IT-Empresarial llegó en junio del 2016 y ha invertido más de USD 1 millón. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
La oferta de una ciudad inteligente, en donde las empresas puedan innovar, potenciar sus emprendimientos y hacer negocios aún no es una realidad en Yachay. De cinco firmas tecnológicas que abrieron sus oficinas en este complejo, ubicado en Urcuquí (Imbabura), solo tres continúan.
Se trata de Athos, de Brasil; IT-Empresarial, de Ecuador, especializadas en desarrollar software, y la firma nacional Impresoras 3D, que fabrica máquinas de control numérico por computadora e impresoras especiales.
En el 2014, René Ramírez, exsecretario de Educación Superior, vendió la idea de una urbe que iba a ser centro de investigadores e importantes firmas nacionales e internacionales para desarrollar con los sectores público y privado el primer parque tecnológico del país.
La zona de desarrollo económico tendrá dos espacios en Yachay. Fuente: Yachay EP
Tres años después, la falta de servicios básicos, laboratorios especializados, etc. alejaron a compañías interesadas como Toyota, que se retiró, tras finalizar un convenio de cooperación técnica. Esta iniciativa fue para poner a prueba los autos eléctricos COMS. Este proyecto buscaba desarrollar a futuro planes de movilidad ecoamigable. El acuerdo se cumplió entre abril 2015 y abril 2017.
El anuncio de inversiones de compañías como China Telecom, dedicada al desarrollo de tecnologías de la información y comunicación, y Red Tech, que ofreció fabricar los primeros autos eléctricos ecuatorianos, no se concretó. Esto, a pesar de que representantes de esas empresas firmaron memorandos de entendimiento con las anteriores autoridades de Yachay Empresa Pública. Este Diario buscó la versión de Ramírez, pero estaba fuera del país.
En el edificio de Transferencia de Tecnología 1 (TT1), que aún no está terminado, operan Athos e IT-Empresarial, su personal no tiene parqueaderos, los ascensores no funcionan, las redes de agua y alcantarillado, al igual que las calles, aún están en construcción.
Es una molestia permanente, asegura Vivian Quintela, directiva de Athos. Recuerda que tenían previsto abrir su primera sucursal en Chile. Pero tras la visita del expresidente Rafael Correa al parque tecnológico de São José dos Campos (São Paulo), en el 2013, consideraron a este proyecto como el mejor, por las exoneraciones arancelarias, la concentración de firmas tecnológicas y servicios que ofrecían.
Héctor Rodríguez, exgerente de la empresa pública Yachay, también explicó a la Comisión de Educación de la Asamblea, en septiembre pasado, que en este edificio y el de Transferencia Tecnológica 2 (TT2) ya podrían funcionar oficinas o aulas. “Únicamente faltaba la electrificación para el componente de ascensores y aire acondicionado, un asunto que no impide su uso”. Además, indicó que se cumplieron todas las observaciones de Contraloría e instó a los directivos de Yachay EP a que cobrasen garantías de los contratos de diseño y fiscalización.
La semana pasada, el contralor subrogante, Pablo Celi, fue al sitio a constatar los problemas y se prevé que el informe final con las observaciones esté listo en los próximos días.
Athos llegó en octubre del 2016 a este sitio y en su primer año invirtió USD 170 000 en muebles, equipos y accesorios para fabricar software de pequeños y medianos negocios. Actualmente, tiene 45 clientes entre panaderías, ferreterías, supermercados, etc., en Imbabura. Laboran con siete personas en Yachay y tres en Quito. En tres años planea invertir USD 500 000 en total.
Tenían previsto desarrollar sus productos y servicios en Yachay, pero ahora analizan expandirse a Guayaquil y Cuenca y luego a Colombia y a Perú, asegura Luis Arrada, otro funcionario. Lo que más preocupa a estos ejecutivos es la inseguridad jurídica. “No tenemos ni un contrato de arrendamiento de la oficina de 152 m². Solo la promesa de que nos cobrarán USD 1 por cada metro”. El inconveniente es que Yachay EP no tiene un acta de entrega recepción del edificio y el contrato de construcción con la firma Conecuakor se terminó unilateralmente, según el gerente, Jorge Martínez.
IT-Empresarial, que desarrolla software para el grupo farmacéutico Farma Enlace, tampoco ha cancelado el arriendo desde el 20 de junio del 2016, por la misma razón. Ha invertido más de USD un millón en mobiliario y desarrollo tecnológico.
Su gerente, Dennis Criollo, asegura que la mayoría de los 35 profesionales llegó por la propuesta. Hasta ahora, no han trasladado su servidor, porque la calidad de energía no es la adecuada. Esta compañía acogió a pasantes de la Universidad Yachay Tech y del Instituto Tecnológico 17 de Julio, que funcionan allí. Igual situación afronta Impresoras 3D, según su titular Rodrigo Vaca.
Estas empresas tecnológicas y otras nueve de agroindustria, avicultura y agroturismo, instaladas en Yachay, también se interesaron en el proyecto con el fin de ser operadoras de la Zona Especial de Desarrollo Económico (ZEDE). Ninguna ha sido acreditada en este destino aduanero, asegura Martínez. Tampoco se han beneficiado, entre otras cosas, de la reducción del 5% de impuesto a la renta, tarifa 0% de IVA en importación de bienes de capital y materias primas, exención de aranceles de mercancías extranjeras. Ni siquiera hay una oficina de Aduana, que permita simplificar los procesos para traer componentes de afuera, añade Vivian Quintela.
Para Martínez, el problema es que se vendió la idea de una urbe con beneficios arancelarios y con servicios e infraestructura que aún no existen. Primero es necesario volver viable
el proyecto con todo esto.
El segundo punto es replantear la dimensión de la ZEDE hasta diciembre próximo, según la demanda y las posibilidades de ofrecer servicios de calidad, pues la extensión de
4 400 ha es muy grande.
La nueva propuesta es que existan dos espacios ZEDE: uno de 120 ha, en donde están los edificios TT1 y TT2, y otro en donde iba a operar Enfarma EP, que está en liquidación.