La versatilidad de un material tradicional en obras modernas

El ladrillo rojo es el más común; se emplea para crear una estética vintage o tradicional. Melbourne Vernacular Project - Nikole Ramsay

El ladrillo rojo es el más común; se emplea para crear una estética vintage o tradicional. Melbourne Vernacular Project - Nikole Ramsay

El ladrillo rojo es el más común; se emplea para crear una estética vintage o tradicional. Melbourne Vernacular Project - Nikole Ramsay

Estos bloques son uno de los principales recursos para que la arquitectura se sienta más cálida y acogedora. Durante años, este material ha estado presente en una diversidad de construcciones y ha evolucionado en su forma, ­tamaño y acabado.

Los ladrillos son muy empleados en las fachadas y muros de las construcciones con un aire rústico y campestre.

Su variedad de colores -entre el tradicional rojizo, el marrón, el blanco y el negro- los convierte en un recurso ver­sátil que se destaca en los espacios interiores.

Este material tiene más de 11 000 años de historia. Se elabora a partir de la cocción a una determinada cantidad de grados en un horno cerámico. Para su fabricación se utilizan arcillas y áridos, de ese modo su terminación resulta similar a la del pavimento de gres.

La arquitecta Joseline Córdova sostiene que el ladrillo visto ha vuelto con fuerza a las construcciones actuales.

No solo como revestimiento exterior sino en espacios interiores. La especialista destaca las características de dureza y resistencia al desgaste frente a otros materiales, por lo que son perfectos para cualquier estancia.

Entre los colores más habituales están el rojizo, el blanco, el beige y los marrones.

En este sentido, los tonos pueden variar según la ubicación, los materiales locales, las técnicas de horneado y más.

De acuerdo con el portal Arch­daily, la mayoría de los ladrillos se quema en varios tonos de rojo: a medida que aumenta la temperatura, este tono puede progresar de rojo oscuro a púrpura, marrón o gris.

En cambio, los ladrillos rosados son, por lo general, el resultado natural de un alto contenido de hierro, mientras que los ladrillos blancos denotan un alto contenido de cal.

El ladrillo también se puede pintar o teñir para cambiar su color original. Este procedimiento se utiliza, sobre todo, para elaborar ladrillos blancos y negros.

Además, esta técnica ayuda a enmascarar la textura natural del material, que puede ser útil para los arquitectos que buscan un diseño más limpio o elegante.

En cuanto a su aplicación, debido a su capacidad para adaptarse a cualquier espacio, no solo se limita a áreas sociales o exteriores como zona BBQ o porches, ahora se emplea en dormitorios, cocinas, baños y recibidores.

La especialista señala que este material perdura y es muy útil en los espacios interiores porque brinda calidez. Una ventaja es que es un material idóneo para el control térmico y acústico.

Bajo esa idea, en la actualidad los avances en el uso del ladrillo se enfocan en mejorar su resistencia y ampliar su utilidad, para ir más allá de colocarlo en la pared.

Otra ventaja del material es que se ajusta a varios estilos, como el rústico, industrial, clásico y moderno, todo depende de los elementos de decoración y otros materiales con los que se combine. Por ejemplo, para una sala tipo industrial, el ladrillo es esencial. Este puede combinarse con mobiliario de madera, metal en tono negro y detalles vistos en grifería.

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