La Catedral de San Jacinto, en Yaguachi, es ícono del su legado religioso. Foto: Mario Faustos / EL Comercio
En Cone, parroquia del cantón Yaguachi, hablan abiertamente de su herencia montuvia. No se avergüenzan. Oswaldo Torres, secretario de la Tenencia Política de esa localidad, dice que no se ofenden con el término, más bien es un orgullo que llevan en el pecho, con cada salida al campo para realizar sus faenas diarias.
Torres cuenta que el sector es netamente agrícola, dedicado a cultivos de ciclo corto. En los 25 recintos que los rodean se siembran arroz, banano, caña de azúcar y cacao. Es una población pequeña, con unos 12 000 habitantes, sumando todos sus recintos.
Uno de los principales puntos de encuentro en el poblado es la Asociación Agrícola 19 de Agosto, gremio de montuvios y campesinos que organizan actividades para recaudar fondos y resolver asuntos inherentes a la parroquia.
El martes pasado, la sede de la Asociación, en el centro de Cone, estaba cerrada. Los dirigentes habían ido a Yaguachi, para disfrutar de las fiestas en honor al Patrono de la ciudad, San Jacinto, que se celebra desde el 14 hasta el 16 de agosto, con una feria al aire libre, en el parque central.
Los poblados están separadas, aproximadamente, por 12 kilómetros y una carretera de segundo orden, con dos carriles, rodeada de sembríos de arroz, soya… Sin embargo, están unidos por su historia.
Inicialmente Yaguachi se ubicaba en el actual territorio de Cone, hasta el incendio que se suscitó en mayo de 1841. Eso obligó a que el poblado se mudara. De allí que Cone también es conocido como Yaguachi Viejo, en la geografía nacional.
Antonio Contreras, habitante de Cone, cuenta que estas poblaciones son hermanas. Él acude todos los años a las fiestas de Yaguachi, para comprar dulces y escuchar la misa que realiza en la Catedral de San Jacinto, principal atractivo turístico de la ciudad.
Este año se instalaron cerca de 400 puestos. Los vendedores eran principalmente de la Sierra. Otavaleños, ambateños, quiteños y cuencanos ofrecían sus productos, que iban desde dulces hasta ropa y utensilios del hogar.
Mariana Salazar es oriunda de Latacunga. En su puesto había dulce de higo, chumbeques, bizcochos, roscones… Ella ha vendido sus productos desde hace 42 años en la feria y dice que además aprovecha el viaje para visitar a sus familiares que residen en el lugar.
Al igual que ella, Patricio Toctaquiza, de Ambato, ofrece membrillos y majares. Él tiene una casa en el recinto Vuelta Larga, cercano a Yaguachi, donde se queda durante las fiestas. Dice que en la feria puede ganar hasta USD 70 diarios en las ventas.
Toctaquiza aprovecha para poner verlas y rezar a la imagen de San Jacinto, durante su estancia en Yaguachi. En los 20 años que tiene vendiendo en la feria, escuchó a los lugareños que el santo les ayudaba a tener buenas cosechas.
El historiador Raúl Sánchez cuenta en su libro ‘Una visión histórica San Jacinto de Yaguachi’, que la devoción por este santo se dio aproximadamente desde 1700, con la llegada de un maderero peruano, que traía consigo un lienzo de algodón con la imagen del santo.
El maderero acostumbraba a viajar desde Guayaquil a Yaguachi Viejo. Cuando llegaba sacaba la pintura y junto a los pocos moradores del sector, se arrodillaba a orar. Cuando se iba guardaba el lienzo, pero desaparecía inexplicablemente. Minutos después lo encontraban colgado en un árbol de pechiche.
Como muestra de la hermandad entre Yaguachi y Cone, todos los 19 de agosto realizan una cabalgata desde la cabecera cantonal hasta el centro de la parroquia. Según Torres, cada año asisten cerca de 500 jinetes, provenientes de otras ciudades montuvias como Daule, Jujan, Babahoyo…
Esta cabalgata también sirve para recordar la Batalla de Cone, donde el Batallón Yaguachi, al mando de Antonio José de Sucre, se defendió de una avanzada peruana, el 19 de agosto de 1821.