Las vacaciones están por terminar en el régimen Sierra y con ellas las largas horas de sueño, el ocio y la alimentación a cualquier hora. Por eso, para que el retorno a clases no se vuelva una tortura, los niños deben retomar poco a poco algunos hábitos y horarios.
Gabriela Carrera, psicóloga educativa, recomienda hacerlo con el tiempo suficiente de anticipación al inicio de clases. En este sentido hay que considerar que el próximo 6 de septiembre se iniciará el nuevo período escolar en los planteles educativos de la Sierra y de la Amazonía.
Para el psicólogo Jaime Peña, tres son las actividades básicas que hay que retomar: el ajuste en el horario de dormir y despertar, las cinco comidas al día y los repasos escolares diarios.
Estos hábitos son los que, generalmente, cambian durante el período vacacional.
Un ejemplo es Emily Morales (en el centro de la primera foto), de 6 años, quien va al segundo de básica en la escuela Lev Vigotsky, en Quito. En vacaciones no repasó ninguna materia, ni la de inglés que es su preferida.
Su madre, María Heredia (a la izq. de la foto), comenta que con los viajes y actividades de la temporada resultó difícil marcar una rutina de estudio.
Lo único que ha logrado mantener son los horarios de sueño. “Se duerme entre las 20:00 y 21:00 y se despierta entre las 06:00 y 07:00”.
Esta práctica también la tiene su hermana Valery, de 3 años, quien va a prebásica.
Ambos especialistas coinciden en que los padres de familia deben usar la motivación para generar gusto por ir a la escuela.
Frases como “ya vas a un nuevo año, vas a aprender mucho más”, son útiles, dice Carrera.
Otra manera es involucrarlos en la compra de los útiles, de la mochila y uniformes. El ver sus cosas les causará emoción.
Peña anota que los hábitos deben ser permanentes y no cambiarlos en las vacaciones. Asegura que lo que se fomenta desde la niñez perdurará hasta la edad adulta. “Ser organizados influye positivamente durante toda la vida, incluso en lo profesional”.
Por ello, señala, que ir a la escuela no debe ser tomado como un castigo o una obligación, sino como motivo de alegría. “El estudio es parte de la vida”.
45 minutos de repaso son suficientes
Si bien las vacaciones son un tiempo de descanso y recreación, no se deben dejar de lado los repasos escolares.
Si se los descuida, el estudiante puede tener problemas en el inicio de clases.
El repaso hay que retomarlo en los últimos días antes del regreso a clases.
No hay que introducirlo como una imposición, sino se debe buscar el modo de que los niños disfruten de su tiempo de trabajo. El repaso no debe torturar o cansar a los niños. El objetivo es que retomen las herramientas aprendidas durante el año escolar anterior y que refuercen sus conocimientos.
La motivación juega un papel determinante. Por ejemplo se les puede comprar cuadernos de verano, en los cuales realicen ejercicios, dibujos, escritura, etc. Luego el padre o madre revisarán y otorgarán un premio en reconocimiento por el esfuerzo.
Los repasos no necesitan ser diarios, pero sí permanentes.
El tiempo de repaso recomendado está entre los 45 minutos y una hora. Es preferible hacerlo pasando un día. Poner énfasis en las lecturas.
El padre de familia debe acompañar en este proceso. No enviarlo como una orden u obligación sino participar en el repaso. Este no debe ser improvisado sino metódico y siempre dirigido por un adulto.
Usar métodos didácticos y lúdicos en los repasos para no aburrir o cansar al niño. Entre ellos juegos, sopas de letras, dibujos, cuentos, etc.
Destine un espacio exclusivo para el estudio. No en la sala, el dormitorio y peor la cocina. Para motivar al estudiante puede ponerle un nombre como la esquina del conocimiento.
La iluminación en el sitio de estudio es importante. Esta permitirá una buena captación de los estímulos, es decir de las letras. Además favorece a la vista.
Fijar una rutina de repasos. Es preferible que los horarios sean diferentes a los de la escuela. Es decir si estudia en la mañana que los repasos sean en la tarde. De esta manera crea hábitos que le servirán en clases.
Vigilar que el niño mantenga una buena postura (sentado con la espalda recta). Si estudia recostado se dormirá y puede causa problemas en la columna.
Retomar las 5 comidas y sus horarios
La alimentación es un aspecto que se descuida bastante durante las vacaciones. Es la época en la que se permite golosinas, ‘snack’, comida chatarra y en cualquier horario.
Dejar estos hábitos poco saludables no es una tarea fácil. Por ello la primera recomendación es que los padres conversen con sus hijos y les expliquen que se van a hacer ciertos cambios y que necesitan su colaboración y comprensión.
Si los niños están conscientes de lo que sucede, aceptarán con facilidad esos cambios.
El segundo paso es regresar a una rutina sana y nutritiva de dietas. Este tiene que ser un proceso paulatino, por lo menos con dos semanas de anticipación. La rutina de alimentación debe contener las cinco comidas al día en sus respectivos horarios. Advertir a los niños que hay que respetarla y no ingerir alimentos entre comidas.
Otro consejo es que se consulte a doctores sobre la dieta.
El segundo refrigerio es adecuado servirlo entre las 16:00 y 16:30. El menú debe ser liviano, puede contener frutas o yogur.
La merienda, ingerirla entre las 18:30 y 19:00. No se aconseja pasadas las 20:00, porque puede alterar el sueño.Preferir alimentos nutritivos (sin grasas) que los ayuden a descansar mejor por la noche.
Elaborar un menú semanal. Este le permitirá estar consciente de los alimentos que brinda al niño y variar para no cansarlos.
El almuerzo es preferible servirlo entre las 12:30 y 13:30 horario en que, generalmente, llegan de clases. No permitir que los niños ingieran otros alimentos antes
del almuerzo.
El primer refrigerio debe tomarlo entre las 10:00 y 10:30, hora en la que los niños salen al recreo. Ofrecerles productos que les enviarán en las loncheras.
En estos días, el desayuno debe servirse entre las 07:00 y 08:00. El menú incluye lácteos, cereales y fruta. Acostumbre al niño a desayunar, la primera comida del día es determinante en su desarrollo y aprendizaje.
Retomar las cinco comidas al día: desayuno, refrigerio, almuerzo, refrigerio de la tarde y merienda. Tener un horario fijo, evitar comidas fuera de horarios.
Los niños escolares necesitan dormir por lo menos ocho horas
Los niños necesitan, al menos, ocho horas de sueño cada noche.
Por salud es importante cumplir con ese requerimiento. La falta de sueño puede incidir en el desorden de atención y problemas de aprendizaje.
En las vacaciones , por lo general, se acostumbra prolongar este tiempo. También los horarios se modifican, se suelen acostar muy tarde y despertarse a media mañana.
El levantarse temprano resulta una de las causas para no querer ir a la escuela.
Para evitar este problema, Jaime Peña aconseja terminar con los malos hábitos de quedarse despiertos hasta tarde y volver a acostumbrar a los niños a ir a la cama más temprano.
La adaptación a la nueva rutina no debe ser concebida como una obligación o castigo. No debe convertirse en un trauma. Al contrario hay que fomentar en el niño un concepto de disciplina, insiste Gabriela Carrera. “El cariño y paciencia son la clave”.
La hora de ir a la cama debe ser más temprano. Lo recomendable es entre las 20:00 y 21:00. Esto les posibilitará también despertarse pronto.
Acostumbre a levantarse en la mañana entre las 06:00 y 07:00. Así se irán preparando y no les costará trabajo despertarse y alistarse para retornar a las clases.
Limite las horas de televisión en la noche. Esta es una de las causas por las que se trasnochan, no descansan lo suficiente y por lo que no quieren despertarse temprano.
El ambiente deber ser silencioso y cómodo para que los niños puedan dormir. Retirar de las habitaciones radios, televisores, videojuegos o cualquier aparato que los distraiga.