Circuitos de etnoturismo dentro del humedal amazónico

Los recorridos por el Cuyabeno son las experiencias más buscadas por los extranjeros. Foto: Eduardo Terán / VIAJAR

Hace nueve días, el complejo Lagartococha – Cuyabeno – Yasuní en la Amazonía ecuatoriana, cumplió un año de haber sido incluido en la lista de Humedales de Importancia Internacional por parte de la Convención Ramsar. Este complejo es considerado como uno de los más grandes del país, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
El humedal también es un corredor que sirve de conectividad entre las cuencas de los ríos Aguarico, Lagartococha, Napo y Yasuní, además de centenares de ríos, riachuelos, pantanos y lagunas ubicadas en las provincias de Sucumbíos y Orellana al nororiente del país.
Cerca de este complejo fluvial se desarrollan circuitos de etnoturismo para aprovechar su biodiversidad. Es el hogar de más de 200 especies de anfibios y reptiles, 600 especies de aves y 167 especies de mamíferos, además de 1 500 especies de plantas vasculares, es decir, el 9% del total nacional.
Uno de los proyectos turísticos de mayor renombre en el mundo se desarrolla allí y lo administra la comunidad kichwa Añangu. Se trata de Napo Wildlife Center, un ‘lodge’ que fue ubicado en el Salón de la Fama de TripAdvisor por las sobresalientes calificaciones de los usuarios de ese portal.
De hecho, los Añangu se jactan de que en una hectárea del Yasuní se puede hallar más especies de plantas y árboles que en todo el continente europeo y norteamericano juntos. “Hemos visto recuperarse a nutrias en nuestro territorio y repoblar las zonas aledañas. Por eso queremos una Amazonía libre de la caza”, comentó Jiovanny Rivadeneira, líder de la comunidad de Añangu.
Para Santiago Morales, guía del proyecto Suchipakari, que se desarrolla en Napo, el turismo es un mecanismo sustentable para las comunidades de la zona, razón por la cual los circuitos son muy populares entre los visitantes extranjeros. “Más de 800 habitantes de las comunidades de Pusuno Alto, Pusuno Bajo, Sardinas de Ilayaku y Río Blanco se benefician de esta actividad”, admite.
Incluso las artesanías que los habitantes de estas comunidades realizan -a base de madera de chonta, balsa, tagua y cabo de hacha- son exportadas a Estados Unidos, luego de un convenio realizado con las universidades de Chicago e Illinois.
En Joya de los Sachas se inauguraron dos nuevas rutas turísticas denominadas Sacha Ruku Kawsay (vida antigua de los abuelos de la selva) y Warmi Kucha (mujer de la laguna). En sus recorridos, son recibidos por la comunidad kichwa Amarun Yaya; les pintan con achiote el rostro con motivos indígenas, previo al ritual de consumir la guayusa, como energizante natural.
Millay Rainforest Project es otro proyecto que funciona en el Cuyabeno. Isaac Mallol, uno de sus administradores, cuenta que trabajan con 150 personas de la comunidad, quienes han dejado prácticas como la caza en pro de los visitantes.