña. Entre las cerámicas destacan asientos guangalas en forma de plato, botellas silbato con la representación de perros, o personajes con orejeras y narigueras.

En los detalles de rostros ancestrales de las cerámicas reconocen su propia fisonomía los comuneros, dice Johanna Suárez, administradora del centro turístico comunitario. “El Museo existe desde 1979. La comunidad asumió la administración hace 10 años. En el complejo tenemos un restaurante y 11 cabañas rústicas para albergar hasta 55 personas, además una casona con un museo histórico colonial-republicano”.

La arqueóloga estadounidense Amy Klemmer trabaja junto a Mercy Pincay, en el Museo de Salango.

El centro comunitario coordina parte de la acción de los operadores turísticos que organizan expediciones al bosque y paseos marítimos a la isla, frente a la población.
Abel Muñoz, guía nativo naturalista, lleva turistas en una lancha de Joe Tours a la isla de Salango. El paseo incluye buceo con máscara en arrecifes coralinos y descanso en una playa de 120 metros de arena.

Cardúmenes de pequeños peces de colores suben a la superficie cuando se arrojan migas de pan. La ruta propone además el avistamiento de aves en las rocas de la isla, desde fragatas, pelícanos, hasta piqueros de patas azules.

La pesca deportiva está entre las opciones que ofrece la parroquia, que cuenta con un mirador en un cerro desde el que se aprecia la bahía de Salango y su isla.En el sendero La Playita, un área de bosque seco, los turistas pueden practicar el senderismo.

El sector es una zona de avistamiento de aves y de anidación de tortugas entre junio y octubre, coincidente también con el apareamiento de ballenas frente a las costas.

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