Nuestro país sería el tercero en el mundo con más cocaína incautada, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga (Unodc). El documento afirma que el sistema portuario de Guayaquil se ha convertido en uno de los principales puntos de salida de cocaína en América del Sur. Los países de salida de cargamentos de cocaína a Europa en el 2020 fueron Brasil, Colombia y Ecuador. Así vistas las cosas, Ecuador ya no solo es un país de tránsito. Ha pasado a ser un centro de distribución y exportación de droga.
Ecuador es el tercer país con más cocaína incautada, después de Colombia y Estados Unidos. La carga incautada en 2020 fue el 6,5 % del total que indica el informe, que también manifiesta que es probable que el tráfico de cocaína siguiera aumentando en 2020 pese a la pandemia de Covid-19. La incautación mundial de cocaína aumentó hasta llegar al récord de 1.424 toneladas.
Estos datos pueden verse desde el lado positivo, ya que el record de incautaciones demuestra que se ha incrementado el control y la lucha antidrogas. Pero lo negativo es que, de todas maneras, no cabe duda de que el tráfico se ha incrementado al punto que el país sería ya un distribuidor de droga. Con el agravante de que el tráfico trae incremento del consumo interno, crecimiento de las mafias y carteles, manejo de las cárceles, mayor peligro de infiltración en la fuerza públca y sobre todo el aumento descontrolado de la violencia y la inseguridad.
Las soluciones a esta situación extrema no son fáciles, desde luego, pero es evidente que, sin dejar de ejercer un control estricto y amplio del tráfico, se debe pensar que mucha gente se lanza a participar en la distribución local y la exportación de droga por necesidad económica y desesperación ante la pobreza y el desempleo, que azotan especialmente a los jóvenes. Más allá de la represión, el Gobierno debe enfrentar a fondo la cuestión social, e invertir en empleo, educación, salud… La miseria es mala consejera y lleva a extremos terribles.