Cabalgata por las faldas del volcán Rumiñahui, en el cantón Mejía, provincia de Pichincha. Foto: Galo Paguay / VIAJAR
Recorrer los páramos andinos para demostrar la fortaleza que poseen los caballos criollos ante condiciones extremas es lo que motivó a César Asipuela para explorar nuevas rutas ecuestres en la cordillera ecuatoriana.
Luego de servir por 25 años a las Fuerzas Armadas, en la rama de Infantería, Asipuela se jubiló y dedicó su tiempo al turismo ecuestre durante los últimos 17 años. Es nativo de Píntag y se considera un chagra que, gracias a su afición ecuestre, logró que la promotora inglesa Sally Vergete, a través de la empresa Paramo Places, se fijara en él para que guíe a los turistas extranjeros por los Andes nacionales.
Por invitación de Xavier Arroyo Vorbeck , Asipuela formó parte del grupo de jinetes que en julio del 2017 viajó del Carchi al Macará en 30 días, dentro del proyecto Ecuador 593.
En esta aventura, uno de los tramos más complejos de cruzar fue el de los Llanganates, donde logró fotografiar una de sus mejores experiencias. “Tuvimos mucha suerte. Cuando cruzamos, el clima resultó espléndido. En un lugar que se le conoce como La Cuchilla, se pudo observar hasta 11 volcanes. Los más vistosos desde allí eran el Sangay, el Altar, el Tungurahua, el Chimborazo, el Carihuairazo, el Cotopaxi, entre otros”, comenta.
Según dice, sin la ayuda del caballo criollo, estas aventuras serían muy difíciles de realizar sobre la cordillera ecuatoriana, debido a que el equino adquirió ciertas propiedades en su evolución desde su llegada a América, como resistencia y técnica para caminar en el páramo, pese a que es pequeño de estatura. “Tranquilamente estos caballos suben a 4 200 metros sobre el nivel del mar. Están hechos para estos terrenos”.
Asipuela también colabora con la organización Quito Ecuestre, que la conforman Xavier Arroyo Vorbeck, Jaime Chávez y Ana Karina Corella, quienes, por iniciativa de Fabián Corral, buscan mejorar la crianza del caballo criollo.
Cabalgatas por los Andes ecuatorianos
Cabalgata en el Parque Nacional Cotopaxi. Foto: cortesía Ministerio de Turismo
César Asipuela prepara su caballo cerca de la laguna de Muertepungo, en el Antisana, antes de iniciar su travesía. Foto: Edwing Encalada / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Rumiñahui, en el cantón Mejía, provincia de Pichincha. Foto: Galo Paguay / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Rumiñahui, en el cantón Mejía, provincia de Pichincha. Foto: Galo Paguay / VIAJAR
Cabalgata de aventura, en la hacienda de Totorillas en la parroquia de Tarqui, a 25 km de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua / VIAJAR
Cabalgata de aventura, en la hacienda de Totorillas en la parroquia de Tarqui, a 25 km de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua / VIAJAR
Cabalgata por las lagunas de Mojanda. Foto: Archivo / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Antisana, en la cual se llegará a las lagunas de Parcacocha y Muertepungo. Foto: Edwing Encalada / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Antisana, en la cual se llegará a las lagunas de Parcacocha y Muertepungo. Foto: Edwing Encalada / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Antisana, en la cual se llegará a las lagunas de Parcacocha y Muertepungo. Foto: Edwing Encalada / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Antisana, en la cual se llegará a las lagunas de Parcacocha y Muertepungo. Foto: Edwing Encalada / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Antisana, en la cual se llegará a las lagunas de Parcacocha y Muertepungo. Foto: Edwing Encalada / VIAJAR
Cabalgata por las faldas del volcán Antisana, en la cual se llegará a las lagunas de Parcacocha y Muertepungo. Foto: Edwing Encalada / VIAJAR
Ellos se inspiraron en la travesía de Gato y Mancha, dos caballos criollos argentinos que entre 1925 y 1928 protagonizaron una de las mayores hazañas de la época, al realizar un recorrido desde Buenos Aires hasta Nueva York en un viaje que lo culminaron luego de tres años, cuatro meses y seis días, con el fin de reivindicar la fortaleza del equino criollo argentino.
Mancha y Gato murieron en 1947 y 1944, a los 40 y 36 años de edad, respectivamente. Sus cuerpos se encuentran embalsamados en el Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo de la ciudad de Luján, como un ícono de lo que son capaces los caballos criollos.
Argentina no fue el único país en revalorizar a su equino, ya que el primero fue Chile a través de Raimundo Valdés en 1893, iniciativa que, con los años, permitió que el caballo sea considerado como Monumento Natural, tras un decreto presidencial firmado por Sebastián Piñera el 26 de abril de 2011.
Para demostrar la fortaleza del caballo criollo ecuatoriano, Quito Ecuestre planea realizar el próximo verano un cruce al Ecuador que unirá la Amazonía con la Costa por la latitud 0°, pero evitando las vías carrozables. “Se están tramitando permisos y analizando senderos”, explica Ana Karina Corella.
Esta organización realiza, además, diversas cabalgatas para que el turista nacional aprecie los paisajes escondidos que se encuentran en los Andes. Entre sus rutas, están recorridos por el Qhapaq Ñan o Camino del Inca, alrededor del Antisana, Ilinizas, Llanganates y Cotopaxi, los senderos Lloa-Mindo, Pachijal, Mama Rumi en Bolívar y la Ruta del Sol (por el sendero de Cojimíes-Pedernales-Jama).
El costo de la cabalgata varía según el destino que se elija y el número de personas que participen. Los precios van desde los USD 15 hasta los 80, e incluye alquiler del caballo, montura, guía de ruta, gastos de movilización y alimentación.