Los yumbos reconocieron el Centro Histórico

Yumbos y danzantes

Yumbos y danzantes

La fiesta Yumbos Danzantes y Ancestrales del Quitu Milenario recorrió el centro. Cortesía: Consejo Provincial de Pichincha

El pasado sábado, 19 de septiembre , las yumbadas de Rumicucho, Pomasqui, Cotocollao, El Inca, La Magdalena, San Francisco de Conocoto y la Tola Chica de Tumbaco se reunieron a lo largo de la calle García Moreno en el Centro Histórico con el propósito de levantar los siete sellos espirituales que dejaron incas y españoles cuando estuvieron en Quito.

Los yumbos escogieron la García Moreno para realizar este ritual mítico porque, según sus creencias, los siete sellos espirituales y geográficos que dejaron los incas y los españoles están representados en las siete cruces de esta calle. Christian Valencia, cabecilla (jefe) de la yumbada de Cotocollao, cuenta que según las creencias de los yumbos, incas y españoles dejaron una herida cultural a su paso por Quito. “Lo que estamos haciendo con estas danzas rituales es levantando esos sellos espirituales para reapropiarnos de nuestros espacios sagrados. Nosotros somos el remanente del legado que dejaron los Quitus, los Caras y los Yumbos”.

En las danzas de la yumbada de Cotocollao participaron el yumbo mate, las yumbas, los yumbos varones, el mono y el pingullero. El personaje que Valencia representó fue el del yumbo mate cuyo objetivo fue ahuyentar los malos espíritus con el sonido de los mates que colgaban de su cuello. Durante el día, los yumbos realizaron diferentes danzas festivas pero la más importante fue la danza de La matanza. Fanny Morales es la única mujer cabecilla de la yumbada de Cotocollao. La chonta (el bastón de mando de los yumbos) la heredó tras la muerte de su padre. Durante el ritual de La matanza que se inició a las a las 16:30, Morales se convirtió en el Tungurahua. “Cada uno de los danzantes somos bautizados con el nombre de una montaña, a través de ellas sanamos y curamos a la tierra y a los seres vivos”.

Marcela Costales, viceprefecta de Pichincha, señaló que la celebración de los rituales de los yumbos en el Centro Histórico tiene como propósito que los quiteños conozcan más sobre las raíces culturales de los pueblos que habitaron Quito antes de la llegada de los incas y de los españoles.

Durante La matanza, la calle García Moreno se llenó de danzantes y músicos. Valencia comentó que este ritual es un acto simbólico que les permitirá ver de frente a sus dioses después de un yugo de 550 años.

Después de La matanza, los cabecillas de las siete yumbadas se reunieron en la Iglesia de la Merced. Según sus creencias, aquí reposa una piedra que fue traída desde la Isla de la Plata que tiene la imagen de la diosa Umiña (Virgen de La Merced).

Para los yumbos, esta Virgen fue la encargada de liberar al país del dominio español a inicios del siglo XIX. “Antonio José de Sucre -dice Valencia- le pidió a la Virgen de La Merced que lo ayudara a liberar estas tierras, como ofrenda Sucre le entregaría su espada. Por esta razón la Virgen es la patrona de las Fuerzas Armadas”.

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