Al menos 17 personas han muerto en las protestas que sacuden Irán hace siete días, por la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal el velo, según la televisión estatal iraní. Hasta ahora, las autoridades habían confirmado la muerte de ocho personas, entre ellas tres miembros de las fuerzas de seguridad.
Las protestas comenzaron el viernes 16 de septiembre. Tras conocerse la muerte de la muchacha, quien fue arrestada por la Policía de la Moral por llevar mal el velo.
Con gritos como “Justicia, libertad y no al hiyab obligatorio”, “Mujeres, vida, libertad” o “Muerte al dictador”, los manifestantes han mostrado su indignación en al menos 20 ciudades del país, en unas protestas en las que la violencia se ha intensificado con las fuerzas de seguridad recurriendo a material antidisturbios.
Aparato represivo
El caso de Mahsa Amini ha puesto en el foco de atención el papel de la Policía de la Moral. Conocida como Gasht-e Ershad (Patrullas de la Orientación, en persa). La cadena BBC señala que la fuerza es una presencia importante en la vida diaria de Irán y está encargada de implementar las estrictas interpretaciones de la moralidad islámica.
Irán ha tenido varias formas de “policía de la moral” desde la Revolución Islámica de 1979. Pero Gasht-e Ershad es actualmente la principal agencia encargada de hacer cumplir el código de conducta islámico en público. Tienen a cargo detener a las personas -principalmente mujeres- que violan el código de vestimenta conservador para “promover la virtud y prevenir el vicio”.
Su atención se centra principalmente en garantizar la observancia del hiyab. Este es el velo que cubre el cabello, y desaconsejar el uso de cosméticos, según la cadena de noticias británica.
Las patrullas generalmente consisten en una camioneta con agentes masculinos acompañados por mujeres vestidas con chador -un velo que cubre la cabeza y todo el cuerpo- que se paran en lugares públicos concurridos. Como lo son centros comerciales, plazas y estaciones de metro.
Los agentes tienen el poder de detener a las mujeres que no llevan hiyab o lo usan incorrectamente, evaluando si muestran demasiado cabello, si su ropa es demasiado corta o sus pantalones son muy ajustados o si usan demasiado maquillaje.
Los códigos también prohíben el uso de jeans rasgados, atuendos de colores brillantes y vestidos que expongan las rodillas. Las personas detenidas reciben una notificación o, en algunos casos, son conducidas a un “centro correccional”, donde se le da una lección sobre cómo vestirse y comportarse “con moralidad”.
Por lo general, se las libera el mismo día y se las entrega a algún familiar varón. No obstante, en ocasiones los castigos por violar las reglas son más severos y también pueden incluir una multa, prisión o flagelación.